Análisis de la Obra Poética de Miguel Hernández: Temas y Evolución

Análisis de la Obra Poética de Miguel Hernández

Contexto Social y Político

En marzo de 1934, Miguel Hernández viaja por primera vez a Madrid, comenzando una etapa de inmersión en la intelectualidad de la capital. Este cambio le aleja del influjo de su Orihuela natal, provocando una crisis personal y poética de la que surgirá su voz definitiva. El año 1935 será muy fructífero: escribe El rayo que no cesa, conoce a Vicente Aleixandre (cuyo poemario La destrucción o el amor se convertirá en su libro de cabecera) y colabora con Pablo Neruda en la revista Caballo verde para la Poesía, decantándose por la poesía impura.

El estallido de la Guerra Civil en julio de 1936 le obliga a asumir un compromiso político. Se incorpora al Quinto Regimiento y es nombrado jefe del Departamento de Cultura. Esta poesía quedará recogida en Viento del pueblo, publicada en Valencia en 1937, donde se aprecia cómo Miguel Hernández comprende el poder transformador de la palabra y su función social y política. Se trata de una poesía comprometida: poesía de guerra, de denuncia y de solidaridad.

Esta concepción de la poesía, que domina el poemario, implica que lo lírico cede paso a lo épico, y el poeta asume una función profética. Dicha función se articula en cuatro tonos:

  • Exaltación heroica: de los hombres que luchan por la justicia y la libertad, llegando a una mitificación de los protagonistas poéticos. Para ello, glorifica los valores de la colectividad mediante una hipérbole simbólica y emplea el bestiario y los fenómenos atmosféricos como símbolos de poder y fuerza.
  • Lamentación por las víctimas: de los opresores, manifestada con poemas en los que mitifica a los sujetos líricos.
  • Reivindicación social: en estos poemas, el tono de lamento sirve para expresar la identificación íntima con los protagonistas.
  • Imprecación: frente a la exaltación del heroísmo y la lamentación por las víctimas, este tono implica denigrar e insultar a los cobardes que tiranizan al pueblo.

Al imbricar los tonos de exaltación, lamentación e imprecación, el poeta se focaliza en un «yo» lírico que se funde con seres anónimos o grupos sociales. Aquí domina la función apelativa, propia de la poesía de propaganda, y la actitud dominante es la del apóstrofe.

El optimismo de Miguel Hernández comienza a diluirse al observar la inestabilidad de Europa y el drama que se vive en España. Esto, junto al cruento espectáculo de una guerra que se prolonga, le provoca una profunda depresión e intensifica su vena antiburguesa. A pesar del nacimiento de su primer hijo, su poesía deriva hacia un progresivo intimismo pesimista que le hace interiorizar el espantoso espectáculo bélico. Comienza así a escribir su segundo libro de guerra, El hombre acecha. El autor ya no se siente identificado con el pueblo, sino acosado por el hombre, y la condición humana aparece como una fuerza amenazante.

El poeta busca la razón de su canto en Llamo a los poetas, donde contrasta lo libresco e inauténtico, el retoricismo superficial y la hueca divinización con lo humano y la fecundidad, actitud en la que se posiciona junto a Aleixandre, Neruda y otros poetas.

Al acabar la guerra, Miguel Hernández es detenido. En 1939, al salir de la cárcel, entrega a su esposa un cuaderno manuscrito titulado Cancionero y romancero de ausencias, con poemas que comenzó a escribir en 1938 al recibir la noticia de la muerte de su hijo. Se trata de un libro unitario pero inconcluso, que se fue nutriendo con poemas escritos en la cárcel y que los editores recogieron posteriormente. Con él, Miguel Hernández alcanza la madurez poética. Se trata de una poesía íntima y desgarrada, de un tono trágico contenido, con la que aborda los temas más obsesionantes de su mundo lírico: el amor, la vida y la muerte, sus «tres heridas».

Temas Poéticos

La Naturaleza

Miguel Hernández es un poeta profundamente ligado a la naturaleza. Por su origen y circunstancias, entra en contacto directo con ella desde muy niño y de ella toma sus primeros conocimientos sobre la vida. Esto justifica su arraigo al terruño y el hecho de que la naturaleza sea una constante en su imaginario poético desde sus inicios. Sus versos de adolescencia responden a una poesía sensorial en la que plasma visual y acústicamente la realidad circundante.

Pronto empieza a asimilar la influencia de Jorge Guillén y García Lorca, y la lectura de las églogas de Garcilaso lo llevará a la bucólica naturaleza virgiliana. Todo este material conduce a su primer libro de poemas, Perito en lunas, en el que se mantiene la tendencia a reflejar una naturaleza embellecida.

A partir de El rayo que no cesa, la naturaleza se convierte en parte sustancial del imaginario poético hernandiano. Ya no se trata solo de una fuente de inspiración, sino que se integra en la temática creando símbolos y sistemas de asociaciones. La poesía hernandiana se nutre de símbolos del animalario. Desde El rayo que no cesa, se aprecia un paralelismo simbólico entre el poeta y el toro de lidia, destacando en ambos su destino trágico de dolor y muerte, su virilidad.

En el imaginario de Miguel Hernández, la tierra es el símbolo del propio poeta y de su arraigo en la naturaleza. En El rayo que no cesa, el poeta es barro a los pies de la amada, pero desde Viento del pueblo en adelante, la tierra pasa a ser madre en cuanto generadora de vida.

Se puede señalar que las metáforas y símbolos de la poesía de Miguel Hernández toman como base la realidad cotidiana. A partir de situaciones y objetos comunes de la vida diaria, se produce una reelaboración que los convierte en elementos sublimados, como ocurre en «Elegía primera».

El Amor

Con Perito en lunas se inicia la etapa gongorina de Miguel Hernández. Este primer poemario es un ejercicio de expresión plástica de la naturaleza. Unido a los elementos tradicionales de la naturaleza levantina, hay poemas que revelan el vitalismo natural que el autor quiso imprimir a su poesía.

Tras este encendido vitalismo sensual de sus inicios, Miguel Hernández encuentra su voz y su «herida», la del amor, con El rayo que no cesa. Este poemario revela por primera vez la inmensa «herida» de su interior, encarnada en el «rayo» y el «cuchillo» fatídico y amenazante que tiñen de sangre los temas del amor y de la vida. El amor es pasión atormentada por el anhelo insatisfecho y unas ansias de posesión frustradas. En sonetos de gran intensidad lírica, el poeta pena de amor. Aquí depura su artificioso lenguaje neogongorino. La herida de amor se encarna en el símbolo trágico del «toro».

La «voz herida» ha madurado tiñéndose de tragicismo; el motivo central será el amor vivido como fatal tortura. La estructura y los componentes temáticos del poemario nos remiten al modelo del cancionero de la tradición del amor cortés petrarquista. Su experiencia se articula en tres tópicos dominantes: la queja dolorida, el desdén de la amada y el amor como muerte. La imaginería dominante del penar amoroso se centra en una serie de símbolos recurrentes: el toro (que representa la figura del amante), los instrumentos de dolor y tortura (hirientes, símbolo de las heridas del amor) y los fenómenos atmosféricos (que remiten a un estado de convulsión, de pasión desatada).

En 1936, las circunstancias arrastran a Miguel Hernández a una poesía de testimonio y denuncia que se materializará en el poemario El viento del pueblo.

Las últimas vivencias del poeta se plasman en su último poemario: Cancionero y romancero de ausencias. Con él alcanza la madurez poética con una poesía desnuda, íntima y desgarrada, de un tono trágico que aborda los temas de su mundo lírico: el amor, la vida y la muerte. El amor y la muerte son sus grandes ejes, y el vientre de la mujer se convierte en un símbolo casi telúrico de la vida. El amor frustrado por la ausencia, la soledad del amor vivido desde la cárcel, conllevan desolación y dolor. Sin embargo, mezclado con los ejes negativos de las ausencias, subyace en el poemario un ansia de arraigo, un ansia de salvarse del infortunio que busca sus raíces redentoras en el amor a la esposa.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *