Análisis de la denuncia social en «Los Santos Inocentes» de Miguel Delibes

La intención social a través del lirismo

Esta novela presenta una marcada intención social, aunque salpicada de descripciones llenas de lirismo y emoción que la alejan de ser una obra meramente política. Los elementos líricos no constituyen, sin embargo, una burbuja que aísle los sentimientos e impida juzgar. Por el contrario, la lealtad sin límites y la obediencia ciega de los trabajadores de la finca en que se desarrolla la historia contrastan con la arrogancia, la chulería y el egoísmo del señorito, un personaje a quien nada interesa más que la caza y su propia satisfacción. Por eso la novela llega a causar rabia y dolor. Por eso la reacción del lector es de intensa irritación frente a las arbitrariedades del cacique.

La denuncia de los abusos del caciquismo

Una evidente finalidad de Los santos inocentes es denunciar los abusos de los caciques frente a los humildes campesinos. Los señores son explotadores, los pobres sobreviven a duras penas, arrastrando su analfabetismo, sus escasos salarios, sus viviendas inhabitables y sus miserables condiciones de vida.  Consecuentemente, el tema de la novela sería el desamparo social que sufren los campesinos ante las injusticias del mundo latifundista. Así, Los santos inocentes es una novela que inspira compasión hacia los humildes, seres que se sitúan jerárquicamente entre los animales y los señores de la finca. Aquellos son, por tanto, unos explotados (sobre todo Azarías y Paco el Bajo), mientras que los señores son los explotadores.

Dos mundos antagónicos: el orden natural vs. el caos urbano

Muchos críticos han destacado que Delibes «enfrenta dos mundos antagónicos, el del orden natural, asociado con la vida rural, y el del caos, la insolidaridad y el egoísmo, asociado con la cultura urbana, de la que son portadores los personajes elevados. La estructura del latifundio, basada en unas pautas sociales semifeudales, establece una enorme distancia jerárquica, de un profundo clasismo, entre ambos mundos, lo que implica que los personajes humildes se definan también como oprimidos y los poderosos como opresores. La estructura social que enfrenta a ambos bloques está marcada por la injusticia. Respecto a ella el señorito Iván y el viejo Azarías alcanzan en el relato la categoría de símbolos.  Por un lado, en Iván se da la crueldad, el egoísmo y la inconsciencia en su más alto grado, mientras que el primitivismo, la marginación y la inocencia se centran en Azarías.

La rebelión del inocente: una alusión evangélica

Aún siendo una rotunda denuncia, Delibes nunca pretendió con esta novela situarse en la posición de quienes defendían activismo partidista alguno ni de instar al levantamiento de grupos o clases sociales. El relato trata de una rebelión, es cierto, pero de la “rebelión del inocente”. El título contiene una clara alusión evangélica. Nos remite a la matanza de todos los niños menores de dos años ordenada por Herodes, según relata Mateo. Los santos inocentes son aquí Azarías y los suyos que, en lugar de ser asesinados por la espada, son muertos cada día mediante la degradación a que sus opresores los someten. El suyo no es martirio de una hora, sino de toda una vida. Esta equiparación resulta especialmente significativa porque da a estos pobres seres, cotidianamente ultrajados, una jerarquía moral que sus amos les niegan (por ejemplo, en el transcurso de la novela, como cuando se burlan de las ansias de Nieves por comulgar).

La conciencia humanista-cristiana de Delibes

Dice el propio autor: «No hay política en este libro. Sucede, simplemente, que este problema de vasallaje y entrega resignada de los humildes subleva tanto –por no decir más– a una conciencia cristiana como a un militante marxista», pero es inevitable sentir que una de las finalidades de Los santos inocentes es la denuncia social. Y es que la conciencia humanista-cristiana de Delibes está teñida de preocupación social; interpreta el sentimiento cristiano a través de la ayuda a los demás (mandato divino de “amaos los unos a los otros”); no separa la conciencia cristiana del análisis de la sociedad, por ello se siente pesimista cuando contempla la desigualdad, las injusticias y se siente impulsado a alzar su voz. Como narrador no intenta darnos lecciones, pero presenta ante nuestros ojos un mundo injusto con una mirada que se apiada de los “inocentes” que sufren la injusticia y la humillación.

Realismo social con intención estética

Por lo apuntado anteriormente, se deduce que Los santos inocentes se puede encuadrar en  el grupo de los relatos de tema social, pero con una manifiesta voluntad de estilo añadida, es decir,  es una novela del realismo social con intención estética. Por tanto, su fuerza está en la unión de su carácter conscientemente renovador y su contundente denuncia de la injusticia que el hombre puede cometer sobre el hombre.

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