Poesía de Posguerra
Poesía de Posguerra: profundo aislamiento, vigilado por la censura política e ideológica. Posguerra marcada por la falta de libertad, una sociedad marcada por la miseria y el hambre:
– Poesía arraigada
Cultivada por autores de la Generación del 36 (agradecidos con el régimen de la dictadura), adopta una forma clasicista y un tono heroico cuando recurre al pasado imperial español para ensalzar el orden presente, e intimista cuando ensalza la belleza de la tierra o el sentimiento religioso. Su tono contrasta con la pobreza y desilusión diarias en que vive la mayoría: Luis Rosales (Retablo de navidad), Dionisio Ridruejo (Sonetos a la piedra), Luis Felipe Vivanco (Tiempo de dolor).
– Poesía desarraigada
A veces coincide con el gusto por el soneto, refleja la peripecia individual del ser humano en tiempos de angustia y dolor, zozobra interior y exterior, y falta de fe en el futuro: es poesía existencialista, realista, que se convertirá en poesía social. Espadaña (revista). El libro Hijos de la ira de Dámaso Alonso es el cauce (Victoriano Crémer, Eugenio de Nora, José Hierro, Gabriel Celaya, Blas de Otero). Frente a los arraigados, la tenacidad y afirmación de la vida conviven con la presencia de la muerte, tristeza, soledad y desesperación: la existencia es lucha contra el medio o con el mundo interior. Lenguaje desgarrado (casi violento). Enorme influencia de Miguel Hernández.
Surgen tendencias minoritarias al lado de estas dos en los años 40. Una, el postismo, se propone rescatar y continuar la poética surrealista mediante un lenguaje de imágenes nuevas (Edmund de Ory). Otra es la sensual y barroca del grupo Cántico (Ricardo Molina).
– Poesía social
La literatura existencialista desemboca en literatura social realista. Los escritores salen de su angustia anterior y observan la calle. Cambian el punto de vista y son más objetivos, mediante un tono enérgico de testimonio, protesta y denuncia de la situación social, exigen transformación en la sociedad y fe en la literatura como motor de ese cambio. Los poetas toman conciencia de su papel en la sociedad y la importancia de la sociedad en su poesía. Son los mismos (Otero, Celaya, Crémer, Nora, Hierro, etc.) que en la década anterior gritarán contra el dolor. A partir de los años 50 denuncian la marginación, el paro, la falta de libertad y exigen justicia y paz para España. Compromiso y solidaridad son las palabras que mejor expresan el sentir de estos poetas, actitud la cual les conduce a expresar sus mensajes con un lenguaje tan transparente (Celaya sobre todo), prosaísmo extremo. Los poetas sociales adjudican a la labor poética una función colectiva e histórica. La palabra tiene un valor inagotable.
– Crémer
Primero existencialista (Caminos de mi sangre; Nuevos cantos de vida y esperanza) y luego social (La espada y la pared).
– G. Celaya
Existentialista (Tranquilamente hablando); social (Las cartas boca arriba; Cantos iberos), luego escribe poesía experimental.
– Blas de Otero
Gran poeta de la posguerra. 1ª ETAPA: existencialista y estremecedora por su tono desgarrado, búsqueda angustiosa de Dios, amor (Ángel fieramente humano; Redoble de conciencia -> Ancia). 2ª ETAPA: entrada en la poesía social en compromiso y solidaridad testimonial con los problemas colectivos del país (Pido la paz y la palabra). 3ª ETAPA: supone un cambio formal importante, casi cercano al experimentalismo (Hojas de Madrid).
– Hidalgo
(Los muertos)
– José Hierro
Se inicia en la poesía existencialista (Tierra sin nosotros); poesía social (Quinta del 42).
– Eugenio de Nora
Primero existencialista (Cantos al destino) y poesía social (Pueblo cautivo).
Segunda mitad del siglo XX
– Poesía Generación del 50
Grupo de autores que comienza a publicar en los años 50. Autores: Valente y A. Gonzalez. Visión crítica de la realidad, preocupación por el hombre en dialéctica con el medio, inconformismo y denuncia, sentido de la solidaridad, lenguaje cotidiano y directo. Una de las características es su actitud humanista, no obstante hay una consciente voluntad de estilo y un cuidado del lenguaje y las formas poéticas, así como una vuelta a los eternos temas de la poesía y a otros más personales.
– Generación de los Novísimos
Dos fechas: 1966 con Arde el mar de Gimferrer y 1970 con Nueve novísimos poetas españoles de Castellet. Los Novísimos son presentados como un movimiento de ruptura vanguardista, estos adoptan una actitud formalista, vuelven a temas y asuntos de otras épocas de origen cultural e histórico. Las vanguardias del siglo XX, desde el surrealismo, alternan un lenguaje exuberante de imágenes opacas, con un tono coloquial. Autores: Colinas y Alberto de Cuenca (surrealista) y Montalbán (crítica).
– Poesía última
La poesía posterior a 1975 lleva un propósito de personalismo extremo, surgen tendencias continuadas como la poesía visual, tendencias recuperadas de otros tiempos, se vuelve a la tradición por razones de estilo. Autores:
- Surrealismo: Andreu
- Experiencia: Benito Reyes
- Épica: Antonio Molina
- Neoexistencialismo: Luisa de Castro
- Neorrealismo: Miguel Galanes
- Neobarroco: Antonio Enrique
- Neopurismo: Valverde
- Impresionismo: Trapillero
- Neoclásico: Fernando de Villena
Primera mitad del siglo XX
– Teatro
Se siguen representando las formas teatrales del siglo anterior: dramas de verso, la alta comedia, entremeses… hasta 1920 no se percibe intento de renovación.
– Teatro modernista y del 98
Se siguen representando las obras de Arniches y Quintero. En ellas idealizan sobre la sociedad madrileña y andaluza. Más tarde continúan Poncela o Mihura. Entre los autores destaca Benavente (“Señora ama”) con un lenguaje culto y elegante. Autores: Unamuno, Azorín y Valle-Inclán.
– Teatro vanguardista y del 27
Depuración del teatro poético, incorporación de formas vanguardistas, propósito de acercar el teatro al público. Autores: Alberti, Casona y Federico García Lorca.
Segunda mitad del siglo XX
– Teatro de Posguerra
Al terminar la Guerra Civil (1936-39) el teatro español pierde a los autores más innovadores de la época anterior: Valle-Inclán, Federico García Lorca, Unamuno y Alberti.
En Europa se representan obras de Artaud, irrumpe con fuerza el teatro del absurdo de Ionesco, en España se lleva a escena un teatro convencional que entronca con el melodrama, busca divertir y entretener, la censura impide estrenar obras de valores morales y sociales. Características: diálogos sólidos, calculados, se desarrolla en interiores. Temas de amor, infidelidad… teatro cómico con intención de criticar la burguesía. Dramaturgos: J. Calvo Sotelo y J. López Rubio.
– Teatro del humor
Dos autores realizan un teatro renovador, con situaciones insólitas en las que lo inverosímil y lo absurdo se convierten en protagonistas, siendo significativo su lenguaje ingenioso. Autores: Poncela y Mihura (postura inconformista ante las convenciones sociales, lenguaje de ingenio, antecedente del teatro de lo absurdo “Maribel y la extraña familia”).
– Teatro existencialista
A partir de 1950 aparecen ciertas inquietudes, la censura les impide estrenar muchas de sus obras, transmiten el desasosiego del ser humano, pero pronto recrean la vida cotidiana española, su tendencia es el realismo crítico. Autores: Buero Vallejo.
Tres etapas: existencialista, social y formal (Sastre y Lauro Olmo). Teatro renovador: hacia 1970 se busca un lenguaje dramático, basado en el espectáculo, la escena y técnicas de audio. Autores: Francisco Nieva y José María Bellido.