El Siglo de las Luces en España: Literatura, Cultura e Ilustración

Literatura Española del Siglo XVIII: La Ilustración y el Neoclasicismo

La literatura del siglo XVIII (Siglo de las Luces) se desarrolla en el contexto de un movimiento cultural e ideológico llamado Ilustración. Este movimiento se centra en la razón (racionalismo) y el utilitarismo (todo debe servir al progreso). Los ilustrados transformaron la sociedad de su tiempo. Los rasgos de su ideología son:

  • Espíritu crítico y culto a la razón: cualquier verdad puede someterse a crítica.
  • Fe en el progreso: se confía en la ciencia y la técnica para mejorar la vida.
  • Reformismo: necesidad de realizar cambios sociales y políticos (centrados en la economía y la educación).
  • Afán didáctico: el saber hace libres y, por eso, la literatura debe enseñar.
  • Defensa de la libertad espiritual y la tolerancia religiosa.

Algunos han calificado de neoclásico el arte de este siglo, ya que coexisten varias tendencias (rococó, ilustrada, neoclásica, prerromántica). El arte debía ser verosímil, sencillo, claro, de buen gusto y con alcance universal. La Ilustración es el comienzo de la modernidad.

El Ensayo

El género que mejor se adaptaba a los intereses de los ilustrados fue el ensayo, porque era una literatura útil, que servía para la difusión de nuevas ideas, comprendidas por el público, con una prosa didáctica. Se le ha llamado “siglo sin novela”, por su afán de hacer literatura útil y no novelar.

Principales Ensayistas

  • Benito Jerónimo Feijoo: Fue un gran divulgador que utilizaba en sus obras un tono coloquial y su labor fue crítica. Quería acabar con los errores, supersticiones y prejuicios del pueblo. Obras: Teatro Crítico Universal y Cartas Eruditas (artículos de diversos temas).
  • Gaspar Melchor de Jovellanos: Participó en la vida política del país hasta su muerte. Escribió numerosos textos en prosa, en los que abordó los problemas del país y propuso reformas. Obras: Memoria sobre espectáculos y diversiones públicas, Informe sobre la ley agraria, Memoria sobre la educación pública. Su producción literaria fue escasa: algunos poemas y dos piezas teatrales.
  • José Cadalso: Formó parte de la Fonda de San Sebastián. Creía que los principales valores de un “hombre de bien” eran la familia, la amistad y el servicio a la comunidad. Cultivó todos los géneros. Obras: Ocios de Juventud (colección de sonetos, poemas satíricos y anacreónticas), Solaya o Los circasianos y Don Sancho García (tragedias), Noches Lúgubres y Cartas Marruecas. Esta última es su obra más importante, compuesta por noventa epístolas agrupadas en tres bloques: historia nacional, sociedad española dieciochesca y proyección moral del ser humano.
  • Ignacio de Luzán: Pedía un empleo moderado y cuidadoso del lenguaje figurado, claridad, orden y proporción, a la vez que exigía que la poesía fuera útil y deleitable (“dulce”). Obra: Poética (texto clave del Neoclasicismo español).

El Teatro del Siglo XVIII

Hubo una gran afición al teatro, que produjo enfrentamientos entre el teatro posbarroco y el teatro neoclásico. Dramaturgos posbarrocos empezaron a introducir innovaciones, como concentrar el espacio y el tiempo, reducir el número de personajes y regularizar el estilo (Antonio Zamora y José de Cañizares). El teatro neoclásico propone acabar con un teatro divulgador de ideas sociales y morales y aspira a la verosimilitud (a la verdad) y a la presentación de conflictos universales. Fue un teatro minoritario (para las élites del poder) y con poco público, a excepción de El sí de las niñas de Leandro Fernández de Moratín, que tuvo un gran éxito.

En la segunda mitad del siglo XVIII destacan dos corrientes:

El Teatro Popular

Comedias de magia, de santos y militares. Comedias sentimentales y lacrimosas con personajes infelices. Obra: El delincuente honrado de Jovellanos. El sainete, que reflejaba aspectos cómicos de la vida cotidiana, del lenguaje y usos del pueblo bajo, por medio de la caricatura. Obras: Las castañas picadas y El petimetre de Ramón de la Cruz.

El Teatro Neoclásico

Se llevó a cabo una reforma de los aspectos formales (embellecimiento de locales) y de los contenidos morales (medio de propaganda política y de la educación). Los géneros cultivados fueron:

  • Tragedia neoclásica: tipo de obra determinada por la regla de las tres unidades (lugar, tiempo y acción). El tema fundamental era la lucha por la libertad, en el que el patriotismo y la nobleza de los personajes salen siempre triunfantes. Obra: Raquel de Vicente García de la Huerta.
  • Comedia neoclásica: mostraba una realidad idealizada, con personajes comunes (burgueses y criados), critica las debilidades y vicios de la sociedad, tratando de mostrar la vía de la razón y el buen sentido.
Leandro Fernández de Moratín

Autor teatral y apasionado del teatro, de mayor éxito y gran figura de la literatura española del siglo XVIII. Cultivó el ensayo, la sátira, la poesía y la prosa, y fue gran conocedor de técnicas dramáticas. Recoge la vida social de su tiempo, con un lenguaje coherente y una disposición lógica de sucesos. Obras: El sí de las niñas, Viaje a Italia, El barón, La comedia nueva o el café.

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