San Manuel Bueno, mártir: La Fe y la Inmortalidad
San Manuel Bueno, mártir, publicada en 1931, es una obra que narra algunos de los problemas que más preocupaban a su autor, Miguel de Unamuno. El problema central de la “nivola” es la religión, la cual Unamuno identifica como una necesidad de las personas por el miedo a la incertidumbre de lo que hay después de la muerte y el ansia de inmortalidad. Esta percepción de la religión es lo que llevaba al sacerdote don Manuel a engañar a todo el pueblo, ya que prefería que vivieran ignorantes a infelices. La obra relata la vida del sacerdote don Manuel, Ángela y su hermano, Lázaro, tras el regreso de Ángela al pueblo Valverde de Lucerna. Unamuno utiliza el perspectivismo, escogiendo a Ángela como narradora testigo. Al pertenecer al subgénero nivola, no está centrada en las discusiones ni en la historia, y la obra es usada como medio para expresar las inquietudes filosóficas y teológicas del autor, que requiere de un lector que sea capaz de interpretar el significado que intenta transmitir. La presencia del diálogo también es fundamental, debido a la importancia de las ideas y opiniones de los personajes. En conclusión, es un libro que critica a la religión y que es tan potente que puede llegar a causar confusión hasta en nuestras creencias más fuertes, como lo puede ser la religión.
Nada: La Cruda Realidad de la Posguerra
Nada (1940-1974) es una obra narrativa escrita por Carmen Laforet y ubicada dentro de la literatura de posguerra de los años cuarenta. Su corriente literaria es el tremendismo, movimiento caracterizado por la crudeza en la narración y la trama. El tema principal de la novela es el pesimismo, la liberación de la mujer y las consecuencias de la guerra, centrados principalmente en el lugar donde vive Andrea y sus parientes. La novela sigue la historia de Andrea al llegar a Barcelona a la casa de sus abuelos y los acontecimientos producidos durante su año de estancia.
El ambiente de la casa de Aribau va a estar caracterizado por las fuertes peleas entre los tíos de Andrea, la pobreza, el hambre y la opresión. Pero también se va a mostrar un escenario distinto, que irradia esperanza y libertad para Andrea, como la universidad, la casa de sus amigos, el mar y Barcelona en general, excepto su casa. Los personajes principales son Andrea, Román, Juan, Angustias, Gloria, la abuela y Ena. La autora da las descripciones de los personajes. Sin embargo, las características de estos se dan progresivamente a través de los diálogos o las opiniones de Andrea. La estructura de Nada es lineal y avanza según el proceso de crecimiento y maduración de Andrea, siguiendo un orden cronológico. El espacio narrativo es realista porque sitúa todo el relato en Barcelona y sus calles. La obra está escrita en primera persona protagonista, lo cual es esencial para comprender los acontecimientos y pensamientos de Andrea debido a que, por el ambiente hostil en el que se encuentra, se aleja y pasa a ser una mera espectadora de lo que sucede en su casa. En conclusión, a pesar de que es una novela de posguerra, la destreza y habilidad que tuvo Carmen Laforet para plasmar una situación tan controversial y luchar contra la fuerte censura de la época, hace que sea un libro en el que puedes llegar a sentirte identificado.
Los girasoles ciegos: La Memoria de la Guerra Civil
Los girasoles ciegos (1974 hasta la actualidad) es una colección de relatos escritos por Alberto Méndez en 2004, ambientados en el periodo de la Guerra Civil y principios de la dictadura. La obra se sitúa en la corriente literaria de la novela histórica, la cual pone de manifiesto la tradición y acontecimientos sucedidos en la historia de España y que, durante el franquismo, por la censura, fue imposible publicarlos. El tema principal de la obra es la derrota, independientemente del bando, ya que, en una guerra entre humanos, todos son perdedores. La obra consta de cuatro relatos:
- La primera derrota: 1939 o si el corazón pensara dejaría de latir
- La segunda derrota: 1940 o manuscrito encontrado en el olvido
- La tercera derrota: 1941 o el idioma de los muertos
- La cuarta derrota: 1942 o los girasoles ciegos
Cada uno de los relatos tiene sus propios protagonistas y personajes. Sin embargo, a medida que avanza la obra se descubre que algunos relatos tienen relación con otros. La narración es muy diversa, aunque predomina el narrador omnisciente y la narración en primera persona mediante cartas o como autobiografía. No obstante, el cuarto relato destaca en riqueza narrativa al tener tres narradores. Los aspectos de la obra también son variados; existen espacios urbanos y rurales, además de espacios abiertos y cerrados. Finalmente, la obra destila sensibilidad y respeto por ambos bandos, por las circunstancias de cada cual que los obligaron a hacer lo que hicieron. Pero, sobre todo, aboga por la libertad y por hacer un homenaje a la memoria de todos los que cayeron y murieron por amor a los suyos.