Teatro Renovador Español de principios del siglo XX: Unamuno, Azorín y Valle-Inclán

Teatro Renovador en las Primeras Décadas del Siglo XX

1. Teatro de Unamuno, Azorín, Jacinto Grau y Ramón Gómez de la Serna

Surgió un teatro renovador y minoritario con el objetivo de evitar la vulgaridad del teatro comercial. Los primeros intentos de renovación se ven en autores de la generación del 98, como Unamuno, con un intento de crear un teatro intelectual basado en el desarrollo de ideas abstractas mediante el diálogo. Escribió un “teatro desnudo”, suprimiendo la ornamentación escénica y en el lenguaje, redujo los personajes al mínimo y las pasiones a su núcleo, centrándose en temas de la inmoralidad del hombre, la fe, la frustración, la búsqueda del ser…

Azorín emprendió una renovación teatral mediante la experimentación e innovación. Apostó por un teatro antirrealista, sin tensión e innovador en temas, técnica y montaje. En su teatro quiso plasmar realidades rápida y contradictoriamente, usando técnicas cinematográficas en la puesta en escena y la importancia del diálogo. Los temas principales son el paso del tiempo, la muerte y la felicidad. Brandy, mucho brandy. El señor de Pigmalión.

Ramón Gómez de la Serna practicó un teatro muy innovador. Escaleras.

La originalidad del teatro de Valle-Inclán y sus intentos de renovación dan como fruto nuevos caminos expresivos, culminando en la creación del esperpento.

2. Valle-Inclán

2.1. Estilo y Evolución

El Modernismo es una referencia constante en su producción literaria hasta 1906. Se inspira en dramaturgos simbolistas y aprovecha textos de tipo narrativo para convertirlos en obras dramáticas. Como novelista, publica colecciones de cuentos inscritos en la estética modernista, donde se centra en la expresión de las sensaciones.

  • Femeninas, Epitalamio y Corte de amor: Cuentos lascivos y galantes, con mujeres mundanas, provocativas, coquetas y crueles que juegan con el corazón de los hombres.
  • Jardín umbrío: Predomina un ambiente tenebroso de brujería y misterio.

En la plenitud del decadentismo modernista llega Flor de santidad y las Sonatas. En Flor de santidad presenta rasgos esenciales de personajes, temas y ambientes de las Sonatas. Escenario en la Galicia rural, entre la realidad y el ensueño.

Las Sonatas son un libro de memorias donde el marqués de Bradomín es una recreación del don Juan. Se define como un sentimental, aunque en realidad es un cínico y egoísta. Las sonatas son un continuo alago a los sentidos.

  • Sonata de primavera: Se sitúa en una Italia de jardines, grandes salones y obras de arte, con un ambiente de honras fúnebres, donde el protagonista se siente atraído por la hija mayor de la princesa.
  • Sonata de estío: Es una ampliación del cuento de Femeninas, desarrollado en México, donde queda prendado de la sonrisa de la Niña Chole.
  • Sonata de otoño: Transcurre en la Galicia de Valle-Inclán, donde acompaña a su prima en sus últimos días, con la que mantuvo una relación sentimental. El morbo se plasma en el bello rostro de la amante al verse los rasgos de la muerte mientras tienen su último encuentro.
  • Sonata de invierno: Se siente atraído por dos mujeres, madre e hija.

A continuación, abandona progresivamente la estética modernista, evolucionando hacia el esperpento. El esperpento es la deformación caricaturesca de la vida miserable de España. Se ve el cambio de estética en Tirano Banderas, parábola del destino del hombre degradado por la tiranía y la esperpentización de la dictadura en general. También satirizó a la reina Isabel II y al rey, junto con los nobles y la iglesia, representando al pueblo manipulado y explotado, viviendo en la miseria.

Como dramaturgo, intentó renovar el teatro.

Hasta 1920 ensayó tres variantes:

  • Teatro poético: Reelaboración de sus primeras obras modernistas con un esteticismo decadente; retoma personajes de Femeninas o Sonatas.
  • Teatro mítico: Ambientado en su Galicia natal, presenta las formas de vida y estructura social de la zona en el siglo XIX, mitificando los elementos y fuerzas que la rigen. Divinas palabras.
  • Teatro de las farsas: Es una aproximación al esperpento. Farsa infantil de la cabeza del dragón, donde se nota la esperpentización de algunos de los valores tradicionales y de sus personajes, con sátira de la política y cultura de España a principios del siglo XX.

A la etapa del esperpento pertenecen Luces de Bohemia y la trilogía Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán. Valle consigue la perspectiva de alejamiento que mira por encima de los personajes y los ridiculiza con la deformación del objetivo a través del que se contempla la realidad. Por otro lado, eleva el punto de vista humano para conseguir la superación de nuestra miseria y que hace nuestras vidas un teatro de títeres. Esto se ve en Don Friolera, donde los personajes no tienen libertad, sus movimientos son como marionetas.

2.2. Estudio de Luces de Bohemia

Se publicó por primera vez por entregas entre julio y octubre de 1920 y se componía de doce escenas. En 1924 se publica en forma de libro con tres escenas nuevas de carácter político y denuncia social entre la I y la IX.

Trata acerca de las últimas horas de vida de un poeta ciego y borracho. Una parodia de la Divina Comedia de Dante.

Con los dos personajes, Valle hace duros comentarios de la situación de España entre 1917 y 1920: huelgas, detenciones, ley de fugas, críticas a políticos corruptos (Castelar, Romanones, Maura…), prensa manipulada y también critica instituciones como la RAE o escritores como Galdós, los hermanos Álvarez Quintero y el modernismo literario tardío.

3. Estudio de La Fundación de Buero Vallejo

3.1. La Fábula

1974, «Fábula en dos partes» y plantea un problema entre realidad y ficción, producida por el rechazo del mundo exterior, por la imaginación, por el trastorno mental o la alucinación. El enfrentamiento realidad-ficción y la reducción paulatina de esta última en beneficio de la verdad, que va resplandeciendo cada vez con más elementos. Buero sostiene que su teatro es «de carácter trágico». Pero es un género esencialmente «abierto». Dividida en dos partes y cada una de ellas se divide en otras dos partes, señaladas con números romanos. Función de estas subdivisiones es escenográfica: en cada una hay cambios en la decoración, que transita desde la fundación a la cárcel o desde la alucinación a la verdad en la mente de Tomás. Cinco personajes varones son reunidos en un espacio escénico que se va transformando a nuestros ojos a medida que progresa la acción. Al comenzar la obra, se encuentran los cinco hombres y el espectador en una confortable habitación con vistas a un hermoso paisaje, y al final, en la celda de una prisión. Los cinco hombres se transforman en cinco condenados a muerte. Los compañeros de Tomás, dirigidos por Asel, están tratando de conseguir su vuelta a la razón, le siguen el juego que el joven involuntariamente impone. Cuando la transformación ha terminado, se experimenta el terrible proceso que supone el paso de una visión enajenada a una visión lúcida, pero horrible. Tomás, que sometido a la tortura no supo resistir y delató a sus compañeros, prefirió negar la verdad, sustituyéndola por una mentira en la cual creó un nuevo mundo de felicidad y de belleza, pero todo ello a costa de la verdad. Ofrece un final abierto y presenta una estructura circular, dado que la música que suena al principio es la misma que suena al final, que lleva de nuevo a la situación inicial.

3.2. El Efecto de Inmersión: Tomás, la Imaginación y los Hologramas

Buero Vallejo pretende, por medio de los «efectos de inmersión», que el espectador viva con Tomás el regreso desde el mundo idílico al cruel mundo de la prisión. Toda la obra está envuelta en este procedimiento, ya que solo se ve y se oye lo que Tomás ve, oye y entiende. Cada transformación del espacio escénico revela que un nuevo fragmento del mundo real ha logrado ocupar su sitio en el cerebro del personaje. La obra se constituye como un continuado proceso de acercamiento desde la locura a la realidad. La verdad de la obra se centra principalmente en la conquista de la verdad a partir de la enajenación. El engaño sufrido por el espectador es de una gran dimensión, próximo a la paradoja, aunque luego de vuelta a la cordura. Y será entonces cuando el espectador conozca la historia de la delación de Tomás y de la condena a muerte de todos los personajes. Hay una clara superación de la objetividad narrativa, suplantada por una serie de manipulaciones tempo-espaciales que determinan el acceso del espectador a la trama, siguiendo la voluntad del autor. Buero aclara que la locura podría ser también un refugio, un nuevo modo de escapar. Esa locura que hace ver lo que no es, ha de ser superada. Nueva muestra teatral del «engaño a los ojos», la oposición entre apariencia y realidad, la crisis del concepto de lo real; con la aparición y desaparición de objetos y con los movimientos y transformaciones de otros, se va desarrollando la ley barroca del mundo, caracterizado por las apariencias engañosas. La palabra «holograma» se usa para la práctica de proyectar imágenes que parecen objetos concretos y no lo son. Berta existe solo en la imaginación del muchacho trastornado. Supone la primera y más importante ruptura del sistema establecido en su alucinación, al tiempo que es un reflejo del subconsciente, que experimenta así los primeros momentos de claridad. Desempeña un decisivo papel a la hora de ir entendiendo lo que ocurre. Múltiples referencias a la pintura, que tienen como finalidad sugerir al espectador disonancias, que van marcando el proceso de «recuperación». El comentario sobre Vermeer, el de ir más allá en el plano de la alucinación por el que deambula Tomás. Alusión a Turner, autor de paisajes que podrían coincidir con el descrito en la acotación de la primera parte. Y la de Tom Murray suscita el paralelismo entre un conocido cuadro suyo con ratones enjaulados y el ratón que porta Berta al comienzo de la representación. Dos elementos simbólicos situados en el ámbito de la fantasía, acaban enlazados.

3.3. El Espacio Real y el Espacio Soñado: La Puesta en Escena

La iluminación y el paisaje del ventanal toman protagonismo para recordarnos que el escenario adquiere valores simbólicos. La localización es inconcreta, tanto geográfica como temporal. Dos razones: podría haber ocurrido en cualquier lugar y en cualquier época, y para esquivar la censura vigente durante la dictadura franquista. Toda la acción transcurre en un único espacio, elemento de importancia, ya que el proceso mental que se produce en el personaje al ir acercándose a la realidad se refleja en la transformación paulatina del escenario. Puesta en escena de importancia singular, dos planos: el de la locura y el de la recuperación de la razón. En relación inversa a los decorados: todo esto es regido por la iluminación. Las acotaciones más extensas se encuentran al inicio de cada una de las dos partes: la primera describe meticulosamente el escenario irreal de la Fundación y la segunda describe nítidamente el escenario de la cárcel. La Fundación se describe como una «vivienda funcional», dominada por un ventanal desde el que se contempla un «maravilloso paisaje». A pesar de los elementos ficticios, se aprecian algunos elementos discordantes. El paisaje campestre, en la medida que es un paisaje soñado, pero permanece inmutable. El personaje de Asel, portador de su mensaje ético, se encarga de hacer el mensaje más explícito. La simbología del paisaje se relaciona con la presencia de la amada imaginada, Berta, con el tema del «sueño» y con el motivo de los hologramas; en la segunda parte desaparecen los elementos asociados al lujo y al confort, el ventanal y todo el mobiliario. Solo se mantiene la cortina que oculta el retrete. Finalmente, se describe la celda con toda su crudeza.

3.4. Personajes con Nombre Propio y Personajes Genéricos

Tomás es el protagonista trastornado, que ha transformado la realidad para poder soportarla. Su locura, nacida como coartada ante el miedo por su situación y la vergüenza de haber sido débil y delatado a los compañeros, se alimenta también por su imaginación. Al final de la obra asume el papel desempeñado por Asel y repite sus ideas, aceptando luchar por un cambio. Se atreve a pensar en el futuro.

Asel es un personaje que representa la fuerza de la ideología. La defensa de su causa le lleva a salvar la vida de sus compañeros a costa de la propia. Hombre de acción, es capaz de soñar con un mundo mejor e intentar transmitir sus deseos a los demás. Es ingeniero y destacado dirigente de la organización clandestina. De él parten los hilos que impulsan la acción dramática: es él quien ha ideado la terapia para que Tomás vuelva a la realidad y el proyecto de fuga de todos ellos. Sabe distinguir entre la necesaria violencia y la crueldad. Se quitará la vida para no descubrir el proyecto de fuga, tratando de salvar a sus compañeros.

Max representa la corrupción, la indignidad y la ruptura de unos ideales. Débil ante el peligro, se entrega a fáciles compensaciones. Asume un papel secundario dentro del círculo de los cinco presos. En las páginas finales se descubrirá como el chivato del grupo. Dicha condición lo convierte en uno de los factores principales que frustra los planes secretos de Asel. Max asume, al final de la obra, el papel que había desempeñado Tomás como el probable delator del grupo. Al revelarse la verdadera condición de Max, se resemantiza su comportamiento: la condescendencia adoptada hacia la locura de Tomás se interpreta ahora como un mecanismo del que se aprovecha para enmascarar su rostro traidor; y el buen humor con que aceptaba la situación se convierte en el reflejo de su cinismo y falsedad.

Lino, personaje menos comprometido, representa la decisión. Mata a Max y ello puede ser la salvación de los que quedan.

Tulio, impaciente e iracundo frente a la enfermedad de Tomás, contribuye a la vuelta a la cordura del protagonista y complementa la figura y la labor de Asel. Provoca más rupturas entre el mundo real y el transformado o fingido por sus compañeros.

Berta, fruto de las alucinaciones de Tomás. Desdoblamiento de la personalidad de Tomás.

«Compañeros a toda prueba»: Se arriesgarán para que desde el sótano puedan cavar el túnel hacia la libertad.

«Barrenderos de la galería»: Diseminarán la tierra, son compañeros.

«Cojo de la celda de enfrente»: Descubre a un egoísta.

Figurantes: el encargado, el ayudante, los camareros y el hombre, compañero enfermo con el que habla Tomás hasta que se da cuenta, cuando se lo llevan los carceleros, de que está muerto desde hace ya días. Primer elemento que favorece la curación de Tomás.

3.5. Iluminación y Efectos Sonoros

De un escenario presidido por una «irisada claridad, un tanto irreal», pasamos a un espacio iluminado por una claridad gris y triste, por una luz cada vez más «cruda y agria», cuya transición se marca con fuertes fogonazos que señalan el progreso en el reconocimiento de la realidad. Representa la iluminación de la verdad, de la existencia humana. Mediante efectos lumínicos, sugiere un acontecimiento que queda fuera de la acción dramática: la luz que se apaga es la vida del compañero, que se apagará también al amanecer. Cuando ese mismo oscurecimiento afecte al paisaje (que desaparece junto con Berta), entendemos que se ha esfumado el último vestigio de evasión, pero también de esperanza. Tomás habrá concluido su viaje de regreso a la terrible realidad. La música es la Pastoral de la Obertura de la ópera Guillermo Tell de Rossini, un género bucólico que ilustra a la perfección la ensoñación de Tomás. El drama se abre y se cierra con esta música, que se escucha también en la última aparición de Berta. Fragmento musical breve que recomienza sin interrupción.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *