G.g Marquez EATC Estructura y contenido
El contenido: cuenta la historia de amor entre los personajes fermina daza, juvenal urbinos y florentino ariza. A los 13 años fermina conoce a florentico y tras una intensa realcion de cuatro años aquella rechaza a este, mas tarde a los 21 años se casa con juvenal con quien convive durante 51 años. Cuando juvenal muere fermina y florentino retorman su amor a pesar de sus edades 72 y 76 años
. El amor:
sustenta todo el entramado de la historia y justifica cada una de sus paginas. Aparece en todas sus formas posibles con variadas intensidad: – por una parte habalmos del amor idealizado, platónico que comparte en su juventud florentino y fermina. Es el amor de cintura para arriba como lo define uno de los personajes.- por otro lado podemos describir la segunda manifestación emocionla como amor de cintura para abajo. Es esa la clase de amor que llena el vacio de la vida de florentino mientras espera a fermina. Esa espera es amenizada por mas de 600 mujeres con las que florentino mantenía relaciones. Son amores que comparte con juvenil .a discreción, el secretismo y clandestinidad. Ese amor de cintura para abajo también arrastrara el recto y ejemplar doctor urbino hacia Lucrecia mujer que provoca el único episodio de infidelidad del medico. No obstante con el paso del tiempos se convertirá en cariño sincero, necesidad reciproca y dependecia mutua. El amor reflejado por florentino y fermina queda reflejado en las intensas cartas de amor que intercambian durante su juventud. Florentino vuelve a prender la llma del amor en una parja de octogenarios y el marco de una naturaleza también caduca y casi agonica vuelve aquel amor idilico de juventud. También el amor carnal o sexual, el amor de los ancianos se convertirá en un amor eterno.
El cólera :
todo lo enuciado en las palabras anteriores se vive en los tiempos del cólera. En la novela se cuenta como las epidemias de peste asolaban la zona. Pero la región se desangraba sin remedio:- su padre había muero en la epidemia del cólera 6 años antes.- dos niños habían muerto del cólera en distintos lugares de la ciudad.- la visión de los muertos que se hinchaban al sor por todas partes, desde la estación de tren hasta el cementerio. Son muchas las alusiones que podríamos de recoger de esa enfermedad, se llegan a confundir los síntomas de la enfermedad con los del amor, asi el amor y el cólera aparecen como una patología idéntica. Ariza solia insistir que la única enfermedad que había padecido su hijo era el cólera. Pero de todos modos se equivocaba por que el hijo había tenido en secreto 6 blenorragias(enfermedad sexual) pero el medico decía que era siempre la misma. La enfermedad provocaba narrativamente dos hechos fundamentales: – el encuentro de fermina a le que creían enferma de cólera y juvenal.- el viaje sin fin por el rio amparados a la bandera que indicaba que los que ella navegaba habían contraído enfermedad. El termino cólera era referido a ira o enojo, el resto se refiere a la enfermedad epidémica. A continuación son las dos ocasiones aludidas:- la cólera: el amor de fermina y florentino sobrevive a la amenaza ni de la enfermedad si no de la ira de lorezo daza.- la cólera: cuando el cadáver del doctor urbino yace en la mirada de los visitantes, fermina se descompuso en una cólera ciega contra el mundo.
La estructura secuencia, tiempo y espacio:
la novela presenta una construcción horizontal en el contenido, sin embargo la estructura es circular en la forma: el primer capitulo se continua en el sexto cerrando asi la novela.- la primera secuencia narrativa plantea una ordenación lineal de los hechos. Sin embargo hacia el final del capitulo con la aparición de florentino ariza en el velatorio descubrimos que se trata de un comienzo en media res( en medio del asunto)- las 4 secuencias narrativas centrales son una restrospeccion, la mirada hacia el pasado. Tiene un tiempo claramente marcado:- la segunda secuencia comienza la historia.- la tercera secuencia nos cuenta las razones de juvenal y fermina y como llegan al matrimonio.- la cuarta y quinta secuencia seguirán el hilo de los tres vértices de esta historia de amor el camino de sus destinos que une a fermina y juvenal y aleja a florentino.- finalmente la sexta secuencia narrativa retorna la historia donde la dejamos en el primer capitulo.
El tiempo:
en la novela se convierte en el elemonto estructurador de la historia. Debemos diferencial las siguientes dimensiones:- el tiempo interno de los hechos por la ruptura de la linealidad a la que aludíamos. En la realidad el hecho de que llegue a interrumpirse con una visión retrospectiva permite en algunos momentos se realicen anticioacioenes.- el tiempo externo respondería a cuando ocurren los hechos narrados por ejem: al comenzar el capitulo 5 se trata en toda la novela de un tiempo marcado.
Se suceden acontecimientos históricos que anclan la ficción en la realidad, muchos aspectos de la ficción están basados en la biografia del autor. –el tiempo como tema: hay una forma de concebir el tiempo similar en su tratamiento a la que encontramos en otras novelas del escritor como en cien años de soledad se observan algunas diferencias básicas. En cien años de soledad el tiempo no se sucede de forma crononogica el pasado se duplica y se proyecta en el presente y el fututo se convierte en algo que ya sucedió. El espacio recibe un tratamieno similar al del tiempo se configurara como un elemento estructural donde ocurre los hechos. No podemos poner nombre a la ciudad pero si a aquellos lugares que se recorren en los distintos viajes que hacen los personajes:- se adentaron en sierra nevada tras varios días se asentaron en Valledupar y tras meses se fuero a Riohacha donde permaneció medio año.
– también podemos localizar esos puertos del rio magdalena en los que atracan en el viaje final. Los lugares también adquieren una dimensión simbolica. Esta liberación contrastaría con la idea de cotidianeidad rutinaria y convencional que significaría la estancia en tierra: – los viajes a europa supondrá estimulos que acrecientan su verdadera felicidad conyugal.- en cuanto a los viajes por el rio magdalena diremos el primero de ellos lo realiza florentino solo y luego lo repetirá acompañado de fermina, dos viajes idénticos pero con elementos diferenciados. El discurso del narrador es heterodiegetico y clamarante omnisciente como muestran las reflexiones de los personajes.- le parecio una vista rara: la hija enseñando leera la madre.- fue en efecto el fruto de una equivocación clínica. En otros casos prefiere dejar el hecho sin aclaración. A pesar del discurso en 3 persona encontramos varias incursiones del narrador autor a través de la primera persona del plural.- la partida de bautismo fue durante muchos años nuestro único instrumento valido de identificación.- no era para quejarse cuando nosotros empezamos a vivir en paz después de nueve guerras civiles en medio siglo.- el diario del comercio, nuestro periódico tradiciona…
Personajes: 1
El primer aspecto de la creación de personajes: la hipérbole. Es la exageración. -Es hiperbólico el número de personajes: unos 50 personajes con protagonismo en la historia. A estos hay que añadir las numerosas amantes de Florentino Ariza. -El hiperbólico el sistema descriptivo: El narrador utiliza la minuciosidad y el detalle para que nada escape al lector. De este modo los va ensanchando hasta convertirlos en seres de rasgos tan llamativos como exagerados. -García Márquez llega a ponderar de forma tan enérgica a los personajes, que incluso la estructura de la novela gira en torno a dichos personajes. Toda la historia se desarrolla en función de sus etapas vitales, así el amor de Florentino y Fermina configura una novela que mas que acontecimientos, se configura como una novela de personajes. 2 Segundo aspecto: personajes-espacio. Las etapas vitales de los personajes en el amor en los tiempos del cólera se relacionan con los espacios que habitan: -La casa de Florentino: en la época de la ruptura el tenia veintidós años y vivía con su madre, Transito Ariza. Tuvo desde muy joven un negocio de mercería, donde vendía también trapos viejos y camisas como algodón para los heridos de guerra. -La casa de Juvenal Urbino: Era grande y fresca, de una sola planta. El piso estaba cubierto de baldosas ajedrezadas, blancas y negras, desde la puerta de entrada hasta la cocina. La sala era amplia con seis ventanas de cuerpo entero sobre la calle, separada del comedor por una puerta vidriera. -La casa de soltera de Fermina Daza: La casa parecía desde fuera tan destruida como las otras del recinto colonial, pero dentro había un orden de belleza que parecía de otra edad del mundo. Había macetas de claveles en las cornisas y jaulas de pájaros raros en las arcadas, eran tres cuervos. -Otras casas, como las del doctor Lacides Olivilla y su esposa Aminta Dechamps, la de Jeremiah de Saint-Amour, el buque. 3 Tercer aspecto: Los personajes relato. García Márquez hace del personaje el elemento sustentador del relato, ya que la acción se alarga o se acorta en función de la aparición de nuevos personajes o del relato de algunas de sus vivencias. El eje al cual gira la construcción de los personajes es la colectividad. A)La de los DAZA: Fermina Sánchez(madre), Lorenzo Daza(padre), Fermina Daza, la tía Escolástica Daza, el tío Lisimaco Sánchez y la prima Hildebranda Sánchez. B) La de los Urbino: Doña Blanca y Marco Aurelio Urbino, Juvenal Urbino, casado con Fermina Daza, Ofelia Urbino Daza y Marco Aurelio Urbino Daza. C)La de los Ariza: Transito Ariza y Pio Quinto Loayza, el tío león XII Loayza y florentino Ariza. Estos personajes mantienen su personalidad individual. D) Personajes de segundo rango: Thugut. Las amantes: viuda de Nazaret, Ausencia Santander
., Leona Casiano, Sara Noriega, Rosalba, America Vicuña. E) Personajes de rango 3: Euclides, el niño nadador, Jeremiah de saint amour, galileo decente, Aminta Dechamps y Lacides Olivella, Gala placidia y digna pardo. Son personajes utilizados narrativamente para el alargamiento de la acción. PERSONAJES PRINCIPALES -juvenal urbino: tenía una rutina fácil de segur y logro una respetabilidad y un prestigio que no tenían igual en la provincia. Permanecía una hora en su estudio. Era también un lector atento de las novedades literarias francesas. Las leía después de la siesta durante una hora, y por la noche antes de dormir. Luego se bañaba, se arreglaba la barba y se engominaba el bigote. A los 81 años conservaba los modales fáciles y el espíritu festivo de cuando volvió de parís. -florentino Ariza es descrito el mismo día de la muerta de juvenal de la siguiente forma. Un anciano servicial y serio. Tenia el cuerpo óseo y derecho, la piel parda y lampiña. Tenia los últimos mechones de los aladares peinados hacia arriba y pegados con gomina en el centro del cráneo. – fermina daza, esposa del doctor urbino.descrita de la siguiente forma por florentino cuando el y fermina eran jóvenes y mantenían una relación epistolar. Era ella, acompañada por gala placidia que llevaba los canastos para las compras, y por primera vez iba vestida sin el uniforme escolar. El amor y la muerte:
La novela llega a ser todo un tratado sobre el paso del tiempo. El amor entre fermina y florentino nos recuerda al que cantara Quevedo en su esplendido soneto “amor mas allá de la muerte” un amor que sobrepasa los limites del amor que podría quedarse temblando incluso después de la muerte. Queremos decir que el amor de florentino Ariza era un amor lleno de lirismo y pasión. El narrado sabe que el amor autentico esta asociado a la idea de la muerte y que esta es intransigente y severa. En la novela el amor en los tiempos del cólera no hay amor sin muerte. Esta novela es de amor pero también es de muerte. El relato se abre con un suicidio y se cierra con la noticia de otro suicidio: el de américa vicuña. Desde el primer párrafo asistimos a la presentación de una doble visión temática (amor y muerte). Vemos como se combinan las dos parejas de vocablos en una asociación de afinidades significativas y de contrastes que incrementan la intención dramática. Lo que se cuenta en la historia, es sobre todo, la historia de un amor al que solo la muerte puede poner fin. En definitiva se paso la vida demostrando que el amor es mas consistente que la idea de la muerte. Al final, muy al final de su vida, consiguió su propósito. El amor: el amor de los dos personajes termina pues como suele terminar todo aquello que se ha fraguado en el ámbito de las quimeras y de los espejismos: cediendo el paso a la realidad. El mundo entero es el resonador de un alma enamorada. El sentimiento de florentino llega hasta la extravagancia y hasta lo cómico. Florentino Ariza se empeño en comprar un espejo del mesón de don Sancho, porque en el vio reflejada la imagen de Fermina Daza. Florentino se parece a Don quijote en este aspecto. Hagamos ahora un recorrido por una serie de citas que, de una u otra manera, llegan a manifestar una intensa forma personal de entender y sentir el amor.-persistencia en su decisión amorosa. -Por fin consigue el amor. Florentino Ariza consigue satisfacer sus sueños. Hicieron un amor tranquilo y sano. Transcurrían en silencio como dos viejos esposos escaldados por la vida. Pues habían vivido juntos lo bastante para darse cuenta de que el amor era el amor en cualquier tiempo y en cualquier parte, pero tanto mas denso cuanto mas cerca de la muerte. EL AMOR SIN AMOR O AMOR DE PASO. Florentino Ariza llega a instruirse en lo que el propio narrador denomina amor sin amor. Cuando ponen a su disposición un cuarto en un prostíbulo, en donde escucha a los clientes alborotando. La formula para olvidarse de Fermina consistirá en suplantar el amor lirico por un amor de cama. Amor del alma de la cintura para arriba y amor del cuerpo de la cintura para abajo. AMOR CONVENCIONAL DE MARIDO Y MUJER. Juvenal Urbino queda deslumbrado por los encantos de Fermina Daza. Comienza así una vida matrimonial escasa de emociones. Ambos esposos viven un amor domesticado, salpicado de crisis. Fermina llega a afirmar que volvería a elegir a su marido entre todos los hombres del mundo. En realidad fermina elige a juvenal como esposo aunque no llega a entender el porqué de esa elección. Elige al medico presuntuoso y triunfador, porque con esa elección opta por la seguridad. Y cuando decide casarse, cierra todas las puertas a todo lo que no sea el precepto tradicional del hasta que la muerte nos separe. A juvenal le atrajo la altivez, la seriedad y la fuerza de
Fermina. LA MUERTE. El tiempo ha jugado su macabro juego de destrucción y los protagonistas se han convertido en unos viejos irreparables. Había una especie de certeza, quien tanto estaba amando no podía morir. La muerte modifica el rumbo de los hechos. El desarrollo argumental se divide en dos partes, la frontera de la viudedad de Fermina daza. Las dos muertes mas contundentes son la de jeremiah y la del doctor urbino que es grotesca. El doctor urbino había muerto la tarde del domingo de pentecostés. La muerte de américa vicuña, con ella se cierra el amor en los tiempos del cólera. Cierra el circulo estructural del relato, la muerte al principio y al final.
El “boom” ha sido definido como un fenómeno literario y editorial que tuvo lugar en los años 60 del siglo XX. Casi “de repente”, las librerías, los premios literarios, los críticos de cualquier nacionalidad no parecen tener ojos sino para la literatura hispanoamericana. La cantidad y la calidad de todo lo publicado es excepcional. Pero en realidad no es un fenómeno fortuito. Los escritores hispanoamericanos, en la búsqueda de una identidad estética y literaria que los distinguiese de los gustos y de la tradición europea, eminentemente realista, habían ido forjando poco a poco una idea de América acorde con ese nuevo impulso: desde finales del siglo XIX, momento en que la práctica totalidad de los países americanos de habla hispana ha logrado la independencia con respecto a España, los escritores están trabajando para definir, construir y afirmar su americanidad, porque vienen sintiendo la necesidad, desde hace tiempo de responder a una sencilla pregunta: ¿Qué significa ser escritor y haber nacido en Hispanoamérica? La palabra boom hace hincapié en que este fenómeno se produjo, metafóricamente, como una explosión cuya onda expansiva aún hoy perdura, ya que tuvo lugar en un espacio de tiempo relativamente pequeño y puso en la órbita del gran mercado literario a un ingente número de autores y de obras, entre los que destacan dos premios Nobel: el peruano Mario Vargas Llosa, en 2010, y el colombiano GG Márquez, en 1982. “Cien años de soledad”, de este último, publicada en 1967 se había convertido en un éxito arrollador de crítica y de público, llegando a ser un best-seller al poco tiempo de salir al mercado. Hoy, esta novela está considerada como la mejor del siglo XX. Pero hagamos un repaso del proceso que vino a desembocar en el boom. Partimos del realismo, que viene del siglo XIX y llega hasta los años ’40 del XX. Tiene gran importancia la novela de la tierra, con el “Martín Fierro”, de José Fernández y “Don Segundo Sombra”, de Ricardo Güiraldes, en las que la protagonista es la pampa argentina. La selva lo será también en “Cuentos de la selva”, de Horacio Quiroga y “La vorágine”, de José Eustasio Rivera, y “Doña Bárbara”, de Rómulo Gallegos. Este realismo ya venía siendo muy particular, porque la naturaleza particularmente americana y exuberante tenía poco que ver con la europea. Pero a partir de los años 40, los escritores hispanoamericanos habían asimilado las innovaciones de Joyce, Kafka y John Dos Passos. Ahora, las novelas ya no sirven a la realidad, sino que se sirven de ella. Las características de esta nueva novela son:Lo real y lo simbólico se funden en un mismo nivel.Los espacios, unidos a los juegos temporales, adquieren una dimensión de irrealidad.Se juega con el tiempo.Es desterrado el narrador omnisciente y se prefiere el narrador homodiegético. También el multiperspectivismo.Las novelas adquieren estructuras abiertas.Los personajes se desdibujan.Los años 40 y 50 han sido bautizados como los del protoboom. En esta época nos encontramos con autores como:- Miguel Ángel Asturias, que inaugura la novela de dictadura en la línea del “Tirano Banderas” de Valle-Inclán. Alcanzó el premio Nobel, con obras tan importantes como “El señor Presidente”. – Alejo Carpentier introdujo elementos del folclore africano. Su novela más representativa es “El Reino de este mundo”. – Ernesto Sábato, con su popular novela corta “El túnel”, obra delirante que sumerge al lector en el universo de la locura – Jorge Luis Borges, autor que revoluciona la literatura y la filosofía fusionándolas en un solo tipo de arte lingüístico. Imprescindibles “El jardín de senderos que se bifurcan” y “Ficciones”. En los 50, encontramos a: Juan Rulfo, quien confunde el universo de los vivos y los muertos en “Pedro Páramo”. Carlos Fuentes, cuya obra más famosa es “La región más transparente”. Pero el gran hallazgo de estos dos últimos escritores es el “realismo mágico”. La búsqueda colectiva que se venía efectuando llega a su culminación con esta fusión conceptual de términos antitéticos en la que por fin dar consistencia conceptual a la americanidad. Veamos en qué cosiste. Franz Roh utilizó el término realismo mágico para designar en la década de los ’20 una corriente pictórica. Carpentier y Uslar Pietri lo toman prestado para la nueva narrativa.En el concepto de realismo mágico conviven dos planos: el real y el fantástico, el natural y el sobrenatural.
Y son conceptos que en la literatura fantástica aparecen enfrentados: realidad frente a fantasía; pero en el realismo mágico resultan solidarios, partes indisolubles de un mismo plano narrativo.GG Márquez lo explicó en el diario El País: “nunca se me ha ocurrido nada más asombroso que la realidad. Lo único que sé es que la realidad no termina en el precio de los tomates. Al sur de Argentina, el viento polar se llevó un circo entero por los aires, y al día siguiente, las redes de los pescadores no sacaron peces, sino jirafas, leones, elefantes… Basta con leer los periódicos o abrir bien los ojos”.En los años ’60, bajo estos auspicios, los escritores, casi todos de izquierdas, acaparan la atención mundial con elementos distintivos: la selva, el mito, la tradición oral, la presencia indígena y africana, la política turbulenta, la historia paradójica, la búsqueda insaciable de la identidad en la integración en novelas monumentales cuyo lenguaje poético lograba captar muchas de las experiencias contradictorias de América Latina que eran exóticas o innovadoras para el primer mundo. Ya existía un público lector ingente en Hispanoamérica, gracias al número creciente de estudiantes y al desarrollo económico. Además se sentían unidos por el éxito de la revolución cubana de 1959, que ayudó a esparcir por el continente un espíritu latinoamericanista
Miguel hernadez 1. El apogeo de la vida y del erotismo (Vida = Vida)
En sus primeras composiciones, escritas hacia 1925, vemos a un poeta inclinado hacia la mitología y hacia el erotismo, con la sensualidad propia de un joven que empieza a descubrir y experimentar nuevas sensaciones, como, por ejemplo, las que le pueden despertar la visión de una mujer desnuda, en “Soneto lunario”, o la de una hermosa ninfa, en “Lujuria”.En estos primeros poemas, además, es frecuente la presencia de un amor no correspondido, lo cual supone un reflejo de los habituales tópicos del amor que él ha podido leer en los escritores clásicos y románticos. En estas ocasiones, el poeta nos habla de la soledad y de la tristeza que siente. Así, en el poema “Soledad” cuenta cómo, en las siestas del otoño, tan sólo escucha el dulce y sonoro trinar de un pájaro que, en alguna medida nos trae a la mente el conocido romance del prisionero. Otro aspecto relacionado con el amor es el referido al ámbito familiar. Así, podemos ver algún poema dedicado a la muerte de su hermana Josefina, acaecida cuando el niño Miguel aún no había cumplido los nueve años. A ella le dedica el poema titulado “Hermanita muerta”, que figura en el apartado “Poemas sueltos II” de la antología realizada por José Luis Ferris. Y, por supuesto, el erotismo y el deseo sexual están presentes en la mayor parte de las octavas del libro Perito en lunas, con la presencia de algunos símbolos que se han interpretado como alusivos a los órganos genitales. Tal es el caso de poemas como “Palmera”, “Sexo en instante, 1” y “Negros ahorcados por violación”.
2. El descubrimiento del amor (Vida = Amor)
Tras esa primera etapa caracterizada, fundamentalmente, por la presencia del erotismo y la sexualidad, Miguel Hernández va a descubrir la realidad del amor entre hombre y mujer, y va a experimentar, de primera mano y en cuerpo y alma, lo que eso significa. En agosto de 1932, Miguel conoce a una joven modista que trabaja en un taller de costura de Orihuela. Por esas fechas, él trabaja en una notaría y, en su camino hacia el trabajo, se cruza habitualmente con un grupo de costureras entre las que se encuentra esa joven morena, de pelo ondulado y negro y con ojos grandes, llamada Josefina Manresa Marhuenda, natural de Quesada (Jaén) e hija de un guardia civil destinado en Orihuela. De esta joven, seis años menor que él, Miguel se quedará prendado, como bien refleja en el que parece ser el primer poema dedicado a ella: “Ser onda, oficio, niña, es de tu pelo”. Manuel Cifo González I.E.S. “Licenciado Fco. Cascales”
Tras un largo periodo de cortejo, en el que Miguel acude casi a diario al taller de costura para observar a Josefina, el 27 de septiembre de 1934 formalizan su noviazgo, y es entonces cuando, según afirma Agustín Sánchez Vidal, Miguel le entrega en una cuartilla el soneto anteriormente citado. En la primavera de 1935, con Miguel incorporado a las Misiones Pedagógicas y cada vez más adaptado a la vida y los ambientes madrileños, la relación de lapareja comienza a enfriarse y, cuando llega el mes de julio, ya se puede hablar de ruptura. Una ruptura que duraría hasta febrero del año siguiente. Es entonces cuando Miguel se acerca a otras mujeres, como es el caso de la pintora gallega Maruja Mallo, ocho años menor que el poeta y con la que vivió una relación breve aunque muy intensa
Otra mujer por la que Miguel Hernández sintió especial cariño fue la unionense María Cegarra, varios años mayor que él, a la que había conocido en octubre de 1932 con ocasión de un homenaje a Gabriel Miró realizado en Orihuela, y a la que trata de acercarse en septiembre de 1935, tras comprobar que su relación con Maruja Mallo está abocada al fracaso, ya que para ella Miguel no parecía haber sido nada más que un capricho y un entretenimiento pasajeros. El libro se abre con un poema escrito en redondillas y titulado “Un carnívoro cuchillo”, en el que el poeta expresa su convicción de que el amor es como ese cuchillo “de ala dulce y homicida” -las dos caras del amor, la amable y la trágica, y unidas de forma indisoluble- que va en busca de introducirse, a la manera de un “rayo de metal crispado”, en lo más íntimo de la vida del hombre enamorado. Por otra parte, dicho amor aparece caracterizado por una serie de símbolos que sirven para mostrar su condición cruel y destructiva, como es el caso de las fieras, las fraguas, las espadas, las hogueras, los rayos destructores y las piedras. una vez que el amor ha hecho mella en el poeta, éste busca la correspondencia de la mujer amada, convencido de que sólo el amor de ésta puede salvarlo. Pero no recibe de ella lo que él desea porque, como la amada es muy casta y muy sencilla, lo más que llega a permitirle es que le robe algún beso en la mejilla. Como le faltan los ansiados besos de la amada, el poeta confiesa a ésta la querencia que tiene por su acento y la apetencia de su necesaria e imprescindible compañía. Pero como, lamentablemente, no puede tenerla a su lado, le confiesa que de él se apoderan la tristeza, la melancolía, el tormento y la pena. Manuel Cifo González I.E.S. “Licenciado Fco. Cascales” Nos hallamos, pues, ante la famosa pena hernandiana, que encuentra su plena definición en los sonetos de El rayo que no cesa. Una pena que surge por la no realización del amor, por la contención del deseo erótico, y que sólo remitirá cuando el amado pueda unirse con la amada. Un soneto muy significativo es “Tengo estos huesos hechos a las penas”, que concluye con otro de los temas centrales de El rayo que no cesa: los presagios de la muerte. Y es que la pena es tan dura, tan insoportable, tan destructora, que puede llegar a acabar con la vida del doliente enamorado. Surgen, entonces, una serie de imágenes premonitorias de la muerte, algunas de las cuales están vinculadas a otro de los símbolos más característicos de Miguel Hernández, el toro. Y, relacionado con el tema de la muerte, Miguel Hernández quiso incluir en el libro El rayo que no cesa, una bellísima muestra de ese otro tipo de amor que es la amistad. Nos referimos a la celebérrima “Elegía”, dedicada a su amigo Ramón Sijé, “con quien tanto quería”, y compuesta en tercetos encadenados.
3. El compromiso personal (Vida = Muerte)
Con la llegada de la guerra civil, Miguel Hernández abre una nueva etapa en su poesía, marcada por lo que hemos denominado el compromiso personal. Así, el día 23 de septiembre de 1936 se alista, en Madrid, en el Quinto Regimiento del ejército republicano. Además, Miguel lleva a cabo otra muestra más de compromiso personal. El 9 de marzo de 1937, Miguel y Josefina se casan civilmente en el juzgado de Orihuela. El matrimonio verá su fruto , el 19 de diciembre de 1937, con el nacimiento de su hijo, Manuel Ramón -Manuel, por el padre de Josefina, que había sido asesinado, el 13 de agosto, por unos milicianos republicanos; Ramón, en recuerdo de su amigo Ramón Sijé-. Todo lo anteriormente comentado va a influir poderosamente en la elaboración de su libro Viento del pueblo, en el que podemos encontrar tres grandes líneas argumentales: la muerte, la tierra y el vientre de la esposa. La muerte es la que se convierte en protagonista, por ejemplo, de la “Elegía primera”, dedicada a Federico García Lorca. Hay otro poema que resulta muy esclarecedor respecto del propósito que mueve al poeta oriolano a la hora de componer este libro. Se trata del titulado “Sentado sobre los muertos”, en el que podemos ver cómo, a la vista de tantas muertes injustas y crueles, el poeta se sienta “sobre los muertos / que se han callado en dos meses” y da rienda suelta a su voz para que truene a los cuatro vientos. Manuel Cifo González I.E.S. “Licenciado Fco. Cascales” El amor a la tierra está representado, en esta ocasión, por los trabajadores de los distintos pueblos de España, cada uno de los cuales le lleva al poeta un viento que lo mueve a reivindicar la situación de aquéllos.
En este sentido, el poeta afirma que él no pertenece a un pueblo de bueyes, de gentes mansas, sumisas y subyugadas, sino a un pueblo fuerte, bravo, luchador y orgulloso, simbolizado por leones, águilas y toros, a los que es imposible poner yugo alguno. Así podemos verlo en su conocido y espléndido poema “Vientos del pueblo me llevan”. En otro muy bello y conocido poema, “El niño yuntero”, Miguel Hernández manifiesta su firme convicción de que el poder de la revolución está en las manos de las gentes más humildes, las más oprimidas, como es el caso de ese niño que ha nacido para ser “carne de yugo”, para recibir golpes y para moverse entre estiércol de vacas.
El siguiente libro, El hombre acecha, compuesto entre 1937 y 1938, se abre con el poema “Canción primera”, que contiene una durísima afirmación: “Hoy el amor es muerte, / y el hombre acecha al hombre”. Lo cual no es sino la plasmación del estado de ánimo en el que se halla sumido el poeta combatiente, hastiado de tanto odio, muerte y destrucción. Por eso afirma que sus manos son como garras dispuestas a clavarse en la carne y, por tanto, le pide a su hijo que se aparte de ellas. Esto es así porque el poeta se ve rodeado de hambre, cárceles, heridos y muertos. Y, en su opinión, si para algo ha de servir la guerra, es para que los países solidarios se unan en amor fraterno, como ocurre en el poema “Rusia”, en el que Miguel afirma que Rusia y España se aliarán para poner fin a la guerra, para acabar con Mussolini y Hitler, y para que sólo se pueda ver sobre la tierra tractores, manzanas, pan y juventud. En septiembre de 1939, Miguel Hernández hizo entrega a Josefina del que habría de ser su último libro de poesía, con el título de Cancionero yromancero de ausencias. Un libro compuesto por poemas muy intimistas, que configuran lo que se considera una especie de diario de un alma sumida en la soledad, el dolor y el sufrimiento. De ahí que la mayor parte de sus poemas estén caracterizados por la brevedad y la desnudez formal. Sobre todo, las canciones que figuran en la primera parte del libromientras que, en la segunda, predominan los romances, que son más amargos aún que las canciones. Uno de los grandes protagonistas del Cancionero es el hijo, quien le inspira algunos de los versos más sentidos y entrañables. La muerte de Manuel Ramón es la que inspira, entre otros, el poema “A mi hijo”, en el que el padre establece un emotivo y estremecedor soliloquio ante el cadáver del hijo, que ha muerto con los ojos abiertos, mirando cara a cara a la muerte, como hacen los valientes. Manuel Cifo González I.E.S. “Licenciado Fco. Cascales”
A pesar del dolor y el desconsuelo, el poeta vuelve la vista hacia la madre arrinconada y le dice que abra los ojos, que la vida continúa, pues habrá otros hijos para cuyos ojos todavía existirála luz de la alborada. Y, por tanto, también hay luz para los ojos de la esposa, aunque por ahora su vientre sea semejante a una estéril noche desolada. De este modo nosencontramos ante la otra gran protagonista del Cancionero y romancero de ausencias, la esposa, representada por su vientre, el lugar en el que se origina y del que brota la vida, y por la boca, destinada a los besos del amante esposo. El motivo del beso aparece en poemas como “Besarse, mujer”, “Llegó tan hondo el beso”, “Antes del odio” y “La boca”. El poeta confiesa estar inmensamente enamorado de la esposa, aunque la distancia le impide acariciarla y satisfacer sus ardientes deseos de besarla
EL COMPROMISO SOCIAL Y POLÍTICO EN LA POESÍA DE MIGUEL HERNÁNDEZ
Los viajes de Miguel Hernández a Madrid supondrán un abandono de la arcadia perfumada y sagrada dominada por el conservadurismo y la fe ciega del dogmatismo y un distanciamiento poético e ideológico de su amigo Ramón Sijé. Su progresiva, aunque difícil inserción en los ambientes intelectuales, políticamente liberales del Madrid de los años treinta provocará el abandono, el desarraigo, el desapego y, por ende, la creación DE formas menos ceremoniosas y crípticas de su poesía. El progresivo “olvido de Dios” o el abandono gradual de los signos religiosos en la poesía de MH se van equiparando a la autodefinición que ofrece como poeta: una “voz de las venas de la tierra”.
Tal definición no es gratuita si valoramos que el salto discursivo emprendido desde El rayo que no cesa hasta Viento del pueblo no es meramente estilístico o temático, sino también ideológico. Nace con este libro la estirpe de poemas estrechamente ligados a las circunstancias históricas, a la testificación del presente, a una historia que se va haciendo en la urgencia de la guerra, en la exaltación social y política de los desposeídos –“la carne de barro”,
”, como ha sido articulada una de sus mayores metáforas- trabajadores españoles sometidos al yugo, a la ignorancia y al olvido. Ofrece MH con estos poemas un proceso épico: el yo inserto en el colectivo, un yo que se alza como representante y depositario de una verdad que debe ser dicha, gritada, desde “el instrumento” lírico, desde la voz poética, articulada como arma reivindicativa, combatiente, revolucionaria. Hernández también encarnará la metáfora del ruiseñor enjaulado: poseerá el canto bello apresado por unas circunstancias terribles, por el horror de la guerra y, en definitiva por las “acechanzas” del hombre exterminador de otros hombres, como es el caso de El hombre acecha.Su poesía, mascullando a María Zambrano, “arisca y desterrada viene a decir todas las verdades inconvenientes”, pues se hace portadora de una actitud política insertándose en la preocupación social, la meditación sobre el discurrir del presente, sin soslayar en la mayoría de sus creaciones la amplia sensibilidad y belleza que había dominado su primera etapa y que subyace o vibra bajo otras búsquedas literarias. La militancia de MH en el comunismo menos radical, entendido como exaltación del trabajo, como condena del fascismo y la burguesía fiera y esclavizante, le otorgan al poeta una visión profética y una misión en la restitución del orden, la paz, la justicia, la república, etc. De allí, por ejemplo la fogosidad en sus poemas de la clase trabajadora, de los niños yunteros en Viento del pueblo o la apoteosis de ideas tales como “trabajo”, “progreso”, “esfuerzo” en poemas como “Rusia”, “Las manos” o “El Sudor”.Se ha dicho, por ejemplo, que la poesía de MH escrita durante la Guerra Civil es una poesía de urgencia, menoscabada por ciertas formas panfletarias y sectarias de su posición política, pero lo cierto es que MH representa y encarna, tal como dirá Juan Ramón Jiménez tiempo después, la difícil conjunción de poeta y combatiente. El supuesto carácter panfletario es un añadido interpretativo a posteriori de ciertos sectores empeñados en subordinar de forma exclusiva el arte a una determinada posición política. Durante este periodo, entre Viento del pueblo y El hombre acecha, la poética de MH integra de forma contumaz las invocaciones de la pasión y los sentimientos y el entramado de una verdad material, histórica, pero ambas se expresan bajo la égida de una subjetividad particular, siempre poética. Por ello, la asunción del poeta del pueblo será emergente como “silbo vulnerado”, irrumpiendo con metáforas del aire, del viento que sopla y canta verdades en un terrible clamor o grita iracundo las injusticias o el dolor terrible de la acechanza y la monstruosidad humana.El tono de El hombre acecha se torna meditativo, pero es quizá una meditación iracunda. Si en Viento del pueblo, los poetas son depositarios de la voz del colectivo al que representa, para clamar los signos de una revolución por y desde la palabra,en El hombre acecha, en cambio, la voz se sumerge en una profunda condena, en un combate abierto y decidido, ya no tanto por ideal de nación, sino más bien por el calado y las consecuencias funestas de la guerra, de la pérdida de un sueño de libertad, la intensificación de las injusticia, del mal reparto de las riquezas, el combate feroz al fascismo, etc. Se advierte en este poemario un tono profundamente admonitorio, poblado de fuertes y procaces ironías, sonoras imprecaciones que intensifican la violencia de una pasión sobre el hecho condenado (como los “hombres viejos”, el fascismo, la ignorancia, etc.), producto de una ira desmedida que se acentúa por el extravío y la pérdida de los ideales; unos versos exaltados por el sarcasmo o la crítica tenaz al bando de los vencedores de la guerra, o el maridaje de la iglesia y el sistema político impuesto (como en “El hambre”), la profunda tristeza, el canto dolorido de los heridos de España (como en “Las cárceles” o “El tren de los heridos
”)…El hombre acecha procura aquella advertencia anunciada por Miguel de Unamuno al bando de los ganadores de la guerra y, por ende, a la propagación del fascismo “Venceréis, pero no convenceréis”. MH hace suyo el convencimiento de una razón y una pasión (lo político y lo social) no por el instrumento de la fuerza sino por los gritos de su sentido poético. La desolación y el desamparo que vive España, víctima de la indiferencia de Europa, como bien siente y explica María Zambrano en su libro La agonía de Europa, se convierte en cántico poético en MH. Puede verse, por tanto, que el conflicto español como fuente agónica en lo social, en lo político, será en lo poético uno de los linderos y de las meditaciones fundamentales en la poesía de MH más comprometida. El “Cancionero y romancero de ausencias” destila ahora un compromiso con el ser humano, con lo humano del ser humano, con la ternura, con la vida. Después de la trinchera, después del hospital de guerra y más allá de su ideología, no le queda a Miguel otro motivo con el que comprometerse que el del amor (Tristes, guerras/ Menos tu vientre/ Antes del odio/ Guerra…). Y no se trata, en absoluto, de un desdecirse, sino de un descubrimiento trascendente: la guerra, la política, todo ha sido un añadido a lo que de verdad importa: la vida, la muerte, el amor a la esposa y al hijo. Miguel se despide con un canto a la vida en la plenitud del amor, siempre bajo la sombra acechante de la muerte. Morirá con la cabeza bien alta, sin retractarse, coherente con su carácter de continuo orgulloso, pero sin dedicar ni un verso más a la política. Ni buscaba el perdón, ni el reproche a sus compañeros perdedores que en tantas ocasiones le decepcionaron. En el proceso de quintaesenciar su vida y su poesía, política y guerra han quedado completamente excluidas.
IMÁGENES Y SÍMBOLOS EN LA POESÍA DE MIGUEL HERNÁNDEZ
La poesía de Miguel Hernández está llena de símbolos que rondan en torno a los grandes motivos de su obra: la vida, el amor y la muerte. Su mundo poético se concentra en la unión armónica de estos tres elementos. En su primer poemario Perito en lunas (1933, editado en Murcia) encontramos varios símbolos, algunos de los cuales se repetirán a lo largo de su trayectoria e incluso adquiriendo nuevos matices: el toro, significa sacrificio y muerte, aunque más adelante representará la figura del amante; la palmera es el elemento paisajístico mediterráneo, que es comparada con un chorro: ‘Anda, columna; ten un desenlace/ de surtidor’. Por otra parte, encontramos unas imágenes y símbolos muy actuales, como cuando califica a las veletas de ‘danzarinas en vértices cristianos…’; un aire a Poeta en Nueva York de Federico García Lorca tiene el poema “Negros ahorcados por violación” (p. 93) donde abundan los símbolos referidos al sexo masculino, al deseo sexual y al sexo femenino. El rayo que no cesa (1936) tiene como tema fundamental el amor insatisfecho y trágico y en torno a él giran todos los símbolos. Así, el rayo que es fuego y quemazón, representa el deseo amoroso, enlazando con nuestra tradición literaria (“Llama de amor viva” de San Juan de la Cruz tenía el mismo motivo) y añadiendo, a su vez, el concepto de ‘herida’: el rayo es la representación hiriente del deseo, como lo es ‘el cuchillo’ o ‘la espada’. A su vez, la sangre es el deseo sexual; la camisa, el sexo masculino y el limón, el pecho femenino, según podemos observar en un soneto como “Me tiraste un limón, y tan amargo” (p. 161). La frustración que produce en el poeta la esquivez de la amada se simboliza en la pena. Todos estos temas quedan resumidos en “Como el toro he nacido para el luto” (p. 169), que es una especie de epifonema; hay un paralelismo simbólico entre el poeta y el toro de lidia, destacando en ambos su destino trágico de dolor y de muerte. En este poemario podemos encontrar una constelación de símbolos cortantes e hirientes, se trata de símbolos de las heridas de amor y muerte, como ‘la espada’, ‘la cornada’, ‘los cuernos’, ‘los puñales’, ‘el turbio acero’, ‘pétalos de lumbre’,
‘este rayo que no cesa’ del que proviene el título y ‘el carnívoro cuchillo de ala dulce y homicida’ que comienza el libro. Pero no sólo amor y muerte, también amistad y muerte; así, estos instrumentos del dolor adquieren una expresividad dramática y desesperanzada en la “Elegía a Ramón Sijé”; en ella aparecen unos términos que configuran un mosaico de rabia y de dolor inconsolables: ‘manotazo duro’, ‘golpe helado’, ‘hachazo invisible y homicida’, ‘empujón brutal’, ‘
tormenta de piedras, rayos y hachas estridentes’, etc. También hay poemas en El rayo que no cesa que se alejan de la bravura del deseo del toro para expresar el más puro vasallaje ante la amada. Así lo vemos en “Me llamo barro aunque Miguel me llame” (p. 165), poema que expresa una entrega servil hacia la amada; el buey lo veremos en Vientos del pueblo, es la mansedumbre en contraposición al ‘toro’. También en el soneto “Por tu pie, tu blancura más bailable” (p. 162) encontramos, con el símbolo del pie, la misma servidumbre: ‘pisa mi corazón que ya es maduro’. Viento del pueblo (1937) ejemplifica lo que es poesía de guerra, poesía como arma de lucha. En este libro hay un desplazamiento del yo del poeta hacia ‘los otros’. Así, viento es la voz del pueblo encarnada en el poeta. El pueblo cobarde y resignado que no lucha es identificado con el buey, símbolo de sumisión; el león, en cambio, es la imagen de la rebeldía y del inconformismo. El poeta, como combatiente, se identifica con leones, águilas, y toros (encontramos aquí una nueva lectura del símbolo del ‘toro’), símbolos del orgullo y la lucha. El poeta, como en El rayo que no cesa, sigue teniendo la lengua ‘bañada en corazón’ pero ahora no para expresar su pena amorosa, sino las penas de los oprimidos; la pena es, ahora, el fruto de la injusticia. En El hombre acecha el símbolo que predomina es la tierra; la tierra es aquí ‘la madre’ y se unirá al símbolo de España. La contraposición entre ricos y pobres se da en “Las manos” (pp. 226-228), poema en el que están simbolizadas las que para Miguel Hernández eran los dos Españas. Según el poeta, ‘unas son las manos puras de los trabajadores’, las cuales ‘conducen herrerías, azadas y telares’. Las otras son ‘unas manos de hueso lívido y avariento,/ paisaje de asesinos” que “empuñan crucifijos y acaparan tesoros’. Asimismo, ya no se canta tanto a la amada como deseo, sino que ahora se pone el acento en su maternidad. El símbolo, por tanto, va a ser el vientre. En este libro encontramos el tema del hombre como fiera, con colmillos y garras. La garra es símbolo de fiereza, a su vez, fiera es símbolo de la animalización de hombre, a causa de la guerra y del odio. Todo ello lo podemos observar en la “Canción primera” (p. 245). Las ‘exasperadas fieras’ de El rayo que no cesa eran las de su interior atormentado, ahora las fieras son los hombres que se despedazan en una lucha fraticida llena de odio. (‘Ayudame a ser hombre: no me dejéis ser fiera…’)
Del libro destacan los poemas que tratan de los desastres de la guerra. Las dos Españas, enfrentadas, aparecen en “El hambre” (p. 255), puesto que el poeta dice luchar ‘contra tanta barrigas satisfechas’, símbolo de la burguesía y del capitalismo. En “El tren de los heridos” (p. 262- 264), la muerte viene simbolizada por un tren. Ese ‘tren’ está presidido por la sangre y el silencio. El amor a la patria queda de manifiesto en “Madre España” (p. 266- 267), a la que se siente unido el poeta ‘como tronco a su tierra’ y de cuyo vientre, otro símbolo hernandiano, ha nacido: el símbolo es tópico (tierra-madre-vientre-España) ‘Decir madre es decir tierra que me ha parido’. Nos encontramos con el símbolo del tronco y de los árboles, hijos de la tierra, que son los hombres del pueblo y el mismo poeta. Se cierra este poemario con la “Canción última”, un claro homenaje a Francisco de Quevedo (‘Miré los muero de la patria mía’), porque tanto aquí como allí casa es símbolo de España.