Literatura Española de Posguerra: Evolución Poética y Contexto Histórico (1939-1975)

Contexto Histórico y Social de la Posguerra Española

La Dictadura Franquista y sus Consecuencias (1939-1975)

El fin de la Guerra Civil Española en 1939 marcó el inicio de la dictadura de Francisco Franco, que se extendió hasta 1975. Este régimen suprimió derechos fundamentales e implementó una fuerte represión. Los años inmediatamente posteriores a la guerra se caracterizaron por una profunda represión, dolor y hambre. La economía española, ya devastada por el conflicto, cayó en picado.

Tras la Segunda Guerra Mundial en 1945, España quedó aislada del resto de Europa. Sin embargo, en la década de 1950, se produjo una apertura económica con la entrada de España en la ONU y el establecimiento de relaciones con Estados Unidos. La economía comenzó a recuperarse lentamente. El desarrollo industrial provocó una migración masiva hacia las ciudades, y muchos escritores denunciaron los abusos sufridos por la población, a pesar de la estricta censura.

La mejoría económica se sostuvo gracias al turismo y a las remesas de los trabajadores emigrados a otros países. A pesar de estos cambios económicos, la política se mantuvo inalterada. Los partidos políticos lucharon clandestinamente para cambiar la situación. Franco nombró a Juan Carlos I como su sucesor, quien asumió el liderazgo en 1975.

Transición a la Democracia

Con la llegada de Juan Carlos I, se inició la transición hacia la democracia. Se legalizaron los partidos políticos y se convocaron elecciones. Las Cortes redactaron una Constitución y, tras un referéndum, España quedó constituida como una Monarquía Parlamentaria.

Contexto Cultural y Literario

La Guerra Civil también hundió la cultura y la literatura españolas debido a la destrucción y la muerte. Muchos escritores, como Federico García Lorca, Antonio Machado y Miguel de Unamuno, murieron entre 1936 y 1939, al comienzo de la guerra. Otros, como Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas o Rafael Alberti, tuvieron que exiliarse. Los que permanecieron en España tuvieron que soportar la censura de la dictadura. Por este motivo, la poesía española de 1939 puede dividirse en dos vertientes: la literatura del exilio y la del interior.

Poesía en el Exilio

Al estudiar la poesía española de la segunda mitad del siglo XX, es fundamental tener en cuenta a los poetas que se exiliaron tras la victoria franquista. Algunos poetas de la Generación del 27, como Luis Cernuda y Pedro Salinas, crearon una gran cantidad de literatura, caracterizada por una poesía humana, pesimista, angustiosa y desarraigada, que en muchas ocasiones giraba en torno a la patria perdida. Juan Ramón Jiménez, exiliado desde 1914, elaboró una poesía difícil y hermética. Recibió el Premio Nobel de Literatura.

Poesía del Interior

Años 40: Poesía Arraigada y Desarraigada

En la posguerra, la literatura sufrió un aislamiento y una ruptura debido a la rígida censura del régimen. Se crearon dos tendencias principales:

  • Poesía Arraigada: De carácter nacionalista, sin interés por los problemas y la realidad del país. Estos poetas trataban temas tradicionales (amor, religión, paisaje) y empleaban métricas clásicas como el soneto y el romance. Sus poemas fueron publicados en diversas revistas. Ejemplos destacados incluyen a Luis Rosales y Leopoldo Panero.
  • Poesía Desarraigada: Expresaba la angustia y el sufrimiento del hombre, con métricas más libres. En 1944 se fundó la revista Espadaña para publicar estos poemas. Los poetas más relevantes fueron Antonio G., Eugenio de Nora y Blas de Otero, quien más tarde se decantaría por la poesía social. Otero resume el sentimiento de estos poetas en Ángel Fieramente Humano. Dentro de esta tendencia, cabe destacar dos obras fundamentales:
  1. Hijos de la Ira, de Dámaso Alonso: Una obra profundamente renovadora que se aleja del optimismo de la poesía arraigada y expresa angustia y dolor.
  2. Sombra del Paraíso, de Vicente Aleixandre, Premio Nobel en 1977: El mundo se presenta como un paraíso del que el hombre ha sido desterrado. Esta obra da una nueva dimensión a la poesía surrealista.

Años 50: Poesía Social

En 1955, muchos autores se decantaron por la poesía social. Dos libros destacados de esta época son Pido la Paz y la Palabra, de Blas de Otero, y Cantos Íberos, de Gabriel Celaya. En este género, el autor expresa las angustias generales en lugar de las propias, convirtiéndose en «la voz de los oprimidos». El poeta critica la represión política y las injusticias sociales, y la poesía se convierte en un arma política. Blas de Otero hace uso de un lenguaje directo y coloquial.

Años 60: Preocupación Formal y Temas Íntimos

La poesía social cayó en ocasiones en el prosaísmo, lo que se tradujo en una mayor preocupación formal y en la reaparición de temas íntimos y personales. Ejemplos de esta época son Claudio Rodríguez y Ángel González.

Novísimos y Años 70: Ruptura con la Poesía Social

En 1970, José María Castellet publicó la antología Nueve Novísimos Poetas Españoles. En ella se incluyen poetas nacidos después de la guerra, educados en la sociedad de consumo, como Manuel Vázquez Montalbán, Ana María Moix y Félix de Azúa. Tratan temas personales (infancia, amor) junto a temas públicos (sociedad, guerra de Vietnam) y mezclan tonos graves y frívolos, lo que significa su separación definitiva de la poesía social. En cuanto al estilo, buscan la belleza estética y crean una poesía hermética y de difícil lectura.

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