Antonio Machado (1875-1939)
Antonio Machado: Su poesía se acerca al Modernismo. Su lenguaje literario es sencillo, pero a la vez representa una gran densidad. En sus versos percibimos reflexiones muy profundas sobre el ser humano, el tiempo, la vida y la muerte. También el tema de España se refleja en muchos de sus poemas. En ellos observamos una visión muy crítica sobre el atraso del país y sus vicios ancestrales, pero hay también muchos versos esperanzados que cantan a la juventud, al trabajo y a la inteligencia. En su primer libro, Soledades, galerías y otros poemas (1907), observamos cierta influencia modernista.
En Campos de Castilla (1912-1917) recoge poemas sobre la honda belleza de las tierras castellanas, pero también sobre su atraso e inmovilismo.
En Nuevas canciones (1923) encontramos canciones de corte popular y proverbios que encierran auténticas reflexiones filosóficas.
Juan Ramón Jiménez (1881-1958)
Juan Ramón Jiménez es uno de los maestros más importantes de la poesía del siglo XX. Su obra se suele dividir en tres períodos:
Etapa sensitiva (1898-1915)
Sus primeros libros se sitúan dentro de la influencia modernista. En esta etapa predominan los colores suaves y los sentimientos melancólicos. Pertenecen a esta época: Arias tristes (1903), Jardines lejanos (1903) y Platero y yo (1914).
Etapa intelectual (1916-1936)
Juan Ramón va depurando su lenguaje de los adornos modernistas y empieza a escribir un tipo de poesía desnuda y sencilla que expresa la esencia de las cosas y de los sentimientos. De esta etapa es Diario de un poeta recién casado (1917), en el que ya utiliza el verso libre y elimina la rima, porque busca un lenguaje poético depurado de todos los adornos innecesarios.
Etapa suficiente o verdadera (1937-1958)
Juan Ramón Jiménez se exilió al principio de la Guerra Civil. En el exilio escribió Dios deseado y deseante (1948-49), libro de poemas en prosa, aunque profundamente lírico y libre ya de cualquier atadura formal.
La novela en la Generación del 98
Se diferencian de los autores realistas en que:
- Se interesan más por el mundo interior de sus personajes que por los hechos externos que les suceden. De ahí que escaseen las descripciones exteriores para centrarse en las descripciones de sentimientos y en las dudas existenciales de sus personajes.
- En las novelas se presentan varios puntos de vista para exponer diversas opiniones sobre un mismo hecho. Algunas se acercan al ensayo.
- España y sus problemas son un tema recurrente en sus obras.
- El lenguaje literario se cuida más que en el siglo anterior; los autores del 98 utilizan un lenguaje sencillo pero muy elaborado, hasta el punto de que algunos fragmentos de Azorín parecen verdaderos poemas en prosa.
José Martínez Ruiz, Azorín (1873-1967)
Azorín se interesó por todos los géneros literarios menos por la poesía. Fue periodista, un magnífico ensayista y autor de varias novelas.
Su lenguaje literario se caracteriza por las oraciones cortas y un vocabulario riquísimo y minucioso. Sus primeras novelas son de corte autobiográfico, como La voluntad (1913), pero es en los ensayos, como Castilla (1912), donde consigue sus mejores páginas. Azorín suele enlazar pasado y presente en un espacio intemporal lleno de magia y sugerencias.
Miguel de Unamuno (1864-1936)
Miguel de Unamuno traslada a su obra literaria los dos temas que le preocupan con mayor intensidad: el problema de España, por un lado, y el problema existencial, por el otro. Ambos temas aparecen una y otra vez tanto en sus novelas como en sus ensayos, en sus artículos periodísticos o en sus obras teatrales.
- En los ensayos, Miguel de Unamuno expuso sus dos máximas preocupaciones: el sentido de la existencia y el problema de España. Algunos títulos son: Del sentimiento trágico de la vida (1913) y Por tierras de Portugal y España (1911).
- En las novelas vuelve a defender las ideas que ya había expuesto en muchos de sus ensayos. Sus personajes son portadores de conflictos existenciales más que personajes de carne y hueso. Unamuno, consciente de que sus novelas no eran novelas al uso, las denominó nivolas. San Manuel Bueno, mártir (1930) es una novela breve en la que se suprime toda descripción accesoria.
Pío Baroja (1872-1956)
Pío Baroja ha sido considerado el gran novelista de la generación del 98. Su pensamiento, muy crítico con la sociedad, se refleja en la creación de unos personajes solitarios e inadaptados que, aunque quieren cambiar el mundo, acaban siendo vencidos por la sociedad y por sus propios conflictos internos.
De entre las numerosas novelas de Baroja destacan:
- La busca (1903). El protagonista, Manuel, es un muchacho pobre, hijo de la sirvienta de una pensión, que trabaja en varios oficios, entre ellos de panadero, pero no consigue progreso alguno y acaba como un golfo más por las calles de Madrid.
- El árbol de la ciencia (1911). Andrés Hurtado, el protagonista de la novela, es una persona inadaptada y muy crítica con la sociedad, que estudia Medicina y trabaja como médico, aunque no tiene vocación.
Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936)
Ramón María del Valle-Inclán cultivó casi todos los géneros literarios: la narrativa, el ensayo, la poesía lírica y el teatro. Su obra teatral, absolutamente revolucionaria, abrió las puertas del teatro español a la modernidad con la creación del esperpento.
Etapas en la obra literaria de Valle-Inclán
En su obra literaria podemos distinguir dos etapas diferentes cuyas características se manifestarán tanto en sus novelas como en sus obras teatrales.
Primera etapa (1902-1920)
Sus obras están dentro de la corriente modernista. En su obra narrativa de este período destacan las Sonatas (1902-1905). Su protagonista es el marqués de Bradomín, un seductor «feo, católico y sentimental», que narra sus aventuras eróticas desde el recuerdo. El lenguaje de las Sonatas es sensorial y muy rítmico, casi prosa poética en muchos de sus fragmentos.
Segunda etapa (1920-1936)
Tras su experiencia como corresponsal durante la Primera Guerra Mundial (1914), se produce en la vida y la obra de Valle-Inclán un giro radical. Abandona sus posiciones políticas más conservadoras y la estética del Modernismo, y su posición crítica se agudiza acercándose a los postulados de la generación del 98.
Nace así el esperpento, una respuesta ética y estética que quiere mostrar la miseria material y moral de España, a través de unos personajes degradados física y moralmente que la reflejen en toda su crudeza.
La esperpentización de personajes y ambientes la consigue a través de: