Romanticismo
El Romanticismo es un movimiento que rompe con los esquemas establecidos en el Neoclasicismo, defendiendo la fantasía, la imaginación y la pasión, frente al racionalismo anterior. Se inició en Alemania y se extendió por toda Europa.
Prosa
En la prosa destaca la novela, con dos subgéneros:
- La novela histórica, donde se destacan Walter Scott, Gil y Carrasco (El señor de Bembibre).
- La novela social, donde Eugenio Sue plantea problemas sociales con un tono melodramático, y es publicada a través de periódicos.
También es importante el cuadro de costumbres, artículo en prosa de poca extensión, del cual hay dos variedades principales:
- Las escenas (de hechos y costumbres).
- Los tipos (personajes).
Los principales autores fueron Mesonero Romanos y Mariano José de Larra, que escribió artículos de costumbres, políticos y literarios, y creó un nuevo periodismo.
Poesía
Los poetas románticos componen sus poemas en medio de un arrebato de sentimientos, plasmando en versos todo cuanto sienten o piensan, mediante métricas vulgares, prosaicas y de gran diversidad. Los principales temas son:
- El Yo, la propia intimidad, unida a sentimientos de libertad y rebeldía.
- El amor pasional.
- Temas históricos y legendarios.
- Las reivindicaciones sociales (sobre todo de personajes marginales).
- La naturaleza, que se adapta al estado de ánimo del poema.
Autores destacados son:
- José de Espronceda, con obras como El estudiante de Salamanca o El diablo mundo.
- Gustavo Adolfo Bécquer, autor de un Romanticismo tardío, que escribió Rimas y Leyendas, 79 poemas breves.
Teatro
El teatro del Romanticismo comienza a triunfar con el Duque de Rivas, en 1835. Zorrilla, que escribió Don Juan Tenorio. Es un teatro sin normas, con libertad en muchos aspectos:
- Temas legendarios, aventureros, histórico-nacionales… con el amor y la libertad como estandarte. No aspiran a aleccionar, como los neoclásicos, sino a conmover.
- El número de personajes aumenta.
- El héroe masculino suele ser misterioso y valiente.
Estructura
La regla de las tres unidades desaparece. Se mezclan prosa y verso, así como tragedia y comedia.
Escenarios
Cementerios, ruinas, etc. La naturaleza se muestra acorde con los sentimientos y estados de ánimo de los personajes.
Realismo y Naturalismo
El Realismo es un movimiento contrario al Romanticismo: los realistas pretenden testimoniar documentalmente la sociedad de la época y los ambientes más cercanos al escritor, en oposición a la estética del Romanticismo. Se termina de asentar gracias a la revolución de La Gloriosa, en 1868, y la primera obra puramente realista fue La Fontana de Oro (1870) de Benito Pérez Galdós.
Otro movimiento paralelo fue el Naturalismo, que va un paso más allá que el Realismo, y presenta al ser humano sin libertad, determinado por la herencia genética y el medio en que vive. Comienza con la novela La desheredada, escrita también por Galdós.
La Novela Realista
Los realistas consideran la novela como el género más adecuado para reflejar la sociedad de manera objetiva. La componen de tal forma que sea mediante una descripción y observación precisa de la realidad, prestando atención al detalle. Los temas y personajes están extraídos de la realidad, el registro utilizado se ajusta a su clase social. La novela tiene una intención moral y es realista por la influencia de autores extranjeros, especialmente franceses (como Gustave Flaubert), ingleses (como Charles Dickens, escritor de Oliver Twist) y rusos (Tolstói y su Guerra y paz).
Autores Destacados
Durante el proceso de transición del Romanticismo, el Realismo estuvo representado en España por autores como Fernán Caballero (La Gaviota), o Juan Valera (autor de Pepita Jiménez).
El autor más representativo de la época fue Benito Pérez Galdós (1843-1920), un canario que pasó la mayor parte de su vida en Madrid, donde se dedicó a la literatura, a la política y al periodismo. Escribió artículos de costumbres y teatro, sin embargo, mayor importancia tuvieron sus 80 novelas, de las cuales podemos distinguir tres etapas: novelas de tesis sobre temas políticos y sociales, novelas contemporáneas, de carácter costumbrista, en las que refleja el Madrid de la época, y novelas de temas espirituales y morales. Además escribe 46 novelas históricas llamadas Episodios Nacionales, como Trafalgar.
Otro gran autor fue Leopoldo Alas «Clarín», fue un novelista crítico, y sus principales obras fueron Adiós Cordera, y La Regenta.
Emilia Pardo Bazán fue una autora gallega de técnica naturalista. Dedica sus novelas al proletariado urbano, al pueblo, al mundo rural y a la ciudad. Sus novelas más emblemáticas son Los pazos de Ulloa y La tribuna.