Estudio de la obra «Historia de una escalera» de Antonio Buero Vallejo

Contexto y significado

El último fragmento del tercer acto de Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, autor perteneciente a la Generación del 36, muestra la realidad de la posguerra española. La obra refleja los problemas humanos y existenciales del pueblo bajo, cuyos conflictos derivan, en parte, de la guerra. En la década de 1950, el realismo existencial, con su angustia interior, da paso al realismo social. El artista retrata los conflictos de una sociedad deprimida tras la larga posguerra, caracterizada por la pobreza y las diferencias sociales.

En Historia de una escalera, vemos la frustración, el desasosiego y la impotencia de una clase trabajadora que no logra salir adelante a pesar de sus esfuerzos. La escalera, y algunos personajes, encarnan la demagogia y la inmovilidad del sistema: se habla de progreso, pero se permanece en el mismo punto de partida, sin ofrecer salida a la mayoría de la población. La escalera del edificio, al igual que la sociedad de posguerra, alberga a personas sin futuro debido a sus limitaciones económicas, y a una minoría que sí tiene los medios para progresar.

Sobre el autor

Antonio Buero Vallejo (Guadalajara, 1916 – Madrid, 2000) estudió Bellas Artes y luchó en el bando republicano durante la Guerra Civil. Tras la guerra, fue encarcelado por su filiación marxista (se le conmutó la pena capital), coincidiendo con Miguel Hernández en prisión. En la cárcel, descubrió su vocación teatral. Su obra renovó los contenidos dramáticos de la escena española, oponiéndose al teatro comercial, humorístico y sin intención renovadora.

Etapas de su obra

Primera etapa: Teatro donde las preocupaciones existenciales se unen a las limitaciones sociales. Historia de una escalera (1949), Premio Lope de Vega, muestra la frustración de tres generaciones de familias humildes, con su resignación, sueños, rencores y fracasos. La ardiente oscuridad (1950) es una tragedia compleja: sus personajes, ciegos, encarnan la resignación o la rebeldía ante su condición, símbolo de la miseria existencial o la alienación social. Buero plantea la cuestión de si debemos aceptar nuestras limitaciones o rebelarnos trágicamente contra ellas.

Segunda etapa: Buero cultiva el “drama histórico”, donde la anécdota histórica sirve de pretexto para plantear problemas del momento, sorteando la censura: Un soñador para un pueblo (1958), Las Meninas (1960). De esta época es El tragaluz (1967), con tintes históricos: desde un hipotético futuro, dos “investigadores” proponen al espectador un experimento: volver al siglo XX para estudiar el drama de una familia dividida por la Guerra Civil.

Últimas obras: Los contenidos sociales y políticos se hacen más explícitos, sin perder sus alcances existenciales: La llegada de los dioses (1971), La Fundación (1974), La detonación (1977) y Jueces en la noche (1979). Estas obras presentan novedades técnicas, como recursos de luminotecnia y tramoya para que el espectador vea la realidad desde el punto de vista de determinados personajes, la mezcla de lo real y lo imaginario, y la ruptura del desarrollo tecnológico.

Reconocimientos: Ingresó en la RAE (1972), obtuvo el Premio Cervantes (1986) y el Premio Nacional de las Letras (1996).

Tragedia y temática

La tragedia del individuo es el rasgo común de su obra, enfocada en el plano existencial (el sentido de la vida, la condición humana con sus ilusiones, fracasos y soledad) y social (denuncia de injusticias). La tragedia tiene una doble función: inquietar, planteando problemas sin soluciones, y curar, invitando a la superación personal y colectiva. Aunque sus obras parezcan amargas, Buero supera el pesimismo: sus tragedias ofrecen lecciones de humanidad. Su temática gira en torno al anhelo de realización humana y sus limitaciones: la búsqueda de la felicidad, la verdad y la libertad, obstaculizada por el mundo concreto.

Inmovilismo en Historia de una escalera

En Historia de una escalera, asistimos a la frustración de las ilusiones de los personajes con el paso del tiempo, un inmovilismo que se repite en sus hijos (Fernando y Carmina). Esta dificultad para prosperar y realizar los sueños critica un sistema que no propicia el desarrollo individual.

Personajes

  • Fernando, hijo: Joven arrogante, pueril y gandul. Sueña con ser aparejador e ingeniero. Está enamorado de Carmina, hija de Urbano. Recuerda a su padre en sus ademanes y palabras, mostrando el fracaso de sus mayores. Repite los errores de sus padres.
  • Carmina, hija: Joven atolondrada. Vive con sus padres, su abuela y sus tías. Enamorada de Fernando, obedece a su padre y rompe con él, pero al final cambia de actitud, dispuesta a enfrentarse a su familia por su amor.

Escenario

Los tres actos se desarrollan en un tramo de escalera con dos rellanos. En este espacio interior ocurren la acción, los chismes, las discusiones, los proyectos y los sueños de los vecinos.

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