PREGUNTA 4: La narrativa desde los años 70 hasta nuestros días
Introducción
El objetivo de la «narratividad» no era tan solo cuestión de contenidos, sino también de la forma de contar. De ahí la importancia que cobró, a partir de 1975, el modelo propuesto por Eduardo Mendoza: La verdad sobre el caso Savolta, escrita desde un aprovechamiento magistral de los registros literarios más populares.
El choque con la narrativa anterior era total. La multiplicidad de recursos literarios denotaba que Mendoza había asimilado las mejores lecciones de la literatura experimental, al tiempo que el tratamiento detallado de ambientes y personajes suponía que no estaba ajeno al aprovechamiento ideológico. La elección de una novela policiaca y la utilización de la técnica del suspense se equilibran con el hallazgo de un lenguaje de irónico realismo, una puesta en escena casi detallista y una atención a los personajes como elementos motrices.
Tendencias narrativas desde 1975
Es difícil establecer objetivos o propósitos comunes en los novelistas de las últimas décadas del siglo XX. Entre otras razones, debido a la proliferación de obras, la convivencia de diversas generaciones y tendencias, y la falta de perspectiva histórica. De manera muy general, se puede observar un alejamiento del experimentalismo y una vuelta al interés por la anécdota, la recreación de tipos y la reconstrucción de ambientes.
Señalamos a continuación, brevemente, las principales líneas de la novela a partir de 1975 hasta nuestros días, así como algunos de los autores y títulos más significativos:
a) Metanovela
Simbiosis entre la narración de la historia (creación) y el proceso seguido para la construcción de la misma (crítica). Un ejemplo de esto se puede encontrar en la generación del 27.
b) La novela lírica
Centra su interés en un mundo más sugerente que concreto, con personaje-símbolo y una mayor tendencia al lenguaje poético. Era la modalidad preferida por Francisco Umbral y la característica esencial de la narrativa de Julio Llamazares.
c) La novela histórica
Es uno de los subgéneros más cultivados desde los 80 por autores de todas las generaciones. Dentro de la novela histórica podemos encontrar varias tendencias. Desde el análisis crítico del pasado hasta la recreación imaginativa presente en las últimas obras de Ana María Matute, Premio Cervantes 2010, se ubican dentro de esta tendencia.
Si bien la tendencia más cultivada es la que se centra en la revisión de la Guerra Civil. Los girasoles ciegos (2004) de Alberto Méndez nos sitúa, a través de cuatro historias, en el drama de la posguerra y pone de manifiesto que es necesario conocer la historia, recuperar la memoria y entender que, en una guerra entre hermanos, al final, todos son perdedores; por eso, quizás, los personajes vencedores a los que se les da voz en la obra aparecen desorientados, perdidos, como los girasoles ciegos.
La noche de los tiempos (2009), la última obra de Antonio Muñoz Molina, trata de cómo eran los españoles y su sociedad en el tiempo de la República y constituye un firme alegato contra las simplificaciones y oportunismos que se realizan en pro de la memoria histórica.
Riña de gatos. Madrid 1936 (2010), premio Planeta de Eduardo Mendoza.
d) La novela de intriga
Mezcla esquemas policiacos con aspectos políticos e históricos. En principio, sus libros responden al esquema general de la novela de intriga, pero este es solo un pretexto para lograr la atención del lector. Lo fundamental es el empleo de esos recursos para hacer un análisis de la realidad nacional, tanto en sus conflictos histórico-sociales y políticos como en su dimensión cultural. La serie de Carvalho constituye una especie de variada y perspicaz crónica barojiana de los tiempos de la democracia.
e) Enfoque realista
Tras el furor del experimentalismo, algunos autores han vuelto a recuperar para la novela el arte de narrar. Eso sí, desde una perspectiva mucho más amplia y abierta, que abarca también el mundo onírico, irracional o absurdo… En esta línea cabría mencionar a Luis Landero.
f) Novela culturalista
En los últimos años, han aparecido una serie de autores jóvenes que hacen una novela que se ocupa de analizar y explicar diferentes aspectos de la cultura occidental desde unas posturas bastante eruditas. Eso es lo que hace Juan Manuel de Prada con Las máscaras del héroe (1996) o La tempestad (1997).
g) Novela urbana
Otra tendencia en la novela de los autores más jóvenes es la de hacer una novela que trata los problemas de la juventud urbana con una estética muy cercana a la contracultura.
h) La generación no cilia
Una nueva generación de narradores nacidos en torno a los setenta parece encabezar un giro novelístico.