Teatro Español Anterior a 1936: Panorama General
Desde finales del siglo XIX predomina en España un teatro dominado por la rutina, que atrae a un público de clase media-alta en busca de distracción con obras intrascendentes. Benito Pérez Galdós reacciona contra este tipo de teatro con sus dramas realistas, destacando El abuelo. Más tarde, Jacinto Benavante propone un teatro opuesto al de Echegaray, con obras como Los intereses creados, que influirán en La Casa de Bernarda Alba.
Otra reacción es el teatro poético de inspiración neorromántica y lenguaje modernista, con figuras como Marquina y los hermanos Machado. Por último, cabe destacar el teatro costumbrista de los hermanos Quintero, Carlos Arniches y Pedro Muñoz Seca, de tono cómico y enfocado en la diversión.
La Generación del 98 y el Teatro
La Generación del 98 rechaza el teatro de Echegaray y se decanta por un teatro minoritario. Podemos citar a Miguel de Unamuno, con un teatro ideológico donde destaca Fedra, y a Azorín, con un teatro experimental, destacando Luces de Bohemia y Martes de Carnaval.
Durante estos años, las compañías comerciales siguen estrenando obras que atraen a un público poco exigente, mientras que el teatro de Unamuno, Azorín y Valle-Inclán resulta un fracaso. Sin embargo, durante el periodo de la República, se produce un intento de popularizar el teatro a través de las misiones pedagógicas, en las que participan poetas como Miguel Hernández (teatro ambulante) y Alejandro Casona (La Barraca), además de la compañía teatral impulsada por Federico García Lorca.
Federico García Lorca y la Renovación Teatral
Con Federico García Lorca, el teatro español experimenta una transformación significativa. En su obra dramática, recoge la tradición del teatro poético. Algunos rasgos generales de sus obras incluyen:
- Un tratamiento poético de la realidad.
- Lenguaje popular.
- Protagonistas femeninas que viven entre su deseo de liberación y una sociedad represiva.
- Temas que giran en torno al amor y el deseo sexual, desembocando en la frustración o la muerte.
Su producción teatral comprende tres grupos de obras:
- El drama histórico y las farsas: destacan Mariana Pineda, Retablillo de Don Cristóbal y La zapatera prodigiosa.
- Las comedias «imposibles»: comedias vanguardistas con influencias surrealistas, como Así que pasen cinco años y El público.
- Las tragedias: cuatro tragedias donde se equilibra el lenguaje poético y la acción dramática, destacando Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera y La Casa de Bernarda Alba, su obra maestra.
La Casa de Bernarda Alba: Resumen y Temáticas
La Casa de Bernarda Alba narra el encierro de ocho años impuesto por Bernarda Alba a sus hijas tras la muerte de su marido, provocando el deseo de libertad en ellas. La pasión crece en una casa de paredes blancas, silenciosa y llena de mujeres insatisfechas, desembocando en el suicidio de Adela, la más joven y rebelde, y la consiguiente vuelta a la reclusión y el silencio.
Temas Principales y Secundarios
En la obra aparecen tres tipos de temas:
- Social: critica aspectos de la sociedad de la época como la marginación de la mujer, la hipocresía y el clasismo.
- Psicológico: desarrolla la personalidad y las reacciones de cada personaje ante la represión y la falta de libertad: rebeldía, locura, boda de conveniencia, la muerte de Adela.
- Moral: censura de la España tradicional y conservadora.
Análisis Detallado de Temas
A) Enfrentamiento entre moral autoritaria y deseo de libertad: El tema central es la represión ejercida por una moral estricta y autoritaria frente a las ansias de libertad. La oposición se plantea desde que Bernarda niega a sus hijas la libertad de decidir sobre sus vidas. Las criadas, la abuela y las hijas desarrollan ansias de libertad y pasión. Las que más se rebelan son María Josefa y Adela, quien manifiesta que no quiere perder su «blancura». El autoritarismo de Bernarda se manifiesta en su primera y última intervención, cuando pronuncia «¡Silencio!». Bernarda está condicionada por el «qué dirán». Impone el orden frente al instinto. El deseo de libertad y la pasión amorosa de Adela constituyen su principal característica, la rebeldía, visible en su abanico de flores y su vestido verde. En conclusión, en un mundo así estructurado solo hay dos salidas: la locura (María Josefa) o el suicidio (Adela).
B) Diferencia entre hombre y mujer. Marginación de la mujer: García Lorca denuncia la marginación de la mujer y enfrenta dos modelos: uno basado en una moral relajada, como el de Paca la Roseta (prostituta) o la hija de Librada, y una delimitación de oficios entre hombre y mujer: «Hilo y aguja para las hembras, látigo y mula para el varón. ¡Eso tiene ser mujer!». A los hombres se les permite todo, mientras que las mujeres son marginadas y linchadas.
C) Mujer y tragedia: El personaje femenino se consume en la soledad y la ausencia, buscando al hombre. Las hijas de Bernarda son víctimas de una feroz represión sexual y una infelicidad amorosa a la que todas se resignan, excepto Adela. Todas coinciden en la necesidad de amar, lo que las enfrentará por Pepe el Romano. María Josefa busca un varón para tener hijos.
D) La búsqueda de un varón: Bernarda prohíbe la entrada de hombres en su casa. La represión del hombre aparece a través de referencias y alusiones a historias amorosas, donde los hombres son símbolo de vida.
E) La honra: Bernarda, guiada por la tradición y la sociedad, exige a sus hijas un comportamiento público inmaculado. El sentido de la honra guía a Bernarda y Poncia, y hace posible el linchamiento de la hija de Librada y la recriminación de Bernarda a su hija Angustias por mirar a los hombres en el funeral de su padre.
F) La hipocresía: Es un motivo recurrente en la obra, visible en la preocupación por guardar las apariencias. Se observa en Bernarda («Mi hija ha muerto virgen»), en Martirio («Se alegra de» la boda de Angustias), en las criadas y en María Josefa.
G) La injusticia social. El clasismo: La obra plantea una jerarquía social, donde cada persona humilla a quien está en una posición inferior. Ejemplos: «Pero los olvidan delante de un plato de garbanzos» y «Soy una perra sumisa».
H) El odio y la envidia: Son objetos de odio a lo largo de la obra, que está repleta de odio expresado a través de insinuaciones («¡Guárdate esa lengua en la madriguera!»), insultos («¡Mandona!») y expresiones directas («Mi sangre ya no es tuya»).