Imágenes y Símbolos en la Poesía de Miguel Hernández
Entre 1924 y 1931 podemos situar el periodo de aprendizaje de M.H. La vida de la huerta oriolana, su paisaje sensual, rico de colorido y encanto, sacude poderosamente la sensibilidad del joven poeta. La naturaleza feraz embriagadora le sugiere sus primeros versos y, trocada en material lírico vivo, le ofrece los temas de su obra primera. El limonero de mi huerto influye más en mí que todos los poetas juntos. Esto es verdad solo en parte y en el momento de despegue inicial. La imagen de la herida está encarnada en fatídico cuchillo amenazante, símbolo preferido de su cosmovisión trágica, que marca en sangre hasta los temas del amor y de la vida: Un carnívoro cuchillo de ala dulce y homicida sostiene un vuelo y un brillo alrededor de mi vida. La angustia y el desasosiego de estos versos iniciales nos recuerdan el momento de grave crisis ideológica y estética en que fueron escritos. En esta época, el poeta se acerca a Neruda, Vicente Aleixandre y otros poetas del 27, se distancia de Ramón Sijé y todo lo que él significaba: catolicismo, lecturas del Siglo de Oro, conservadurismo político… M.H. toma conciencia social y partido por los agricultores, ganaderos, obreros… que trabajan de sol a sol para ganar muy poco dinero. El amor humano adquiere acento de pasión atormentada, de anhelo insatisfecho, de ansias de posesión. Se expresa de manera honda, sincera e irreprimible: el simbólico limón que le tira la amada y que abre en su pecho la herida de una picuda y deslumbrante pena (erotismo reprimido); el rayo es el fuego, lo que daña; la sangre es el deseo sexual, muy repetido; el limón es el pecho femenino; la imagen de la pena, en su desgracia, es la esquivez de la amada; en definitiva, el amor es el dolor, el rayo.
El Compromiso Social y Político de Miguel Hernández
Aspectos Generales
La raíz campesina de M.H., su origen humilde, temperamento volcánico y el entorno que rodea su crecimiento personal desde su infancia, adolescencia y juventud le llevan a tomar partido en el momento histórico tan crucial para nuestro país que le toca vivir. Padrinos de su conversión/compromiso político fueron Rafael Alberti y su esposa Mª Teresa León. Posteriormente, Pablo Neruda, poeta chileno perteneciente al partido comunista, le entusiasma y aviva su compromiso. Algunos estudiosos de su trayectoria comparan su militancia política a la conversión de San Pablo en el camino de Damasco: descubrimiento de unos principios que van a transformar toda su vida por completo. Para esta transformación radical no hay solo una única causa. Según Vicente Aleixandre y Agustín Sánchez Vidal, los orígenes humildes del poeta y el fervor revolucionario del contexto histórico son determinantes en su transformación. Su crisis religiosa cambia su conciencia social.
Madrid es un hervidero político y de ideas que influye en su temperamento volcánico. En la capital contacta con movimientos urbanos y cambia sus estructuras y gustos poéticos. En Orihuela tenía un compromiso con los campesinos, pero también una educación católica. Antes de sus viajes a Madrid, ya publicó poemas en la revista El Gallo Crisis, una publicación católica. Después de la Guerra Civil, intentaron salvarlo de la cárcel obispos y falangistas, pero al precio de que hiciera público reconocimiento de volver al seno de la Iglesia y la ortodoxia de los vencedores, a lo que él se negó (Obispo Almarcha). Su vida intelectual está tocada por el signo de la intensidad. Le corresponde vivir tremendos acontecimientos, con consecuencias de gran calado, como la caída de la monarquía, el advenimiento de la II República y el estallido de la Guerra Civil.
Entre noviembre de 1931 y mayo de 1936 se produce su primer viaje a Madrid para salir del clima provinciano y en busca de la gloria (es ambicioso en el plano intelectual). No la consigue y regresa a Orihuela. En marzo de 1934 vuelve a Madrid y en febrero de 1935 trabaja en las Misiones Pedagógicas, visitando Salamanca, Murcia y Andalucía.
Su evolución ideológica va desde su educación católica con los jesuitas y la amistad de Ramón Sijé, pasa por el contacto con las vanguardias y la generación del 27, la libertad en el amor con la pintora Maruja Mallo hasta la crisis religiosa y rechazo de lo eclesiástico en los años previos a la guerra civil. Posteriormente vendrá su pertenencia al PC y su viaje a Moscú.
Obra Destacada (Desde el Punto de Vista del Compromiso con su Época)
Viento del Pueblo y El Hombre Acecha. Ambas son obras exaltadas, entusiastas, casi místicas. Sus poemas son muy adecuados para ser leídos por la radio, por su ritmo y su carácter propagandístico. El poema La Guerra Madre fue musicado por un norteamericano de las Brigadas Internacionales y se alternaba su canto en muchos frentes con el Himno de Riego. Son libros en donde destaca su aliento épico. Destaca el poema Sonreídme. En él rechaza sus creencias anteriores, sus convicciones católicas. Su renuncia es muy dura por lo extremado de su expresión. Es una obra anticlerical, no anticatólica. Utiliza imágenes vinculadas a lo eclesiástico (obispos, mitras, cúpulas) y a la alta burguesía (empresarios, abogados, notarios). Los contrapone a los trabajadores. En el poema Alba de Hachas, la revolución social la simboliza en los leñadores, que talan lo inservible. Es un verso suelto, con menos normas métricas.
La Poesía Española desde Principios del Siglo XX hasta la Posguerra
Para poder comprender la poesía de comienzos de siglo, debemos recordar primero lo que estaba sucediendo a finales del S. XIX. Por aquel entonces, un implacable crítico literario conocido como Clarín, se quejaba de la ausencia de poetas jóvenes en el panorama español. El Romanticismo tardío de Zorrilla o el Duque de Rivas se prolonga sin innovaciones hasta final de siglo, quedando en gran parte obsoleto. Solo G.A. Bécquer conseguirá crear una nueva poesía.
Clarín, ávido de una poesía nueva, sabía que en Francia se estaba desarrollando una poesía innovadora procedente del Romanticismo: la escuela simbolista con autores de la talla de Baudelaire, Verlaine, Rimbaud o Mallarmé. Así, el primer núcleo de la poesía española de principios de siglo lo constituye el Modernismo. R. Darío (Azul, Prosas Profanas, Cantos de vida y esperanza) contará entre sus seguidores con Juan Ramón Jiménez, Manuel Machado y Antonio Machado, pero su escuela hará aguas muy pronto, pues la personalidad de estos autores superará enseguida la influencia modernista.
El segundo núcleo, escuela o tendencia lo constituyen las vanguardias. Surge de las tertulias modernistas en Madrid, como la del Café Pombo. Ramón Gómez de la Serna será el primero en traducir el manifiesto futurista de Marinetti. De La Barraca en El Teatro Romea. Le enseña a movilizar las metáforas como símbolos, hallando un lenguaje poético nuevo, hermético y original. En su obra Perito en Lunas, todo está presente: la poesía pura, García Lorca y Góngora. Empiezan los viajes a Madrid entre 1934-1935. Sus valedores en Madrid serán Pablo Neruda, un torrente abierto a la inspiración, y Vicente Aleixandre, que siempre acogió en su casa a nuevos poetas y que le aporta un mundo de irracionalidad. M.H. le dedica a cada uno un poema (p. 183 y 187). Mientras está teniendo lugar su proceso de transformación (1933-1935), tiene lugar la muerte de Ramón Sijé, a quien dedica la Elegía que será integrada en el libro que Manuel Altolaguirre le está publicando: El Rayo que no Cesa. El autor está incorporado ya a la G. del 27. En 1936 parte para el frente y se convierte en el poeta de la guerra: Viento del Pueblo, El Hombre Acecha.
El Miguel Hernández más original es el último, el poeta popular de Cancionero y Romancero de Ausencias. Se trata de una poesía escrita desde la cárcel por un poeta popular con una fuerza lingüística enorme donde siguen funcionando los símbolos. Es la síntesis final en la que aparecen ecos del simbolismo, del parnasianismo, de los Siglos de Oro (Garcilaso de la Vega…), de Bécquer… en un libro en el que el poeta vuela con alas nuevas desde la cárcel que lo verá morir hacia los abrazos de su mujer y la risa de su hijo.