La Generación del 98
Los noventayochistas participaron en la renovación literaria de principios de siglo. Como los modernistas, repudiaron la retórica y el prosaísmo de la generación anterior (aunque Azorín vio afinidades en Galdós y valoró con criterios modernos a Bécquer y a Rosalía). Larra fue considerado un precursor. Estas preferencias explican sus novedades estilísticas. Azorín afirmaba que “una obra será tanto mejor cuando con menos y más elegantes palabras haga brotar más ideas”. Y Unamuno exhorta así: “Tengamos primero que decir algo jugoso, fuerte, hondo […], y luego, del fondo, brotará la forma”. Voluntad, pues, de ir a las ideas, al fondo; ésta sería la primera nota común del “lenguaje generacional”. Con ello enlaza el sentido de la sobriedad que ya señaló en ellos Maragall. Hay una voluntad antirretórica. Y ello va acompañado de un exigente cuidado del estilo. Antirretórico y cuidado será, pues, el estilo predominante del 98. Y ello puede aplicarse a estilos tan fuertemente individualizados como la vehemencia de Unamuno o la limpia concisión de Azorín. El aparente desaliño de Baroja requerirá especial consideración, pero es indudable su novedad antirretórica. Como dice Lapesa, “por caminos muy diversos se crea un arte nuevo de la prosa”. Un rasgo importante es el gusto por las palabras tradicionales y terruñeras. Azorín habló del “deber de ensanchar el idioma”.
Y todos ellos ampliaron el caudal léxico, bebiendo del habla de los pueblos o de las fuentes clásicas. Otro rasgo estilístico es el subjetivismo que se convierte en un rasgo esencial de la estética del 98. De ahí el lirismo que desvela el sentir personal de los autores. Y de ahí, sobre todo, que sea a menudo difícil separar lo visto de la manera de mirar: paisaje y alma, realidad y sensibilidad llegan a fundirse íntimamente. Ante todo, en el 98 se configura el ensayo moderno, con su flexibilidad para recoger por igual el pensamiento, las reflexiones culturales, la visión lírica del paisaje, la intimidad. También hay novedades en la novela. Menor éxito tuvieron los intentos renovadores en el teatro (aparte siempre Valle-Inclán). En suma, la renovación estética de los noventayochistas es tal, y tales sus logros literarios, que no en vano la crítica ha abierto con ellos (y con los modernistas) la Edad de Plata de nuestra literatura.
Delimitación del Grupo del 98
Lo dicho hasta ahora nos lleva a delimitar lo que puede considerarse “grupo del 98”. Lo compondrían, en principio, Baroja, Azorín y Maeztu (los Tres), unidos entre sí por las juveniles afinidades que hemos visto. Y, por no pocos aspectos, cabe agregar a Unamuno. Muy discutible, en cambio, es incluir en la nómina a Machado y Valle, sin negar las afinidades temáticas entre éstos y aquéllos. Suele mencionarse, como precursor, a Ángel Ganivet. También se ha citado al novelista Blasco Ibáñez (1867-1928), por razones de edad y por afinidades ideológicas con los “jóvenes del 98”; pero su estética lo sitúa dentro del Naturalismo. En otro lugar se hablará de Benavente y se razonará su exclusión del grupo. En cambio, adscrito al 98, aunque fuera del campo de la creación pura, está Ramón Menéndez Pidal (1869-1968), gigantesca figura de la erudición contemporánea. Él apoyó, desde la ciencia histórica y filológica, muchas de las posturas de los noventayochistas: así, sobre todo, la visión castellanista. En esa línea se inscriben monumentales estudios sobre literatura medieval (Poema del Cid y otras gestas, las jarchas, el Romancero … ). El castellano, tan amado y enriquecido por los autores de su generación, encontró en Menéndez Pidal el máximo investigador de su historia (Orígenes del español, Gramática histórica española, etc.).
Características Ideológicas de la Generación del 98
Ante todo, el señalado idealismo, al que acompañan los siguientes rasgos:
- Se intensifica el entronque con las corrientes irracionalistas europeas. En relación con ello, puede hablarse de neorromanticismo. Así, Azorín destacaba el idealismo romántico de sus compañeros; y como románticos se definieron Baroja o Unamuno.
- Adquieren especial relieve las preocupaciones existenciales. Los interrogantes sobre el sentido de la vida, el destino del hombre, etc. son capitales en todos ellos (muy especialmente en Unamuno). Ello ha hecho que se les haya considerado precursores del existencialismo.
- El tema de España se enfocará con tintes subjetivos. Se proyectan sobre la realidad española los anhelos y las angustias íntimas. El subjetivismo es lo que caracteriza tanto la exaltación redentora de Unamuno, como la visión impresionista de Azorín o el escepticismo del Baroja maduro. Por lo demás, todos pasaron a plantear el tema de España en el plano de los valores, ideas y creencias.
Evolución Ideológica de los Autores
En relación con lo dicho en los tres puntos anteriores, véase la evolución ideológica de los autores mencionados. Unamuno fue toda su vida “un hombre de contradicción y de pelea”, pero cada vez más encerrado en su yo. Baroja se recluye en un radical escepticismo. Azorín derivó hacia posturas conservadoras, tradicionalistas. Desde lo expuesto aquí, se apreciará el signo inverso de las trayectorias de A. Machado y de Valle-Inclán. En el Machado de Campos de Castilla (1912) pueden verse afinidades con el 98. Pero la afinidad en los temas es superficial: la evolución ideológica de Machado le lleva cada vez más a la izquierda, con lo que se distancia de los típicos noventayochistas. Valle-Inclán, quien, hacia 1917, pasa de su tradicionalismo hacia posiciones progresistas más radicales; su enfrentamiento con la realidad española se situará en un plano muy distinto al que ocuparán por entonces los del 98.
El Modernismo y su Influencia
Introducción
El Modernismo es un movimiento de renovación artística y literaria que, a través de un nuevo lenguaje, reivindica la libertad creadora. Se extendió en Europa y en América desde finales del siglo XIX. Surge entonces un deseo de recuperar la tradición autóctona y de captar la propia personalidad de los pueblos, y esto convivió con el intento de elaborar una cultura refinada, cosmopolita y universal. En las letras hispánicas, la renovación vino dada por los hispanoamericanos, especialmente por Rubén Darío. Desde 1888, Darío usó el término Modernismo para referirse a las tendencias nuevas (o modernas) surgidas del inconformismo y como reacción al Realismo y la vulgaridad de las artes y letras.
Influencia del Modernismo
Influyen principalmente tres corrientes literarias del siglo XIX:
- El Romanticismo, proporciona la tendencia a ciertos estados de ánimo (tristeza y melancolía), ambientes nocturnos y crepusculares. Se admira a Bécquer.
- El Parnasianismo, de origen francés:
- Forma: poesía muy elaborada para lograr la belleza y perfección formal, con lenguaje brillante.
- Temas:
- se huye del sentimentalismo;
- se recrean mitos griegos;
- se evocan ambientes refinados y exóticos (orientales, medievales).
- Simbolismo, escuela francesa de finales del siglo XIX: Baudelaire, Verlaine, Rimbaud, poetas simbolistas franceses que emplean símbolos, imágenes o realidades que sugieren el significado profundo de las cosas, y recurren a un lenguaje musical y a las sinestesias (en las que se combinan palabras referidas a sensaciones distintas: “risa de oro”, “lago sonoro”). Influencia española: Admiración por los clásicos de nuestra literatura: Berceo, el Arcipreste de Hita, Manrique…
Características del Modernismo
- El Modernismo destaca por el inconformismo generacional. Este inconformismo conduce a la búsqueda de nuevos valores. El inconformismo generacional genera a su vez tres cosas en estos autores:
- Actitud de rebeldía ante las formas de vida vigentes.
- Rechazo de la estética realista.
- Y voluntad de renovación en todos los ámbitos de la cultura.
- Búsqueda de la belleza, alejada de la realidad cotidiana, del utilitarismo y de lo vulgar y mediocre.
- En el Modernismo coexisten dos vertientes. Los escritores centran su interés en:
- El mundo externo, con predominio de lo formal, lo decorativo y lo refinado.
- El mundo interno, con predominio de lo personal e íntimo. Ambos mundos coexisten en un escritor.
- Temas:
- Vertiente externa: HUIDA O ESCAISMO hacia dos posibilidades:
- un mundo exótico, elegante y aristocrático (París versallesco, princesas, dragones, pagodas, castillos, cisnes, etc.).
- el pasado legendario (poemas sobre personajes como Moctezuma, el Cid).
- Vertiente intimista:
- a veces el poeta se muestra vital, sensual;
- otras veces el poeta muestra tristeza, melancolía, angustia (poemas con el paisaje otoñal y crepuscular que suelen reflejar un malestar íntimo).
- poemas en los que se muestra la ensoñación, lo irracional, el interés por conocer lo oculto y misterioso.
- Vertiente externa: HUIDA O ESCAISMO hacia dos posibilidades:
- Lenguaje y métrica modernistas:
- El lenguaje modernista se ve más claramente en la POESÍA.
- Los modernistas utilizan palabras:
- que atienden a efectos sonoros.
- capaces de sugerir y evocar todo tipo de sensaciones.
- léxico que genera belleza: frecuente adjetivación, vocablos insólitos, cultos, exóticos y misteriosos.
- Métrica:
- Se adoptan nuevos ritmos con distintas estrofas, todo ello con el intento de generar musicalidad.
- El verso alejandrino es el típico del Modernismo. También el dodecasílabo y el eneasílabo. También otros más tradicionales como el octosílabo, endecasílabo y heptasílabo.
- Se recurre a la simetría o al paralelismo en la distribución de acentos en los versos y a las rimas agudas y esdrújulas.