Pasión y tragedia en La casa de Bernarda Alba: análisis del acto final

El legado de Lorca: La casa de Bernarda Alba

Federico García Lorca, nacido el 5 de junio de 1898 en Fuente Vaqueros, Granada, dejó una huella imborrable en la literatura española. Su infancia en el ambiente rural andaluz y su posterior estancia en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde se codeó con figuras como Juan Ramón Jiménez, Machado, Dalí y Buñuel, marcaron su trayectoria. Lorca, fusilado en Granada al inicio de la Guerra Civil en 1936, legó obras maestras como Bodas de sangre (1933), Yerma (1934) y La casa de Bernarda Alba (1936).

Contexto histórico y literario

La España de Lorca se encontraba en una encrucijada. La decadencia política, económica y social, marcada por la dictadura de Primo de Rivera y la posterior proclamación de la Segunda República, desembocó en la Guerra Civil. En este contexto, surge la Generación del 27, a la que perteneció Lorca. Este grupo de escritores exploró temas universales como el amor, la muerte y el destino, reflejando las inquietudes del ser humano.

El acto final: un torbellino de emociones

El fragmento analizado pertenece al tercer acto de La casa de Bernarda Alba, donde se precipita el trágico desenlace. La opresión de Bernarda sobre sus hijas, el peso del honor y el «qué dirán», la pasión desbordada de Adela y la sumisión del resto de personajes confluyen en un final devastador.

Personajes en conflicto

  • Bernarda: La matriarca autoritaria, obsesionada con la decencia y la honra, ejerce un poder absoluto sobre su casa.
  • Angustias: La hija mayor, cuya herencia la convierte en el objeto de deseo de Pepe el Romano, desatando la envidia de sus hermanas.
  • Adela: La rebeldía personificada, desafía la autoridad materna y lucha por su amor, desencadenando la tragedia.
  • Magdalena, Amelia y Martirio: Las hermanas, cada una con sus propias frustraciones y anhelos, se ven atrapadas en la espiral de represión.
  • La Poncia: La criada, testigo y partícipe de la dinámica familiar, aporta una perspectiva crítica.
  • Pepe el Romano: El pretendiente de Angustias, cuya presencia, aunque invisible, desencadena los acontecimientos.

Espacio y tiempo: la prisión del hogar

La acción se desarrolla en el patio interior de la casa, un espacio opresivo que simboliza la reclusión y la falta de libertad. El tiempo, aunque se menciona un luto de ocho años, parece concentrarse en un solo día sofocante, intensificando la tensión.

Estructura y simbolismo

La obra se estructura en tres actos, siguiendo el esquema clásico de presentación, nudo y desenlace. Cada acto presenta un cuadro diferente y un tiempo distinto, culminando en la muerte de Adela. El simbolismo impregna la obra: el bastón de Bernarda representa la autoridad, las campanas anuncian la muerte, los muros simbolizan el encierro y la escopeta y el martillo la violencia.

Lenguaje y estilo: la fuerza de las palabras

Lorca utiliza un lenguaje rico en imágenes y recursos literarios. Destacan las metáforas («un rayo entre los dedos», «un río de sangre»), los símiles («respirando como si fuera un león») y la aliteración. El léxico refleja la violencia («sangre», «escopeta», «muerte»), mientras que la sintaxis, con predominio de oraciones simples y exclamativas, refleja la intensidad emocional del momento.

La mujer en La casa de Bernarda Alba

Lorca denuncia la concepción de la mujer en la sociedad española de la época, marcada por la sumisión, la represión y la importancia del honor. La obra contrasta con la sociedad actual, donde la mujer ha conquistado mayores libertades y los conceptos de honra y virginidad han evolucionado.

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