El Teatro Español desde 1939 hasta la Actualidad: Tendencias, Autores y Obras Representativas
Teatro en el Exilio
Dos autores destacan en este periodo: Max Aub y Alejandro Casona, con obras como La dama del alba.
Años 40: Evasión y Humor
El teatro de los años cuarenta, condicionado por la sociedad burguesa, se divide en dos líneas principales:
- El drama burgués, continuando la línea de Jacinto Benavente, defiende valores conservadores con una construcción sólida. Destaca Joaquín Calvo-Sotelo.
- El teatro de humor, la vertiente más interesante del periodo, con autores como Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. Ambos cultivaron un teatro de lo inverosímil, cercano al absurdo, que satiriza los hábitos burgueses. Sus obras, como Eloísa está debajo de un almendro (Jardiel Poncela) y Tres sombreros de copa (Miguel Mihura), rompieron con la lógica y el humor tradicional, aunque la incomprensión del público les obligó a crear obras más convencionales.
Años 50: Teatro Realista, Existencialista y Social
En la década de los cincuenta, autores como Alfonso Sastre (La mordaza) y Antonio Buero Vallejo renovaron la escena española, oponiéndose a la dictadura. Sus obras abordan temas como la injusticia social, la explotación obrera, la vida de las clases media y baja, y la condición humana de los marginados. El realismo predomina estéticamente, imitando espacios cotidianos y reproduciendo el habla de diferentes clases sociales. Buero Vallejo, figura principal del teatro de la segunda mitad del siglo XX, destaca por su compromiso con temas universales. Obras como Historia de una escalera y El tragaluz, donde el diálogo es crucial sin descuidar la espectacularidad, se encuentran entre sus piezas más destacadas.
Años 60: La Renovación Formal. Teatro Vanguardista
A finales de los sesenta, surge un movimiento de renovación influenciado por el teatro extranjero: Bertolt Brecht, el teatro underground, el teatro del absurdo. Al igual que en la narrativa y la poesía, los nuevos autores, como Fernando Arrabal, consideran agotado el realismo social y buscan nuevas propuestas. Estas se caracterizan por su oposición estética a los «realistas», aunque a menudo incluyen crítica social. Surgen grupos de teatro independiente como Els Joglars, que priorizan la improvisación, la expresión corporal, la creación colectiva y la ruptura de las convenciones escénicas, en detrimento del texto. Arrabal, exponente del «teatro pánico», destaca por su imaginación, elementos surrealistas, lenguaje infantil y ruptura con la lógica, como se ve en Pic-Nic. Busca un teatro total que exalte la libertad, la provocación y el escándalo.
Años 70 y 80: La Comedia Urbana
Tras la dictadura, la crisis del teatro se agudiza con la disminución del público. Se crean instituciones teatrales oficiales, se representan autores prohibidos (Valle-Inclán, Alberti, Arrabal) y se actualizan clásicos. Continúan y surgen grupos de «teatro independiente». Autores como José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro) y Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano) conectan con el público con un teatro realista con tintes críticos. La experimentación vanguardista continúa con autores como Francisco Nieva y su «teatro furioso» (Trilogía italiana).
Teatro Actual
El eclecticismo define el teatro de finales del siglo XX y principios del XXI. Coexisten grandes superproducciones, especialmente musicales, con obras experimentales que atraen a un público diverso. Destacan autores como Lluïsa Cunillé y Juan Mayorga, con obras como Cartas de amor a Stalin.