Miguel Hernández
Poeta situado entre dos generaciones, la del 27 y la de los años 40. Nace en 1910 y, por edad, pertenece a la generación del 36. Presenta puntos coincidentes con la generación del 27, aunque en gran medida son casualidades. Toda su obra escrita y publicada se concentra en la década de 1930. Comparte con los del 27 la amistad con algunos de sus miembros, el interés por el surrealismo, los clásicos y la zona geográfica. La diferencia fundamental radica en la formación académica: mientras que los del 27 poseen una sólida formación, Miguel Hernández es un autodidacta.
Etapas de su producción
- Primera etapa: Poesía pura. Se inicia con la publicación de Perito en lunas, donde aborda temas cotidianos, la naturaleza, el sexo, la muerte… Influenciada por Góngora y otros poetas coetáneos.
- Segunda etapa: Poesía neorromántica. Silbo vulnerado y El rayo que no cesa son obras que exploran un amor dramático.
- Tercera etapa: Literatura de urgencia. Hernández y otros artistas conciben el arte como un arma de combate. Es una poesía comprometida, de denuncia, que aborda la guerra y el dolor. Destaca Vientos del pueblo.
- Última etapa: Poesía desde la cárcel. Durante su encarcelamiento, escribe sobre la ausencia de los seres queridos. Cancionero y romancero de ausencias es publicado póstumamente por su esposa.
La poesía de los años 40
Presenta dos características principales:
- La ausencia de modelos, debido a la muerte o exilio de los poetas anteriores.
- El rechazo a la etapa anterior. Se recuperan formas y temas tradicionales, dando lugar a lo que algunos denominan poesía rehumanizada.
Se distinguen varios grupos:
Poetas afines al régimen
Con una visión optimista, abordan temas como el amor, el paisaje y la religión. Cultivan el soneto y publican en revistas como Escorial y Garcilaso. Los poetas de esta última, conocidos como garcilasistas, incluyen a Luis Rosales, Leopoldo Panero y Dionisio Ridruejo.
Poesía desarraigada
Perteneciente al bando perdedor de la Guerra Civil, se opone al régimen y presenta una visión pesimista de la vida. Aunque en temas y formas no difiere mucho de la poesía afín al régimen, aporta un punto de vista diferente. Publican en la revista Espadaña y toman como referentes a dos poetas de la generación del 27 que no se exiliaron: Dámaso Alonso, con Hijos de la ira, y Vicente Aleixandre, con Sombra del paraíso (ambas obras publicadas en 1944). Entre los directores de Espadaña destacan Victoriano Crémer y Eugenio de Nora, así como los poetas Blas de Otero y Gabriel Celaya.
Grupo Cántico
Autores andaluces que publican en la revista Cántico, dirigida por Pablo García Baena. Intentan recuperar la poesía neopopular de la generación del 27.
Postismo
Abreviatura de post-surrealismo, liderado por Carlos Edmundo de Ory. Gloria Fuertes es otra figura fundamental de este movimiento.
Poesía de los años 50 y 60
En la década de 1950, la poesía desarraigada evoluciona hacia la poesía social, con Blas de Otero y Gabriel Celaya como principales exponentes. Conciben la poesía como un instrumento para transformar el mundo, abordando temas de injusticia social y la situación de España. Buscan un lenguaje sencillo y coloquial, aunque a veces con escaso valor estético. Destacan obras como Pido la paz y la palabra de Blas de Otero, Cantos iberos de Celaya, y Quinta del 42 y Cuanto sé de mí de José Hierro.
A mediados de los años 60, como reacción a la poesía social, surge la llamada generación del medio siglo, que busca renovar la poesía y embellecerla estéticamente. La poesía de la experiencia se centra en recuerdos del amor, la amistad y el paso del tiempo. Se produce un embellecimiento de la forma sin caer en excesos vanguardistas. Entre los poetas del medio siglo destacan Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Juan Goytisolo y Ángel González. También surgen los cantautores y la poesía de la experiencia.