Luces de Bohemia: Un Espejo de la Sociedad
Luces de Bohemia es una obra en la que aparecen más de 50 personajes, procedentes de todas las clases sociales, culturales y morales. Este hecho se comprende si entendemos como la intención última de Valle-Inclán la denuncia de una sociedad en absoluta decadencia, dentro de los cánones del 98: la denuncia de una situación histórica, social y política dominada por la **corrupción política**, el **hambre** y la **decrepitud moral** de la sociedad.
Tratamiento de los Personajes: Entre la Caricatura y la Compasión
Los personajes de esta obra son tratados con diferentes criterios. Si bien la mayoría se ven reflejados a la manera **esperpéntica** que esta obra (siguiendo un camino que pasa por las propias Sonatas o las Comedias Bárbaras, o Divinas palabras) inaugura oficialmente, como caricaturas reflejadas en espejos deformantes (según la consabida explicación del propio **Max Estrella**, protagonista de la obra), otros parecen pasearse por las nocturnas calles madrileñas y sus recovecos, sus antros o sus comisarías, a la tenue luz de la cariñosa mirada del autor. Frente a la imagen del traidor don Latino, del truhán Zaratustra, los modernísimos modernistas, o el indolente Ministro, aparecen mirados con otro criterio el niño muerto y su madre angustiada (en una escena entre trágica y patética), el obrero anarquista o el redactor del periódico.
Realidad y Ficción: Un Juego de Espejos
Igualmente, sobre los personajes hay que hablar, sin lugar a dudas, de la relación entre la realidad y la ficción. Valle-Inclán mezcla, qué duda cabe, voluntariamente, personajes reales con personajes de ficción y con personajes reales sometidos al filtro de la ficción en forma de pseudónimos o de *alter ego* de algunos personajes reales que Zamora Vicente, a lo largo de sus magníficas investigaciones sobre los personajes y la obra, ha ido destapando para los lectores. Y así, junto a Rubén Darío, aparecerán pseudónimos como el del propio **Max Estrella** (encubridor del poco conocido y menos reconocido por la historia de la literatura **Alejandro Sawa**), el de Zaratustra (que esconde la figura del editor Gregorio Pueyo) o Soulinake (*alter ego* del en la época conocido autor de origen extranjero Ernesto Bark). Y junto a ellos el mismísimo Marqués de Bradomín, personaje literario de las Sonatas de Valle (frivolidad que el propio Valle se permite en diálogo con el insigne Rubén Darío).
Max Estrella y Latino de Hispalis: Dos Caras de una Misma Moneda
Pero de todos los personajes, sin lugar a dudas, son **Max Estrella** y **Latino de Hispalis** los que mejor retratados quedan en esta tragedia (acaso antitragedia, como ha sido definida por algunos críticos).
Max Estrella: Un Héroe Trágico y Contradictorio
**Max Estrella** es un personaje complejo, de difícil análisis, que llega incluso a la contradicción. Es descrito con nobleza, con grandilocuencia, tanto por las acotaciones del autor (plásticas y descriptivas muchas de ellas, a la par que literarias), como por los propios parlamentos del personaje. La propia ceguera de Max, más allá de la simple identificación con el personaje real de **Alejandro Sawa**, lo iguala al mismísimo Homero. Será testimonio ciego (¿cómo la justicia?), de la injusticia social, de la corrupción de la clase política, de la degradación de la sociedad, de la falta de reconocimiento de sus contemporáneos en lo literario. En este sentido parece producirse en Max una cierta evolución, que va de lo personal (su mala condición económica y su enclenque salud) a lo social, colectivo, general, que lo conducirá a la muerte. Parece confesar, ante el obrero catalán, su mala conciencia por la despreocupación social. Hay, en este encuentro, una definición de la evolución del personaje, que, poco a poco, va entrando en la consideración social y política, pasando de lo propiamente artístico y estético, característico de la bohemia, a la toma de conciencia ideológica que lo acerca a las consideraciones anarquistas del obrero catalán. Y, a pesar de ello, se trueca egoísta de nuevo al consentir la ayuda económica de su antiguo amigo y hoy ministro, quien le ofrece, en una escena entre lo grotesco del asunto y lo tierno de la consideración de la antigua amistad, una paga vitalicia. Esta es una de las contradicciones del personaje, así como, quizás, su dejación de funciones familiares, consintiendo la muerte de su mujer e hija.
Valle trata a Max con la misma perspectiva deformante y **esperpéntica** (mirando a su personaje desde el aire, como inferior al autor, según la teoría expuesta por el propio Valle al comparar las tragedias de Homero, con héroes superiores al autor, las de Shakespeare, al mismo nivel del autor o las suyas propias, por debajo del autor). Y así pasará por un proceso de degradación personal: engaño de Latino y Zaratustra, encarcelamiento, pérdida de dignidad con el ministro, el robo de su cartera y su ridícula muerte y el patético velatorio.
Latino de Hispalis: La Sombra Esperpéntica de Max
Por otro lado, **Latino de Hispalis** es, quizás, el personaje más **esperpéntico**, siempre en constante caricatura deformada, acompañado de su perrillo siendo él mismo el perro faldero (traidor y vendido al mejor postor, al dueño del hueso más grande). Zamora Vicente nos dice no haber encontrado vínculo con ningún personaje real. Afirma ser un artificio del propio Valle para dar dos caras de la misma manera, a modo de cara oscura del propio Max. Sería una manera de redondear el **esperpento** de la obra, cara y cruz de una sociedad degradada que se retuerce entre la supervivencia personal y la lucha obrera del momento.