El Renacimiento y el Barroco en España: Un Recorrido Histórico y Cultural

El Renacimiento en España

El Renacimiento se desarrolló en Italia entre los siglos XIV y XVI y, desde allí, se difundió por otros países europeos. El dominio en Nápoles permitió el contacto de los escritores y pensadores españoles con el mundo italiano desde mediados del siglo XV. Sin embargo, el Renacimiento no llegó a afianzarse plenamente hasta los reinados de Carlos I y Felipe II.

Aspectos políticos, sociales y económicos

La España del siglo XVI está marcada por la estabilidad política, la paz interior y la abundancia del oro y la plata de América. En esta centuria, España se erigió en potencia mundial, con inmensas posesiones territoriales. Tal preeminencia originó continuos conflictos y guerras, pero estos se mantuvieron en el exterior.

En la segunda década del siglo XVI se produjo el acceso al trono español de la Casa de Habsburgo, con el inicio del reinado de Carlos I, quien fue nombrado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Durante los primeros años, en Castilla tuvo lugar un grave conflicto interno: la rebelión de los comuneros, que constituyó un intento por limitar el poder de la nobleza.

Por su política imperialista, Carlos V tuvo que afrontar guerras con Francia, con los turcos y con los protestantes. Tras la Paz de Augsburgo, Carlos I abdicó en favor de su hijo, Felipe II, que fue coronado rey. Heredó un estado empobrecido, aunque centró su política en las posesiones peninsulares. En esta época se acentuaron el control religioso y la represión contra la libertad de pensamiento.

Durante estos años, Castilla vivió una fase de crecimiento económico y demográfico. Pero en España había también miseria y hambre, como atestigua el auge de la picaresca. La sociedad seguía siendo estamental, con una nobleza que gozaba de prestigio, influencia y privilegios. Pero aunque la burguesía creció y se enriqueció, la mayoría de sus miembros aspiraba a convertirse en hidalgos. Los campesinos constituían el grupo social sobre el que recaía la mayoría de los impuestos.

Reforma y Contrarreforma

En el siglo XVI en Europa se produjo un movimiento de renovación espiritual entre cuyas manifestaciones se incluye la Reforma, que dio lugar al protestantismo. El fraile y teólogo Martín Lutero expuso sus 95 tesis en las que cuestionaba el alcance de las indulgencias papales y exhortaba a la Iglesia a retornar a las enseñanzas de la Biblia. Esas tesis se propagaron por Alemania y el resto de Europa, originando la Reforma protestante.

Este movimiento acentuaba la experiencia religiosa individual, la búsqueda de Dios por el amor y los valores evangélicos, en oposición al ritual externo y a la sumisión a las autoridades de la Iglesia católica. La nueva devoción surgió entre los sectores minoritarios cultos y urbanos, influidos por el humanismo, y cristalizó en diferentes tendencias cristianas heterodoxas como el iluminismo o el protestantismo, que compartían la religiosidad interior y la libre interpretación de la Biblia. Ambas fueron perseguidas y reprimidas por la Inquisición.

Las ideas que más repercusión tuvieron en España fueron las de Erasmo de Rotterdam, que defendía una religiosidad interior, la reforma del clero y el regreso a la Biblia, pero sin cuestionar la autoridad de la Iglesia de Roma. En respuesta a la Reforma, la Iglesia católica organizó la Contrarreforma y convocó el Concilio de Trento, que fijó los principios del catolicismo y estableció las medidas de renovación. En España se habían introducido con anterioridad novedades, entre las que destacan la reforma de las órdenes religiosas y la creación de la Compañía de Jesús. La Inquisición publicó el Índice de libros prohibidos y a los españoles les fue prohibido estudiar en universidades extranjeras.

Creencias colectivas

Se extendieron creencias que confundían lo religioso y lo mágico. Otro de los valores imperantes fue la limpieza de sangre, que consistía en no descender de judíos o musulmanes. Los conversos fueron rechazados y discriminados en la obtención de dignidades y oficios, y la obsesión por esta limpieza evolucionó hacia la valoración y el orgullo del cristiano viejo. Con la limpieza de sangre estaba relacionado el sentimiento de la honra o apreciación pública de los méritos de una persona. La honra de los hombres de una familia dependía de la conducta de las mujeres, consideradas posesión masculina y sobre las que se podía ejercer el control y la violencia. La Iglesia intentó combatir la dimensión social de la honra y acentuar el valor de una conducta noble y virtuosa.

La Cultura en el Renacimiento

En el Renacimiento tuvo lugar un cambio en la concepción del ser humano y en sus relaciones con Dios y con la naturaleza. Dotado de libertad, dignidad y capacidad de decidir sobre sí mismo, el hombre se situó en el centro del mundo (antropocentrismo).

La base de la transformación de la cultura renacentista fue la valoración de la educación y la recuperación de las letras clásicas realizadas por los humanistas.

El Humanismo

El humanismo fue una corriente de pensamiento basada en los estudios humanísticos que imponían el aprendizaje del latín clásico, lo que permitió el acceso directo a las obras de la Antigüedad. La lectura de los autores antiguos llevó, en la creación poética, a su imitación entendida como conocimiento de textos diversos y recreación personal. En la obra humanística, se exaltan la naturaleza y el placer; en ellas predomina una visión optimista y confiada del mundo.

Los humanistas fueron muy apreciados, ya que participaban activamente en el desarrollo de la vida urbana: educaron a nobles y burgueses, desempeñaron importantes cargos, participaron en la vida política y económica de las ciudades y disfrutaron de la protección de los poderosos.

Humanismo y Renacimiento en España

El humanismo cobró importancia a fines del siglo XV. A principios del XVI destaca la labor del Cardenal Cisneros, impulsor de reformas culturales y espirituales, que promovió la edición de la Biblia en hebreo, arameo, griego y latín y fundó la Universidad de Alcalá de Henares. Cabe mencionar la reivindicación y estudio de la lengua nacional. El español se impuso en la literatura y la ciencia, y se tradujeron obras latinas. Antonio de Nebrija publicó la Gramática de la lengua castellana, y Juan de Valdés, el Diálogo de la lengua.

Durante el Renacimiento se produjo un resurgir del ideal caballeresco, fusionado en este caso con la cultura. La política imperial de Carlos I, que llevó a sus servidores a tierras italianas, favoreció la aparición del ideal de cortesano: el poeta que participa en campañas militares y misiones diplomáticas.

Testimonios de la novela pastoril en España

En España, la novela pastoril se inaugura en 1559 con la Diana, de Jorge de Montemayor, que combina elementos de la narrativa, la lírica y el drama en una estructura en prosa con mezcla de verso. Esta novela contó con 20 ediciones en 30 años y pronto se tradujo al inglés y al francés. Con posterioridad, se publicaron la Segunda parte de la Diana de Alonso Pérez; Diana enamorada de Gaspar Gil Polo; La Galatea de Miguel de Cervantes, y la Arcadia de Lope de Vega.

Historia

La novela pastoril se construye también mediante el viaje: los personajes se desplazan en busca de la felicidad. En la historia se distinguen dos tipos de acciones: una en presente, lenta, y otras en pasado, constituidas por los relatos de los pastores. Durante el viaje se suman historias de problemas amorosos de otros personajes, que se comunican y comparten.

Los personajes de la novela pastoril son pastores idealizados que se comportan y hablan como cortesanos y se caracterizan por su castidad. En estos relatos sobresale el protagonismo de algunos personajes femeninos. Constituye un espacio bucólico, arcádico: árboles, fuentes, valles umbrosos, verdes prados, arroyuelos, ovejas…

La novela celestinesca

Todas las historias narran amores que se desarrollan con ayuda de los criados del enamorado y de una alcahueta, con un marcado carácter erótico. Sin ser plenamente realistas, ofrecen un cuadro verosímil de la sociedad de la época.

La novela morisca

Evoca la vida de la frontera entre Castilla y el último reino musulmán del siglo XV. A diferencia de las novelas de caballerías, que alternaba lugares reales y ficticios, la toponimia de estas obras es real. El más célebre de estos relatos es Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa. Los dos personajes masculinos, el moro Abindarráez y el caballero castellano Rodrigo de Narváez, presentan rasgos caballerescos y el concepto del amor de la novela es el de las novelas de caballerías. El Abencerraje propone, además, la idea de la convivencia posible entre musulmanes y cristianos.

Novelas ejemplares

Entre la primera y la segunda parte del Quijote, Cervantes publicó sus Novelas ejemplares, una colección de doce relatos que, excepción hecha del Quijote, constituyen lo más destacado de su producción. Las Novelas ejemplares son realistas e idealistas, críticas y conformistas, burlescas y serias, e incorporan los estilos de otros modelos narrativos de la época y materiales folclóricos.

Características estructurales y temáticas

Las Novelas ejemplares carecen de un marco común, no existe un nexo que las una, salvo, El coloquio de los perros que se inserta dentro de El casamiento engañoso. A pesar de su aparente sencillez, presentan variedad de modos narrativos y gran complejidad. La mayoría de estos relatos cuentan una historia de amor. La amistad está también presente en varias de las novelas: muchos personajes tienen un amigo fiel, lo que permite la introducción del diálogo y, con él, la presentación de distintas interpretaciones del mundo. Otros relatos de la colección, como Rinconete y Cortadillo, se centran en el mundo de los pícaros, las prostitutas, los ladrones… El coloquio de los perros y El casamiento engañoso desarrollan los temas de la hipocresía y el engaño.

El Barroco

En las últimas décadas del siglo XVI, se inició un periodo de crisis económica y decadencia política y militar.

Aspectos políticos, sociales y económicos

Tras el reinado del poderoso Felipe II, el trono español fue ocupado por los denominados Austrias menores: Felipe III, Felipe IV, y Carlos II. A la muerte de este último monarca, la Casa de Habsburgo dejó de ser la dinastía reinante en España. El país comenzó el siglo XVII arruinado y a mediados de la centuria, había perdido grandes dominios territoriales y su hegemonía en Europa. Para llegar a esta situación, confluyeron diversas circunstancias:

  • Cesión del poder a los validos. La monarquía de este periodo se caracterizó por el autoritarismo y por la cesión del poder del rey a los validos: secretarios de estado que ejercían gran influencia sobre el monarca y eran responsables de importantes decisiones políticas. Entre ellos destacan el duque de Lerma y el Conde-duque de Olivares.
  • Crisis económica. Las guerras finales del reinado de Felipe II y los constantes conflictos posteriores ocasionaron graves problemas financieros y contribuyeron a la quiebra del estado, consumido por las deudas con bancos extranjeros. La presión fiscal, la inflación, las malas cosechas y el estancamiento de la producción acrecentaron la miseria y el desempleo, hechos que desencadenaron constantes revueltas y disturbios populares.
  • Despoblación. Las epidemias de peste provocaron un notable descenso demográfico. Se produjo una emigración a las ciudades, lo que incrementó el número de pobres, mendigos y delincuentes.
  • Improductividad y corrupción. La nobleza continuó como clase improductiva y ociosa, que vivía en el lujo y el despilfarro, y gozaba de múltiples privilegios. La corrupción y la inmoralidad cundieron entre los grupos de poder.

La ideología del Barroco

Se considera que el Barroco es la expresión artística de una visión del mundo y una actitud vital determinadas por un contexto sociohistórico conflictivo.

Conciencia de crisis, contradicciones y paso del tiempo

Las dificultades reales generaron una sensación de inseguridad e inquietud, que desembocó en una concepción pesimista y en el sentimiento del desengaño. Creció la incertidumbre, causada por el velo de la apariencia y el cambio constante que provocaban desconfianza, pues impedían ver la realidad; pero, a la vez, despertó la fascinación por lo exótico, lo raro y lo deforme. La realidad se concibió como una lucha de contrarios: en lo individual y en el aumento de la asechanza y el conflicto entre los hombres. El arte reflejó tales contradicciones con el contraste de luz y de sombras, y las fiestas barrocas combinaron la celebración religiosa con la risa y los placeres, lo sagrado y lo profano. Junto con la insatisfacción general, se desarrolló la percepción de la debilidad del hombre, la fugacidad del tiempo y la presencia de la muerte.

Creencias colectivas

En el Barroco se produjo una intensificación del irracionalismo, de la visión mágica de la realidad y de las creencias en hechos sobrenaturales. Paralelamente, aumentaron la obsesión por la limpieza de sangre, el honor y la misoginia.

Corrientes de pensamiento

La situación conflictiva del hombre barroco originó reacciones diversas: desde la búsqueda del placer y la belleza, como vía de escape de la angustia, hasta la aceptación realista o el consuelo de la espiritualidad ascética. El ascetismo propugnaba la esperanza en la vida eterna frente a la muerte y el sufrimiento, y la renuncia de las pasiones ante la adversidad y el dolor. Estas ideas se relacionaban con los principios de la filosofía estoica, de gran difusión en la época, que influyeron notablemente en la obra de Quevedo.

La cultura barroca

La crisis del siglo XVII coincidió con una etapa de gran esplendor cultural, por lo que este periodo, junto con el Renacimiento, se conoce como el Siglo de Oro o los Siglos de Oro. Las manifestaciones culturales del Barroco español, están influidas por los principios católicos de la Contrarreforma.

Mecenazgo y cultura oficial

La monarquía y los grupos privilegiados se dedicaron al fomento de actividades artísticas, es decir, a la práctica del mecenazgo. La cultura oficial se hallaba en manos de universidades y colegios y surgieron también academias y tertulias minoritarias sobre asuntos artísticos y científicos, especialmente en Madrid, Sevilla, Valencia y Barcelona. Como la mayoría de la población era analfabeta, la información se transmitía oral y visualmente. Esta circunstancia explica el auge de la enseñanza religiosa por medio de sermones, de las imágenes y las fiestas.

La fiesta barroca

Marcada por dos fenómenos destacables:

  • Tendencia al espectáculo. Se evidencia sobre todo en las fiestas, pero también en la vida pública, en los rituales de la corte, en las ceremonias religiosas y en las procesiones.
  • Auge del teatro. Es el gran espectáculo de la época, y se halla sumamente vinculado a las fiestas.
Tipos de fiestas barrocas
  • Fiestas cortesanas: de carácter civil o religioso, llenaban la calle de carros triunfales, banderas, tapices, colgaduras y ricos vestidos, para exaltar el poder de la nobleza. Había también mascaradas y fuegos artificiales. Vinculadas a ellas se hallaban las ceremonias por la muerte de grandes personajes, con cortejos y catafalcos.
  • Fiestas sacramentales: la más importante era la del Corpus, que conjugaba la celebración religiosa y el goce de los sentidos en la representación de autos sacramentales y de piezas cómicas. En estas fiestas abundaban elementos visuales.
  • Fiestas populares: se organizaban especialmente por motivos religiosos. También se celebraban ferias y fiestas familiares.
La novela picaresca

Fundada con el Lazarillo, culminó el Barroco con el éxito de Guzmán de Alfarache. La Vida de Guzmán de Alfarache, obra de Mateo Alemán, se publicó en dos partes: la primera en 1599 y la segunda en 1604. El Guzmán presenta dos planos discursivos: la narración de la vida de un pícaro y las constantes reflexiones morales del narrador, que obedecen a un propósito didáctico: contribuir al bien común con la doctrina y con el relato de la vida delictiva del protagonista, que muestra la existencia del engaño y la maldad del hombre.

Guzmán de Alfarache se presenta como una autobiografía en la que se seleccionan aquellos episodios que determinan la evolución del protagonista. La finalidad didáctica abarca distintos aspectos de la vida y por ello insiste en temas como la honra y el dinero.

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