El Teatro Español de la Segunda Mitad del Siglo XX
Continuación de las Tendencias Tradicionales (Años 40 y 50)
Tras la Guerra Civil, el teatro español, en comparación con el europeo, se encontró en una situación de pobreza innovadora. El triunfo se decantaba hacia autores conservadores, enfocados en el entretenimiento. Los autores innovadores no encontraban espacio en los teatros convencionales. En este periodo de posguerra, algunos autores como Lorca o Valle-Inclán habían fallecido, otros se encontraban en el exilio, y los que permanecieron en España produjeron obras de poco interés, centrándose en la diversión del público. El auge del cine contribuyó a la crisis del teatro, con la conversión de muchos teatros en cines.
Teatro de Alta Comedia
Siguiendo la línea de Benavente, este género tuvo como representante a Joaquín Calvo Sotelo. Se caracterizó por un teatro bien hecho, con personajes de clase media sin problemas económicos.
Teatro Cómico
Autores como Poncela y Mihura destacaron en este género. Poncela intentó renovar el teatro cómico, pero su propuesta no fue bien recibida por el público. Entre sus obras se encuentra Eloísa está debajo de un almendro. Mihura, por otro lado, alcanzó la cima del teatro cómico, basándose en la estructura tradicional y utilizando el humor del absurdo lógico y la realidad existencial.
Teatro de Protesta y Denuncia. Teatro Social (Años 50 y 60)
En esta época surge un nuevo teatro español, con inquietudes existenciales representadas por autores como Buero Vallejo y Alfonso Sastre. Sastre, exponente del teatro inconformista, lideró el primer movimiento teatral de posguerra, con una clara preocupación por la renovación teatral.
Búsqueda de Nuevas Formas (Hacia 1970)
Se propuso una renovación de la expresión dramática, superando el realismo e incorporando nuevas corrientes y vanguardias. El contenido crítico y el realismo social de estas nuevas formas teatrales las alejaron de los escenarios convencionales.
Los Últimos Años (Llegada de la Democracia)
La llegada de la democracia trajo esperanza y la desaparición de la censura, con un apoyo creciente al teatro. Sin embargo, no se produjo una afluencia masiva de público. Se observó una dispersión de tendencias, desde las más conservadoras hasta las enfocadas en temas sociales.
El Teatro Español de la Primera Mitad del Siglo XX
El desarrollo del teatro español en esta época se caracterizó por una dualidad: un teatro que triunfaba gracias al favor del público y otro que buscaba la innovación, encontrando dificultades para su aceptación. Valle-Inclán y Lorca fueron los grandes autores de esta etapa.
Panorama del Teatro Español hasta 1939
El teatro español atravesó diferentes momentos, desde inicios de siglo hasta la Generación del 27 y la Guerra Civil. Algunos autores tuvieron que escribir desde el exilio.
El Teatro que Triunfa
Este teatro continuó con los temas de finales del siglo XIX, abarcando la comedia burguesa, el teatro poético y el teatro cómico.
- Comedia burguesa (Comedia de salón): Jacinto Benavente, Premio Nobel de Literatura en 1922, fue su principal representante. En 1894, escribió El nido ajeno, una crítica a la situación de la mujer casada que tuvo poco éxito por su atrevimiento. Posteriormente, moderó su obra con La noche del sábado (1903). También cultivó el drama rural con su obra más importante, La malquerida.
- Teatro poético: Escrito en verso, con elementos del modernismo, tuvo como representantes a Manuel y Antonio Machado.
- Teatro cómico: Abarcó dos grandes géneros: el sainete y la comedia costumbrista. Los hermanos Álvarez Quintero representaron la comedia costumbrista, con ambiente andaluz y personajes con problemas principalmente sentimentales. El sainete, con Carlos Arniches, tuvo dos tendencias: el sainete madrileño, que se centraba en las costumbres de Madrid con una estructura basada en un chulo, un chico bueno y la lucha por una mujer; y la tragedia grotesca, que combinaba lo trágico y lo dramático con una crítica social.
El Teatro Innovador
Una minoría de clase alta con acceso a la cultura europea impulsó una renovación teatral. El rechazo a estas obras provocó que muchas no se representaran o tuvieran pocas funciones. Hubo dos momentos clave: la Generación del 98 y la Generación del 27.
- Generación del 98 y Novecentismo: Unamuno, Azorín y Valle-Inclán fueron sus máximos representantes. Ramón Gómez de la Serna escribió obras que no se ajustaban a los gustos de la época, por lo que no se representaron.
- Generación del 27: Incorporaron el teatro de vanguardia con el propósito de acercar el teatro al pueblo. Lorca cultivó el teatro surrealista, la tragedia y el drama. Sus obras, inicialmente escritas en verso, fueron progresivamente utilizando menos verso hasta su última obra, escrita en prosa. Destacan Bodas de sangre (1933) y La casa de Bernarda Alba (1936).