Realismo y Naturalismo en la Literatura Española del Siglo XIX

Realismo

El Realismo aparece en sus orígenes enlazado con el Romanticismo, contando con el cuadro costumbrista, reflejo de la realidad pintoresca contemporánea. El Realismo se desarrolla a partir del Romanticismo por eliminación de alguna de sus facetas: así, se combate el subjetivismo, se frena la imaginación, se rechaza lo fantástico y lo maravilloso. Presenta como rasgo fundamental la rigurosa observación de la vida. Los autores aportan nuevos modos de explorar la realidad: estos se documentaban sobre el terreno (las gentes, indumentarias, etc.) para conseguir una exactitud. Esto se explica en dos terrenos:

  • La pintura de costumbres: lleva al novelista a la ambición de trazar amplios frescos de la sociedad de la época.
  • La pintura de caracteres: da origen a la gran novela psicológica; se analizan con minucia los temperamentos y las motivaciones personales.

Esto va acompañado de un propósito social: el novelista pone al descubierto las lacras de la sociedad con una actitud crítica o se enfrenta ofreciendo muestras de comportamientos. La novela de tesis es frecuente en esta época. Desde el punto de vista de la actitud narrativa y del estilo, las novedades son notables: el novelista adopta una actitud de cronista y desaparece de sus páginas. En el estilo se observa una eliminación progresiva de la retórica grandilocuente de los románticos, de ahí el reflejo del habla popular.

Naturalismo

Las bases del Naturalismo fueron expuestas por Zola. El Naturalismo no es solo una tendencia literaria, pues pretende, antes que eso, una concepción del hombre, así como un método para estudiar y transcribir su comportamiento. Zola elaboró sus doctrinas sobre ciertas teorías filosóficas y científicas de su época:

  1. El materialismo, en el que se reduce la psicología a la fisiología.
  2. El determinismo, en el que el hombre no es libre porque actúa impulsado ciegamente, sea por el peso de una herencia o por la presión de la sociedad. La herencia biológica marca al individuo su destino; por otra parte, las circunstancias sociales constituyen un marco férreo que restringe las opciones del hombre para orientar su vida.
  3. Se añade la influencia de la ciencia experimental, en la que el novelista debe experimentar con sus personajes. Explica, en parte, la temática dominante y el mundo que abordan estas novelas, por la que desfilan seres que, impulsados por aspectos primarios.

Desde el punto de vista de las técnicas y las formas, llevan a sus últimas consecuencias los métodos de documentación puestos ya en práctica por los realistas.

Realismo y Naturalismo en España

Los escritores realistas extranjeros fueron muy leídos, pero los españoles nunca se ajustarán totalmente a los cánones del Realismo francés o de otros países. Nuestros escritores buscaban la inspiración en la vida y las tierras de España; consecuencia es el predominio de la novela regional: Fernán Caballero y Valera en ambientes andaluces, Pereda en el mar y la montaña, Clarín y Valdés en tierras asturianas, y Galdós será el pintor de la vida madrileña.

Algunas Figuras de la Novela Realista Española

Fernán Caballero

Su labor literaria arranca en el costumbrismo. Refleja el ambiente popular andaluz tanto en sus relatos como en sus novelas, de las que La Gaviota es la más famosa. Se criticó su sentimentalismo y su enfoque moralizador.

Pedro Antonio de Alarcón

Comenzó como escritor costumbrista y narrador romántico. Pretendió incorporarse a los caminos del Realismo con novelas como El niño de la bola, pero en ellas hay abundantes rasgos de exaltación romántica. Por otra parte, las novelas de tesis, inspiradas en un catolicismo conservador. Antes de estas novelas, había producido su mejor obra: El sombrero de tres picos, prodigio de gracia por su anécdota chispeante, por su transparencia y aguda captación de tipos y ambientes populares, y por la sobriedad y expresividad del estilo.

José M. Pereda

Con línea tradicionalista, era un hidalgo con una visión idílica del mundo rural. La pobreza y la ignorancia de los campesinos le parecen fuentes de santidad frente a las asechanzas políticas de la vida moderna, como por ejemplo en Montalvez, que fustiga el ambiente corrompido. En cambio, en el resto de sus obras, como en Sotileza, encierra su amor por el mar y su visión idealizada de los pescadores.

Juan Valera

Expresó su admiración por la mesura, la sobriedad y el equilibrio. Comenzó escribiendo poesía y, posteriormente, ensayos, entre los que dedicó al Quijote. También es autor de algunas obras dramáticas breves y cuentos como El pájaro verde, pero destaca sobre todo como novelista: sus novelas Pepita Jiménez, Pasarse de listo, Doña Luz, Morsamor.

Armando Palacio Valdés

El mundo sencillo tiende a lo idílico y por la exaltación de las virtudes tradicionales. Su obra está menos cargada de tesis y su tono es amable y cordial. Sus obras son: La hermana San Sulpicio, La alegría del capitán Ribot y La aldea perdida.

Emilia Pardo Bazán

Critica el tiempo de su época, que la definió como naturalista. En La tribuna refleja la vida de una fábrica. Los pazos de Ulloa compone una gran franja de gentes y paisajes por pasiones violentas.

Vicente Blasco Ibáñez

Tiene una predilección por los ambientes sórdidos, la crudeza de los temas y cierta preocupación por las taras hereditarias. Sus obras son: Arroz y tartana, La barraca, Entre naranjos.

Benito Pérez Galdós

Políticamente adscrito al progresismo, este, en los últimos años de vida, pierde la vista y tiene dificultades económicas. Tiene una producción enorme: por una parte, los Episodios Nacionales y, por el otro, sus novelas, en las que se distinguen varias épocas.

Episodios Nacionales

Es un ambicioso proyecto narrativo: ofrece una visión del siglo XIX. Son 46 novelas en 5 series de 10 tomos cada una, menos la última, que son 6.

  • Primera serie: sobre la Guerra de la Independencia.
  • Segunda: últimos episodios de la guerra y reinado de Fernando VII.
  • Tercera: Guerra Carlista e Isabel II.
  • Cuarta: destronamiento de Isabel II.
  • En la quinta: desde el 68 hasta la Restauración.

Con los Episodios, Galdós logra un acierto fundamental: crea un nuevo tipo de novela histórica. Realiza un riguroso esfuerzo de documentación con una objetividad que no desdice su enfoque personal de los hechos. Las primeras novelas son compuestas a la vez que las dos primeras series de sus Episodios. Este publica 7 novelas, entre ellas Doña Perfecta y Gloria, ambas producto de su obsesión por los enfrentamientos ideológicos.

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