Tendencias de la Novela Española: Desde el Realismo hasta la Generación del 98

La Novela Anterior a 1939

En la novela anterior a 1939 se dan cuatro tendencias principales:

  1. Realismo y Naturalismo del Siglo XIX: Perviven escritores realistas y naturalistas del siglo XIX como Pérez Galdós (El abuelo), Blasco Ibáñez (Cañas y barro) y Pardo Bazán (La sirena negra). Estos autores representan la novela antigua, con una cierta relación entre ellos.
  2. Novela Burguesa: Un grupo de autores intenta perpetuar la novela burguesa del siglo XIX, como Felipe Trigo.
  3. Generación del 98: Un tercer grupo, la Generación del 98, intenta la renovación de la novela, pero con características propias.
  4. Vanguardias: Aunque no se menciona en el texto original, es importante destacar la influencia de las vanguardias literarias en la novela de este periodo, que buscaban romper con las formas tradicionales y experimentar con nuevas técnicas narrativas.

La Novela de la Generación del 98

Los escritores del 98 rompieron con la novela realista y naturalista porque ya no les satisfacía la reproducción exacta de la realidad, sino más bien la forma en la que la realidad se refleja en el individuo, lo que hacía que esta realidad estuviera interiorizada y subjetiva. Es muy respetada la influencia de Pérez Galdós, la cual se aprecia más fácilmente en Pío Baroja.

La subjetividad da entrada a una temática nueva. El grupo del 98 utiliza un lenguaje literario específico y unas nuevas técnicas narrativas que anticipan los grandes logros de los grandes innovadores europeos.

Los principales representantes al principio eran Azorín, Baroja y Maeztu, y más tarde, Unamuno, Machado y Valle-Inclán.

Sus descripciones son muy subjetivas. Prefieren los paisajes castellanos, reflejando su preocupación por Castilla y por la esencia de España, aunque ninguno de ellos era castellano. Intentaban poner en relieve los aspectos más característicos en los que los perfiles son difuminados. A través de esos paisajes llegan a una valoración intrahistórica, convirtiéndose en su tema preferido.

Es fundamental el tema de España debido a los desastres que se sucedieron (pérdida de las colonias). Sienten un gran amor hacia España, por eso critican todos los males del país. Adoptan actitudes paradójicas y contradictorias.

También los temas eran aquellos propios del modernismo, como la crisis de los valores, la crisis de la cristiandad, etc. En cuanto a la innovación, su aportación es muy importante, ya que sirvieron de ejemplo a grandes narradores europeos.

Azorín

Azorín resta importancia al argumento, que se convierte en un pretexto para hilvanar una galería de personajes o ambientes. Refleja preocupación por la vida, el tiempo y la muerte. Los personajes nunca son estudiados en profundidad. Para expresar todo esto, lo hace con un lenguaje consustancial con su forma de ver la realidad. Esta forma de ver la novela se advierte en sus mejores obras: La voluntad, Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo.

Valle-Inclán

Valle-Inclán, lo mismo que en la poesía y el teatro, innovó en la novela. Se observa una evolución partiendo de las Sonatas hasta el esperpento, su máxima aportación técnica a la novela. En sus novelas esperpénticas aparecen personajes grotescos, deshumanizados y caricaturescos. Su técnica tiene contacto con el impresionismo. Sus principales obras son: Tirano Banderas, La corte de los milagros y ¡Viva mi dueño!.

Unamuno

Unamuno cultivó la novela con mucha intensidad. Era consciente de que las novelas que él hacía eran diferentes, por eso las bautizó con el nombre de nivola. Muchas de sus peculiaridades coinciden con tendencias innovadoras de la novela contemporánea.

En primer lugar, Unamuno renuncia a una de las convenciones de la novela tradicional, el argumento, y omite el desenlace. Para él, la verdadera novela no tiene final.

En segundo lugar, en sus nivolas son muy escasas las descripciones paisajistas. Unamuno escribe libros de paisajes, pero fuera de la novela. Son muy peculiares las descripciones de sus personajes, ya que nunca son físicas sino vitales. Sus personajes son auténticos agonistas que expresan la problemática interior del propio Unamuno.

En tercer lugar, la novela para Unamuno no tiene reglas fijas, y por ser un reflejo de la vida tiene que ser libre y variada. En ella es muy importante el lector, para que sea un lector-actor. Para esto son muy importantes los diálogos, a través de los cuales muestran las diferentes formas de ver la vida y favorece la intervención del personaje.

Es muy importante el tema de la personalidad. Se acerca así su novela a la biografía, concebida de una forma existencial. Su novela no es filosófica o intelectual, sino que pretende ser realista, refleja la realidad como él la ve y la vive. Esto no va en contra de la oposición de los del 98 a la novela realista.

Por otra parte, en el tema de España, tuvo una postura que fue cambiando a lo largo de su vida y fue muy contradictoria. El sentimiento trágico de la vida fue uno de sus temas principales, que es la lucha continua entre la fe y la razón. Decía que necesitaba la inmortalidad para vivir la vida pasajera, la persistencia indefinida de una conciencia individual y que sin la fe no podía vivir. Una de sus obras principales en las que se ven todas estas características es San Manuel Bueno, mártir.

Pío Baroja

Pío Baroja es el único novelista integral del 98. Defiende la novela como un género invertebrado y uniforme, abierto a todas las posibilidades de la vida. Rechaza la existencia de normas y exige una libertad absoluta a la hora de crear. Para él, la espontaneidad es fundamental, pues cree que la capacidad para crear una novela es un don y no puede ser sustituido por el conocimiento de técnicas literarias.

Piensa que la novela ha de basarse en una observación cuidadosa de la realidad. Está inmerso en la tradición realista, pero se separa porque él no pretende ser objetivo. Esto lleva a una construcción sencilla de la novela, no pretende innovar. Muchos de sus personajes nacen de la evolución ideológica de otros personajes. Ello contribuye a crear un mundo social enorme en su novela. No pretende adentrarse en el alma.

En sus novelas son importantes los diálogos que intentan superar el tiempo lento del relato, aportando dinamismo a la acción. En sus novelas predomina la acción. Sus personajes son inquietos, inadaptados, hombres de acción que van de un lugar a otro movidos por la aventura o por la angustia vital para huir del aburrimiento y del pesimismo.

Escribió muchas novelas que las unió en trilogías, aunque no tuvieran nada que ver, como por ejemplo La lucha por la vida, que contiene La busca, Mala hierba y Aurora roja.

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