Análisis del amor y la muerte en la obra de Gabriel García Márquez

El amor y la muerte en El amor en los tiempos del cólera

El amor en sus múltiples formas

El tema central de la novela es el amor, un tema universal que se relaciona con la muerte. Esta relación aparece en el título, asociando el amor con la enfermedad del cólera. A lo largo de la obra, encontramos numerosos ejemplos de confusión en el diagnóstico entre la enfermedad del amor y la del cólera, debido a la similitud de los síntomas. Gabriel García Márquez se inspira en los tópicos de la tradición amorosa, desde los clásicos hasta la literatura sentimental francesa del siglo XIX, pasando por la literatura medieval, renacentista y romántica. También incorpora elementos de la cultura de masas: el melodrama, el culebrón y el bolero. Destaca la originalidad con la que García Márquez ha recreado estos tópicos y ha creado una novela donde confluyen varios tipos de amor.

El amor pasión

El amor pasión es un amor idealizado. Su precedente literario se encuentra en el amor cortés medieval y alcanza su máxima expresión en el Romanticismo. Es un amor incompatible con el matrimonio, caracterizado por la pasión, la locura de amor, el servicio y la ausencia o la no correspondencia de la persona amada. Está marcado por la fatalidad. En esta novela, este tipo de amor está representado por Florentino Ariza, un loco de amor. Es amor a primera vista, provocado por la mirada de Fermina: «y esa mirada casual fue el origen de un cataclismo de amor que medio siglo después aún no había terminado». Desde ese momento, Florentino se obsesiona con Fermina, la convierte en su «diosa coronada» y decide escribirle una carta donde le promete «su fidelidad a toda prueba y su amor para siempre». Su primera carta tarda un año en ser correspondida, y esa espera le produce síntomas de enfermo de amor que se confunden con los del cólera. Fermina contesta a las cartas y se interesa por Florentino. Empieza así una relación epistolar que durará varios años y que acabará cuando Fermina rechace a Florentino. A pesar del rechazo, Florentino continuará escribiendo cartas de amor. El concepto de fidelidad es interpretado como sinónimo de lealtad. Florentino no se volverá a enamorar; el sexo sustituirá al amor y se convertirá en un maestro del amor. En estas relaciones, Florentino se pregunta cuál sería el verdadero amor y, gracias a las palabras de su amante Sara Noriega, llega a la definición del amor dividido. Con el tiempo, Florentino aprende lo que había padecido muchas veces sin saberlo.

El amor tedio

El amor tedio es el amor matrimonial que se da entre Fermina Daza y el doctor Juvenal Urbino. No hay pasión. Es un amor tedioso, frustrante e incomprensible, que produce encuentros y desencuentros constantes. No es una relación que tenga su origen en el enamoramiento: Juvenal Urbino contaba que no había experimentado ninguna emoción cuando conoció a Fermina. Ella decide casarse por miedo a dejar pasar la ocasión y a quedarse soltera. Al final del matrimonio, forman una pareja admirable, no pueden vivir el uno sin el otro. Son conscientes de que «nada hay más difícil que el amor» y de que el objeto del matrimonio es la paz matrimonial. Juvenal le recuerda siempre a Fermina que lo más importante de un matrimonio no es la felicidad, sino la estabilidad. Superaron varias crisis, y en algunas de ellas «nunca parecieron tan felices en público como en aquellos años de infortunio». Sin embargo, la infidelidad de Juvenal Urbino abrió una brecha entre él y Fermina que sólo el tiempo y el amor pudieron reparar. Esa infidelidad generó desconfianza, orgullo, celos, mentiras, reproches y culpa. Juvenal ignoraba la reacción de una mujer con tanto orgullo, dignidad y un carácter tan fuerte. Ella interpuso «una barrera de rabia para que no se le notara el miedo». Cuando Juvenal la va a buscar, ella se siente aliviada de volver a su casa. Fermina «siempre se sintió viviendo una vida prestada por el esposo».

Otros tipos de amor

Otros tipos de amor presentes en la novela son el amor trágico, encarnado por América Vicuña, una relación amorosa no convencional que acaba con el suicidio de América cuando se siente abandonada; y el amor amistad que se da entre Fermina y Florentino ya ancianos, ella viuda y él solterón. Es un amor que tiene que luchar contra la sociedad que prohíbe el amor a los ancianos, aunque también se produce como manera de combatir la soledad y como desahogo existencial ante la proximidad de la muerte. En este caso, Florentino también lleva a cabo la conquista mediante cartas, en las que ya no reproduce los tópicos de la literatura amorosa, sino que son reflexiones sobre la vejez y el paso del tiempo que ayudan a Fermina a sobrellevar la muerte del esposo.

La presencia de la muerte

La muerte también está presente en la novela, relacionada con el amor. La narración se abre con el suicidio de Jeremiah de Saint Amour, que no se quita la vida por amor, aunque su amada sí le ayuda a suicidarse por esa razón. También, al final, conocemos otro suicidio, éste sí por amor: el de América Vicuña, la última amante de Florentino Ariza. Por otro lado, la muerte está presente, respondiendo a los tópicos de la literatura amorosa, en el sentimiento amoroso del joven Florentino Ariza, que siente morir de amor por Fermina Daza. Además, de manera simbólica, el cólera, sinónimo de muerte, se asocia con el amor, puesto que sus síntomas se confunden cuando Florentino Ariza padece el mal de amor por Fermina Daza. Y esto ocurre en el primer enamoramiento juvenil, pero también en la antesala del último amor de vejez. Entre el primer amor y el último, Florentino espera más de cincuenta años, todo depende de que la muerte le resulte favorable: necesita que el doctor Juvenal Urbino muera. Cuando el doctor comete la imprudencia de atrapar el loro, asume su muerte. Como la espera se había prolongado tantos años, Florentino llega a temer que sean Fermina o él mismo quienes mueran antes. Así, cuando cae de las escaleras, Florentino no se mata de milagro. Empezó a pensar de un modo racional en la realidad de la muerte.

El triunfo del amor

El amor triunfa al final de la obra. La bandera amarilla izada en el asta del vapor permite a Florentino y Fermina usar la epidemia como excusa para seguir amándose de manera indefinida. El río se convierte así en un símbolo de amor sin final, eterno. En la obra, amor y muerte van unidos desde el inicio, con el suicidio de Jeremiah de Saint Amour, hasta el final, con el suicidio de América Vicuña por despecho de amor. La obra se cierra así en un círculo, en una tensión dramática entre amor y muerte, en la que sale triunfante el amor, pues los amantes, Florentino y Fermina, consiguen engañar a la muerte y apurar los últimos sorbos del licor de la pasión.

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