Prosa del Siglo XVIII
Contexto Histórico y Literario
La prosa del siglo XVIII en España está estrechamente vinculada al afán didáctico de la Ilustración. La primera mitad del siglo se caracteriza por la pervivencia del estilo barroco en obras como vidas de santos, sermones, libros históricos y narraciones populares. Un autor destacado de este periodo es Diego de Torres Villarroel, cuyas obras más representativas son Visiones y visitas de Torres con don Francisco de Quevedo por la corte, con su sátira mordaz y juegos conceptistas, y la novela autobiográfica Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor don Diego de Torres de Villarroel, con claras influencias picarescas.
El Neoclasicismo
Hacia mediados del siglo XVIII se inicia el periodo neoclásico, donde predominan el ensayo y la crítica. El ensayo, con su estructura libre y lenguaje moderno, se convierte en un vehículo para la divulgación de reflexiones sobre diversos temas:
- La decadencia del país
- La educación
- La situación social y cultural de las mujeres
- La dignificación del trabajo
- La religión
Dentro del ensayo neoclásico, se distinguen dos corrientes principales:
- Didácticos y enciclopédicos: Abordan problemas sociales, científicos o religiosos con el objetivo de erradicarlos.
- Humanísticos y pedagógicos: Tratan temas de economía, sociología y derecho.
Representantes del Neoclasicismo
Benito Jerónimo Feijoo
Fray Benito Jerónimo Feijoo, catedrático de la Universidad de Oviedo, fue una figura clave en la modernización de España. Defensor de la experiencia, la observación y la crítica como bases del progreso, sus obras más conocidas son: Teatro crítico universal, que busca desterrar errores en diversos campos del saber, y Cartas eruditas y curiosas, donde expone problemas filosóficos, científicos y literarios. Feijoo, defensor de la religión, criticó los errores en la enseñanza y promovió la física experimental.
Gaspar Melchor de Jovellanos
Gaspar Melchor de Jovellanos, nacido en Gijón, estudió leyes y ocupó diversos cargos públicos, llegando a ser ministro. Participó activamente en las reformas ilustradas y en la política de su tiempo, convirtiéndose en un referente para los intelectuales de la época. Tras su muerte, fue reconocido como benemérito de la patria. Su obra ensayística se centra en la mejora de la educación y la cultura del país, la reforma de los espectáculos y la revitalización de los valores intelectuales de España. Entre sus obras destacan Memoria para el arreglo de la policía de espectáculos e Informe sobre el expediente de la Ley Agraria.
Don Álvaro o la Fuerza del Sino
Análisis de los Personajes
Don Álvaro
Don Álvaro, un indiano rico de origen misterioso, reside en Sevilla y está enamorado de doña Leonor. Desea fugarse con ella para casarse, debido a la oposición del padre de Leonor, el marqués de Calatrava. Hijo de un virrey español y una princesa inca, Don Álvaro llega a España para solicitar el indulto de sus padres, quienes han sido encarcelados. La muerte accidental del marqués, provocada por un disparo fortuito del arma de Don Álvaro, cambia radicalmente su vida, convirtiéndolo en un perseguido por la familia del marqués. Don Álvaro encarna el prototipo de héroe romántico, tanto física como moralmente, idealizando la amistad, el honor y el amor.
El Marqués de Calatrava
El marqués de Calatrava, padre de doña Leonor, don Carlos y don Alfonso, se opone a la relación entre Don Álvaro y su hija, considerándolo un aventurero sin nobleza. Su estricta postura se debe a su deseo de proteger a su hija. Muere accidentalmente a manos de Don Álvaro al descubrir la fuga de su hija.
Don Alfonso
Don Alfonso, el segundo hijo del marqués de Calatrava, busca vengar la muerte de su padre y hermano, culpando también a doña Leonor de la tragedia familiar. Reta a duelo a Don Álvaro en un convento, donde ambos mueren.
Resumen de la Tragedia
La tragedia se desencadena con la fuga frustrada de Don Álvaro y doña Leonor, interrumpida por el marqués de Calatrava. La muerte accidental del marqués marca el inicio de una serie de desgracias. Don Álvaro, perseguido por la familia del marqués, se refugia en un convento. Allí se enfrenta a don Alfonso en un duelo mortal. La llegada de doña Leonor, disfrazada de ermitaño, para asistir a su hermano moribundo, provoca un trágico final: don Alfonso, creyendo que los amantes se han reunido, apuñala a su hermana, y Don Álvaro, desesperado, se suicida.