A inicios del siglo XX se continuó utilizando el teatro romántico, hasta que en 1920 se percibe un intento de renovación teatral con autores de la Generación del 98 como Valle-Inclán o del 27 como García Lorca, quienes culminan una tarea innovadora que da lugar a grandes creaciones del teatro español, llegando a traspasar fronteras.
Los géneros que triunfan en las salas comerciales (teatro comercial) son:
- Teatro poético: surge en oposición al realista y naturalista, vinculado primero a la estética modernista y luego al drama romántico. Destacan Eduardo Marquina con “El gran capitán” y Francisco Villaespesa con “El alcázar de las perlas”.
- Teatro cómico: integrado por el sainete, continuador del género chico, cuyos autores más representativos son Carlos Arniches con “El santo de la Isidra” y los hermanos Álvarez Quintero con “Mariquilla terremoto”; la tragicomedia grotesca, en la que destaca “La señorita Trevélez” de Carlos Arniches; y el astracán, creado por el dramaturgo Pedro Muñoz Seca, destaca su obra “La venganza de Don Mendo”.
- Comedia burguesa: teatro realista en el que lo esencial es la exposición de los comportamientos y costumbres de la burguesía. La figura más destacada es la de Jacinto Benavente, Premio Nobel de literatura en 1922, una de sus obras es “La Malquerida” (drama rural).
Teatro innovador
Al mismo tiempo, se explotaron nuevas formas de expresión dramática, que dan paso al teatro innovador. Dentro del teatro de la Generación del 98 cabe destacar las aportaciones de Unamuno, que crea un teatro filosófico, destaca su obra “Feda”, y Azorín, que crea algunas piezas teatrales aunque ninguna de gran éxito como su trilogía “Lo invisible”.
También destaca el teatro vanguardista con Jacinto Grau, que quiso renovar el teatro de su tiempo con obras como “El señor de Pigmalión”, pero tuvo más éxito en el extranjero. Y Ramón Gómez de la Serna, que en 1929 estrena “Los medios seres”, en la que representa la lucha del hombre para alcanzar el ideal genial e innovador del teatro español.
Ramón María del Valle-Inclán
Será Ramón María del Valle-Inclán quien divida su producción en:
- Ciclo mítico, donde destacan “Divinas palabras” y “Comedias bárbaras”, tragicomedias ambientadas en Galicia.
- Ciclo de la farsa, se empieza a notar el lenguaje esperpéntico, destaca “La marquesa Rosalinda”.
- Ciclo del esperpento, crea una nueva visión del mundo desde una posición crítica que coincide con un movimiento estético de protesta contra la sociedad burguesa. Se inicia con “Luces de bohemia” y también cabe destacar “Martes de carnaval” que reúne tres esperpentos: “Los cuernos de don Friolera”, “Las galas del difunto” y “La hija del capitán”.
Generación del 27
Destacan miembros de la Generación del 27: Rafael Alberti con “El adefesio”, cercana al esperpento, y otros escritores como Max Aub con “San Juan” o Alejandro Casona, ajeno al vanguardismo con “La dama del alba”.
Federico García Lorca
Sin embargo, es Federico García Lorca quien alcanza unos niveles inigualables de calidad artística, es el dramaturgo español más conocido en el extranjero. Su actividad dramática se desarrolla en tres etapas:
- El teatro modernista en verso, destaca “El maleficio de la mariposa”, que simboliza la pérdida de la inocencia infantil con la irrupción del amor, y “Mariana Pineda”.
- Búsqueda de nuevas formas en la cual cultiva la farsa. Distingue entre farsas para el guiñol: “Tragicomedia de Don Cristóbal y la seña Rosita” y “Retabillo de Don Cristóbal”; y farsas para personas con “La zapatera prodigiosa” y “Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín”, que a diferencia de la anterior, presenta un desenlace trágico.
- En los años 30 Lorca escribe dos obras que constituyen la exploración de nuevas técnicas y, consciente de la dificultad de su puesta en escena, las denominó comedias imposibles, estas son “El público” y “Así que pasen cinco años”. Su trayectoria como dramaturgo culmina en su tercera y última etapa con sus obras de madurez, que lo elevan a las más altas cimas del teatro universal. Se trata de dos tragedias rurales, “Bodas de sangre”, escrita en verso, que trata de la represión de los impulsos amorosos por las convenciones que impone la sociedad, y “Yerma”, donde se mezclan el verso y la prosa, donde Lorca plantea el tema de la maternidad amorosa y denuncia la opresión de la mujer, y “La casa de Bernarda Alba”, escrita en prosa, es considerada como un drama trágico y plantea la pugna entre el poder y la libertad.
Con la llegada de la Guerra Civil se para toda producción literaria durante los tres años que esta dura, recuperada en los años 40 en un ambiente marcado por la falta de libertad y la censura.