Panorama de la literatura española: poesía, narrativa y teatro (1940-1970)

Lírica (1940-1970): La poesía de posguerra

Está fuertemente condicionada por la situación histórica española. Destaca Miguel Hernández, poeta pastor considerado uno de los mejores poetas del siglo XX. Su obra está formada por Perito en lunas, El rayo que no cesa (en sonetos, el tema fundamental es el amor, insatisfecho, trágico e irrenunciable), Viento del pueblo y El hombre acecha (deja paso a una poesía social y cívica) y Cancionero y romancero de ausencia (se lamenta de todo lo que ha perdido: su primer hijo, el amor y la libertad).

Los años cuarenta

Cuatro revistas marcaron la época:

  • Garcilaso (1943-1946). En ella escriben imitando a Garcilaso de la Vega. Buscan una poesía bien hecha, se habla de poesía arraigada (una visión optimista del hombre y del mundo). José García Nieto, Leopoldo Panero, Luis Felipe Vivanco, Dionisio Ridruejo y Luis Rosales son los máximos exponentes. Los temas son el amor, el paisaje y el sentimiento religioso.
  • Espadaña (1944-1951). Nace como respuesta a Garcilaso. Recoge una poesía desarraigada, las circunstancias del hombre son el tema, las formas son más clásicas y el estilo más sencillo. Victoriano, Ángela Figuera, Leopoldo de Luis y, sobre todo, Gabriel Celaya y Blas de Otero. El mundo es un caos y la poesía una frenética búsqueda de ordenación. Es una poesía existencial: el hombre está angustiado por el tiempo y la muerte; es una poesía de mayor profundidad, capaz de remover la conciencia.
  • Cántico (1947-1949 y 1954-1957). Poesía pura. Su nombre procede de la obra del poeta Jorge Guillén. Se hallan muy influidos por el intimismo y el refinamiento de Luis Cernuda. El amor es el tema principal. Pablo García Baena es el principal representante (Junio y Óleo) reflejan la lucha entre la sensibilidad pagana y el espíritu religioso. Su poesía se encontraba lejos de las tendencias sociales de los años 50.
  • Postismo.

Poesía social: Hay una evolución del yo al nosotros. En 1955 se publica Cantos íberos, de Gabriel Celaya, y Pido la paz y la palabra, de Blas de Otero. También empieza a escribir José Hierro. Se rechaza el esteticismo, el poeta debe abandonar los problemas personales y comprometerse, se pretende crear una poesía clara.

La generación de los cincuenta

Se encargan de renovar el ambiente poético autores como Ángel González, José Ángel Valente, Francisco Brines, Jaime Gil. Se preocupan por el hombre y recuperarán el intimismo. Se trata de una poesía inconformista y escéptica; asistimos a una reacción contra la poesía social.

Narrativa (1940-1970)

La década de los 40 está marcada por la desorientación. Se secuestran las obras de preguerra y se desconocen las de los exiliados. A pesar de la guerra, el exilio y la incomunicación, el género va renaciendo de mano de Miguel Delibes, Camilo José Cela y Carmen Laforet. Una de las líneas fue el llamado tremendismo. Cela ofrece una visión de los aspectos míseros y brutales, siendo muy imitado por Miguel Delibes o Ana María Matute.

Camilo José Cela publica La colmena y se inicia el realismo objetivo: ofrecer el testimonio de la realidad española a través de la palabra, pero desde una postura moderada. El narrador se limita a presentar escenas, personajes y hechos como con una cámara de cine. A esta tendencia pertenecen Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos y Rafael Sánchez Ferlosio.

Otros autores critican directamente, como Juan García Hortelano y Manuel Caballero Bonald, utilizando el realismo crítico. Se considera 1962 el año clave para la superación del realismo social: se publica Tiempo de silencio y La ciudad y los perros. El cambio se vio impulsado por Camilo José Cela y Miguel Delibes.

La renovación de la creación novelística se fundamenta en estos factores: los lectores se sienten cansados de la novela social, centrada en los aspectos críticos; se revalorizan la imaginación y el subjetivismo; el conocimiento de la obra de los exiliados contribuye al florecimiento de la nueva etapa. La deconstrucción implica transformaciones en los elementos: acción, personajes, punto de vista, estructura, diálogo y descripciones.

Teatro (1940-1970)

Vive una crisis general: escasez de autores, censura y la gente no estaba de acuerdo con la innovación.

Teatro Triunfante

Propone seguir con los mismos temas anteriores a la Guerra Civil, como Juan Ignacio Luca de Tena, Claudio de la Torre y Joaquín Calvo Sotelo. La alta comedia benaventina no trata de innovar; está basada en el diálogo agudo y brillante, es un teatro histórico.

El teatro del humor tiene dos destacados representantes: Enrique Jardiel Poncela, que plantea situaciones inverosímiles y absurdas, tratando de acomodar sus argumentos y las condiciones técnicas para que se lleven a cabo, y Miguel Mihura, quien no pudo representar Tres sombreros de copa hasta 1952 debido a su poder crítico y corrosivo.

Teatro comprometido

Se estrena Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo y se plantea una polémica entre:

  • Antonio Buero Vallejo, defensor del posibilismo, un teatro crítico, arriesgado, pero no temerario. Sus obras tienen carácter ético y trágico, y se basan en la existencia de un destino ciego y caprichoso.
  • Alfonso Sastre, defensor del imposibilismo: no hay un teatro imposible, sino imposibilitado. El autor debe escribir lo que piensa y siente, propone investigar la condición del ser humano actual y examinar sus relaciones.

La generación realista

Tratan temas como las injusticias sociales, con un lenguaje violento, desafiante y directo.

  • Lauro Olmo: escritor autodidacta, compone a partir de su experiencia.
  • José Martín Recuerda: su teatro presenta realismo con tonos esperpénticos.

El teatro en las últimas décadas

Fernando Arrabal destaca por Pic-Nic. Francisco Morales Nieva se divide en teatro furioso y teatro de farsa y calamidad. Miguel Romero Esteo se considera puramente literario. El teatro español.

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