José Augusto Martínez Ruiz (Azorín)
Biografía
José Augusto Martínez Ruiz, conocido como Azorín, nació en Monóvar, Alicante, el 8 de junio de 1873 y falleció en Madrid el 2 de marzo de 1967. En 1896, se estableció en Madrid, donde colaboró en periódicos y revistas como crítico y traductor. Publicó sus artículos en El País, El Progreso y El Imparcial. Posteriormente, contribuyó durante muchos años en ABC, en revistas como Revista Nueva Juventud, Arte Joven, Alma Española y España, en el Diario de la Marina de La Habana y en otras publicaciones hispanoamericanas.
Participó en la vida política y fue diputado en varias ocasiones. También ocupó el cargo de subsecretario de Instrucción Pública. Viajó extensamente por España. En 1924, fue elegido académico de número por la Real Academia Española de la Lengua. En octubre de 1936, Azorín se exilió en París, donde coincidió con Baroja, Marañón, Menéndez Vidal, Ortega y Gasset y otros intelectuales españoles. A su regreso, en 1939, continuó escribiendo, pero en 1952 anunció su retirada de la vida pública y literaria.
Azorín fue un hombre apasionado y revolucionario en su juventud, alto y de complexión gruesa. Sin embargo, en su vejez, se volvió silencioso y solitario, delgado, tímido y cortés, lleno de bondad y, a veces, dulcemente irónico. Estuvo casado con Julia Guinda y no tuvieron hijos.
Obra Literaria
Su obra, que supera el centenar de títulos, abarca todos los géneros literarios excepto la poesía: novela, teatro, crítica literaria, rememoración histórica, confesiones autobiográficas, descripción paisajística, teorización política y crónicas de actualidad.
Ensayos
- Azorín dedicó especial atención al paisaje de España y a la reinterpretación de las obras clásicas. En sus ensayos sobre la situación española, se observan los rasgos característicos de la Generación del 98: describe aspectos concretos de la realidad española y analiza sus graves problemas.
- En Castilla (1912), su objetivo principal es profundizar en la tradición cultural española.
- Entre sus ensayos literarios destacan: Ruta de Don Quijote (1905), Clásicos y modernos (1913), Los valores literarios (1914) y Al margen de los clásicos (1915). En ellos, busca despertar la curiosidad y el interés por la lectura, expresando sus impresiones y reflexiones personales sobre la literatura española.
Novelas
- Primera etapa: Predominan los elementos autobiográficos. El protagonista es Antonio Azorín, un personaje de ficción que representa la conciencia del autor. Obras: La Voluntad (1902), Antonio Azorín (1903) y Las confesiones de un pequeño filósofo (1904).
- Segunda etapa: Azorín abandona los elementos autobiográficos, pero mantiene su obsesión por el paso del tiempo. Obras: Don Juan (1922), basada en la conversión cristiana del mito, y Doña Inés (1925).
- Tercera etapa: Obras marcadas por el vanguardismo y el drama personal y cosmológico inspirado en Rainer María Rilke. Obras: Félix Vargas (1928), Superrealismo (1929) y Pueblo (1939).
- Cuarta etapa: Tras la Guerra Civil, Azorín regresa a la narrativa. Obras: El escritor (1941), María Fontán (1943) y La isla sin aurora (1944).
Teatro
- Sus obras teatrales no tuvieron el éxito esperado. Escribió Old Spain (1926), Brandy, mucho brandy (1927), Comedia del arte (1927) y la trilogía Lo invisible, compuesta por La arañita en el espejo, El segador y Doctor Death (1927), considerada por algunos críticos como su mejor producción dramática.
- Su intención era eliminar el provincialismo del teatro español y elevarlo a la categoría del teatro europeo, pero sus propuestas tuvieron escaso éxito.
La Generación del 98
Desde que Azorín acuñó el término «Generación del 98» en sus artículos de 1913, Clásicos y modernos, se han identificado rasgos que caracterizan a sus integrantes:
- Preocupación por la situación de España: A diferencia del Modernismo, la Generación del 98 se preocupó por la situación del país, adoptando una postura crítica similar a la de Larra. Buscaban conmover la conciencia nacional, no solo renovar la estética.
- Idealismo en las soluciones: Propusieron soluciones idealistas para regenerar el país, en contraste con el pragmatismo de los regeneracionistas. Creían que la falta de conciencia nacional era el problema y que la solución residía en modificar la mentalidad del pueblo a través de sus obras.
- Búsqueda de la esencia española: Consideraban a Castilla como la esencia del alma española, por lo que buscaron las claves de la identidad española en su paisaje y literatura medieval.
- Angustia existencial: La angustia, el pesimismo y la preocupación por los problemas existenciales les llevaron a cuestionarse temas religiosos. Baroja se declaró ateo, mientras que Unamuno experimentó una lucha interna entre la razón y la fe.
Estilo Literario
Los autores de la Generación del 98 no comparten un estilo uniforme, pero coinciden en:
- Rechazo del retoricismo: Rechazaron el barroquismo y retoricismo del siglo XIX, buscando la precisión y la claridad.
- Sencillez y claridad: Priorizaron el contenido sobre la forma, abogando por un lenguaje natural y claro.
- Recuperación de localismos y arcaísmos: Incorporaron palabras tradicionales y regionales a sus obras.
- Subjetivismo y lirismo: Expresaron su sentir personal, fusionando paisaje y alma, realidad y sensibilidad.
- Innovación en los géneros literarios: Cultivaron el ensayo y experimentaron con la novela y el teatro.