Narrativa Española de Principios del Siglo XX
La Narrativa Anterior a 1939
El Realismo y el Naturalismo
A comienzos de siglo, la novela seguía los esquemas del realismo y del naturalismo de la segunda mitad del siglo XIX. La novela realista se concebía como una copia de la realidad. El naturalismo aportaba la concepción determinista de la existencia. Entre los novelistas que continuaban la tradición destaca Vicente Blasco Ibáñez con La barraca o Cañas y barro, muy influidas por el naturalismo y ambientadas en la huerta valenciana.
La Renovación: El Grupo del 98
Frente a este tipo de novela, los escritores jóvenes de la época intentaron hacer algo diferente. Hubo dos reacciones:
- La reacción del modernismo, que pretendía hacer una novela donde predominasen los valores técnicos y formales. Ejemplos de ello son los relatos de Rubén Darío y Femeninas de Valle-Inclán.
- La reacción del Grupo del 98. En 1902 se publican en España cuatro obras significativas: La voluntad de Azorín, Amor y pedagogía de Unamuno, Camino de perfección de Baroja y Sonata de otoño de Valle-Inclán. Esto rompe con la novela de estilo realista e inicia un camino innovador.
Los noventayochistas se sienten afectados por la crisis de valores de finales del siglo XIX. Creen que la guerra de 1898 y la pérdida de los últimos restos del imperio español es un momento adecuado para la regeneración moral, social y cultural del país.
Esta ruptura con la narrativa realista se manifiesta en los siguientes aspectos:
- El subjetivismo o antirrealismo: se persigue la expresión de la realidad interior.
- Concepción totalizadora: reflexión filosófica, el ensayo, el lirismo…
- Incorporación de innovaciones técnicas: la historia pierde importancia a favor del discurso: perspectivismo, supremacía del diálogo, alteración del tiempo lineal en la narración mediante tres procedimientos, aparición del personaje colectivo y disminución de la importancia del argumento. Finalmente, el narrador omnisciente va dejando paso a otro tipo de narrador que se diluye y permite que los personajes hablen por sí mismos.
Autores Clave
Miguel de Unamuno (1864-1936)
Cultivó todos los géneros y en todos ellos se aprecian dos grandes ejes temáticos: el problema de España y el sentido de la vida. Se sirvió de la novela para la expresión y reflexión de sus ideas obsesivas sobre la religión, la vida, la muerte y la conciencia. Para ello interviene en el relato, dialoga con sus personajes, los convierte en símbolos, interpela al lector. En sus novelas no hay descripción ambiental, no hay autonomía en los personajes y el desarrollo de la acción es mínimo; para estas novelas acuñó el término nivolas.
En 1914 publica Niebla donde utiliza el conocido juego vida-literatura. El protagonista se enfrenta a su creador. Unamuno también se sintió atraído por el tema de la lucha entre hermanos por la historia de Caín y Abel, que inspiró Abel Sánchez. En 1921 publica La tía Tula, protesta contra el destino adjudicado socialmente a la mujer. En 1930, San Manuel Bueno, mártir, que muestra la lucha del individuo en este mundo, el creer y el aparentar creer, la sociedad, los problemas de fe… En sus novelas expresa sus propias preocupaciones e incertidumbres.
Pío Baroja (1872-1956)
De ideología liberal, evolucionó con el tiempo hacia un cierto conservadurismo moral. Las críticas que aparecen en sus libros le enemistaron con los dos bandos enfrentados en la guerra civil. Su producción narrativa se organiza en grupos de tres novelas:
- Madrid en sus distintos ambientes y clases sociales: La busca (historia de Manuel y su caída en la delincuencia).
- Ciudades europeas que él conoció.
- El País Vasco y las tareas del mar.
- Las guerras carlistas y la historia española del siglo XIX.
- Conflictos existenciales de un individuo sensible en la España de la época.
Sus novelas se caracterizan por:
- Estar centradas en un personaje activo y dominador o pasivo y sin voluntad.
- Acción y diálogo abundantes mediante los que se exponen distintas concepciones del mundo.
- Marcada presencia del narrador a través de comentarios y reflexiones.
- Descripciones impresionistas a base de pinceladas o unos pocos detalles físicos y psicológicos para describir a los personajes.
- Cierto desaliño expresivo.
Ramón María del Valle-Inclán
Dos estilos: modernismo y esperpento. Los años de inicio están marcados por la tendencia modernista y representados por las cuatro Sonatas, supuestas memorias del marqués de Bradomín (especie de Don Juan), con valores formales, la prosa lírica, refinada, sensual y llena de ritmo. De la primera época también es la trilogía de La guerra carlista. Entre las obras de la última época, Tirano Banderas, la cual presenta rasgos del esperpento, técnica mediante la cual degrada personajes y acciones que antes habían sido mostrados mediante un tono elevado. Por último, la trilogía El ruedo ibérico, de estilo esperpéntico, refleja la historia de nuestro país desde Isabel II hasta el desastre del 98.
Azorín
La narración se fragmenta en instantáneas que congelan el tiempo y captan la impresión del instante. Un ejemplo de novela impresionista es La voluntad, con fragmentos de vida y sensaciones separadas entre sí, cuyo protagonista es un ser pasivo y sin voluntad.
El Novecentismo y la Vanguardia
José Ortega y Gasset, el gran filósofo y ensayista novecentista, habla de las características de la novela de su tiempo llegando a unas conclusiones:
- La novela de inspiración realista está agotada por dos razones: la dificultad para encontrar temas y la mayor exigencia del público culto.
- La nueva novela debe ser descriptiva para ser representativa.
- La nueva novela debe ser un género lento que describa más la atmósfera que la acción.
Así, la novela sigue la línea de renovación del género, apartándose del realismo y el naturalismo y continuando los intentos del modernismo y el 98. Es minoritaria. Presenta cuatro tipos: el lirismo, el intelectualismo, el humor y la deshumanización.
Dentro de la tendencia realista, pero con un tono humorístico, estaría la obra del gallego Wenceslao Fernández Flórez. Ramón Pérez de Ayala: sus primeras cuatro novelas tienen un mismo protagonista y un fuerte contenido autobiográfico. En la década de los 20 escribe una serie de novelas que pueden llamarse intelectuales. Gabriel Miró: en una primera etapa está muy presente la influencia modernista. Encuentra un estilo más personal con una prosa elaboradísima. Ramón Gómez de la Serna: es el novelista de vanguardia, conocido por sus Greguerías.
La Novela Social
Frente a la novela deshumanizada, surge a partir de los años 30 un movimiento que reclama la rehumanización del arte, la vuelta a las preocupaciones humanas. La novela El nuevo romanticismo será el detonante de esta nueva literatura. Hechos históricos contemporáneos a estos autores motivan a que tomen conciencia de la realidad y denuncien los aspectos más rechazables de la sociedad.