Teatro español pre-1939: De Benavente a Lorca

El Teatro Español antes de 1939: Un Panorama Completo

El Contexto: Entre el Comercio y la Creatividad

El género teatral, que no es solo literatura sino también espectáculo, siempre ha estado sujeto a más condicionamientos que otros géneros. Entre principios del siglo XX y la Guerra Civil, el teatro español se vio limitado por las necesidades comerciales de los empresarios, quienes buscaban la satisfacción de un público mayoritariamente burgués.

Para comprender el teatro de este periodo, debemos analizar, primero, las fórmulas exitosas y, después, los intentos de renovación.

Tendencias Teatrales Dominantes

Alta Comedia y Comedias de Salón

Jacinto Benavente, el autor más exitoso de la época, representó la alta comedia o comedias de salón. Su teatro, con poca acción, diálogos naturales y bien construidos, ofrecía una leve crítica a la burguesía en obras como El nido ajeno, Rosas de otoño, y Los intereses creados, donde se exploran juegos sociales de honra y apariencias. También compuso dramas rurales como Señora ama y La malquerida.

Teatro Cómico y Costumbrista

El teatro cómico dominó la escena, especialmente el costumbrismo cultivado por los hermanos Álvarez Quintero (El patio, Las de Caín, Ventolera, y la zarzuela La Giralda). Carlos Arniches, con sus sainetes y comedias, imitaba el habla y las costumbres del Madrid popular (El santo de la Isidra, Sainetes del Madrid castizo). Arniches también realizó una crítica social en obras como La señorita de Trevélez, a las que llamó “tragedias grotescas”. Pedro Muñoz Seca, por su parte, creó las “astracanes”, siendo La venganza de don Mendo la más famosa.

Teatro Poético

El teatro poético en verso, manifestación del modernismo, destacó con autores como Eduardo Marquina (Las hijas del Cid, En Flandes se ha puesto el sol) y Francisco Villaespesa (La leona de Castilla).

Renovación e Innovación: Voces Disidentes

Las generaciones del 98, 14 y 27 presentaron autores que se apartaron de las tendencias dominantes, enfrentándose al fracaso o a la imposibilidad de representar sus obras. Valle-Inclán y Lorca son considerados cumbres del teatro español del siglo XX.

Generación del 98: Unamuno y Valle-Inclán

Miguel de Unamuno, con obras como Fedra, El otro, La venda y La esfinge, exploraba temas existenciales y filosóficos en su “teatro desnudo”. Ramón María del Valle-Inclán, sin embargo, fue el genio teatral de esta generación. Su imaginación, argumentos ricos en acción y conflicto, y diálogos vibrantes, lo llevaron a crear obras como El yermo de las ánimas y El marqués de Bradomín (modernistas), la trilogía Comedias bárbaras y Divinas palabras (visión mítica de Galicia), farsas en verso (Farsa y licencia de la reina castiza, La marquesa Rosalinda), y finalmente, el esperpento, definido en Luces de Bohemia (1920) y completado en la trilogía Martes de Carnaval.

Generación del 14: Gómez de la Serna y Grau

Ramón Gómez de la Serna escribió Los medios seres, mientras que Jacinto Grau se destacó con obras como El hijo pródigo y El señor de Pigmalión.

Generación del 27: El Legado de Lorca

Federico García Lorca, con un fuerte componente poético, comenzó con inclinaciones modernistas (El maleficio de la mariposa) y formas populares (La zapatera prodigiosa, El retablillo de don Cristóbal y la señá Rosita). Obras como El público (inacabada) y Así que pasen cinco años, que él llamó “teatro imposible”, creaban realidades oníricas. Su éxito llegó con Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera, y La casa de Bernarda Alba, un “drama de mujeres” que refleja las consecuencias de la opresión y la insolidaridad. La Guerra Civil interrumpió abruptamente esta renovación teatral.

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