El Teatro de la Renovación
Antes de la Guerra Civil española triunfa un teatro heredero del siglo anterior, pero también se crea otro de mayor calidad que intenta una renovación que marcará la literatura posterior; este teatro renovador tiene como representantes básicos a VALLE-INCLÁN y GARCÍA LORCA.
La Casa de Bernarda Alba
Precisamente la obra que valoramos, La casa de Bernarda Alba (1936), supone la auténtica culminación del teatro lorquiano. El tema central es el conflicto entre los principios de autoridad (representado por Bernarda) y libertad (encarnado por las hijas). Además aparecen subtemas como la moral tradicional, la presión social sobre el individuo, las diferencias sociales, la condición de la mujer…. Todo esto está narrado a través de la historia de Bernarda Alba que, tras la muerte de su segundo marido, impone a sus cinco hijas, como luto, una larga y rigurosa reclusión. En esta situación extrema, los conflictos, las fuerzas, las pasiones se agrandarán hasta la exasperación: los intentos de rebeldía acabarán en tragedia.
El espacio escénico de esta obra de LORCA es cerrado (la casa) y consigue transmitir la sensación de opresión que sufren los personajes, perceptible a través del diálogo. Frente a este espacio cerrado aparece otro contrario, el espacio de la libertad, donde surgen el erotismo y las pasiones; sin embargo, este espacio también es el de el ‘qué dirán’.
Teniendo en cuenta los personajes, destaca el hecho de que, a pesar de que todos son mujeres, el que funciona como catalizador de la situación es un hombre al que se le nombra constantemente pero que no aparece en escena.
Muchos de los personajes aparecen relacionados claramente con el significado de su nombre. Así, Bernarda (significa ‘fuerte como un oso’) llega a ser comparada con un hombre. En cuanto a las hijas, tanto por el significado de sus nombres como por la actitud que mantienen, integran una gradación que va desde la resignación a la rebeldía encarnada por Adela, la hija más joven.
La estructura de esta obra es ascendente, todas las acciones y escenas están encadenadas, las entradas y salidas de los personajes fluyen sencillamente a lo largo de toda la representación.
Para concluir, llama la atención la gran maestría demostrada por LORCA en la creación de un diálogo fluido e intenso que consigue mezclar la realidad y la poesía con un sabor popular que no se vale de vulgarismos.
Tres Sombreros de Copa
Escrita en 1932, esta obra fracasa ante la incomprensión de los responsables del teatro de la época y no es estrenada hasta casi veinte años después.. Tres sombreros de copa se apartaba del teatro cómico que accedía a los escenarios: en su contenido, se alía el humor y la tristeza, e incluso el patetismo; pero lo más sorprendente era el tratamiento formal, que debe mucho al vanguardismo.
En el fondo de Tres sombreros de copa, bajo el disfraz burlesco, se esconde un tema trágico: la frustración absurda.
Dionisio, el protagonista, ha vivido inmerso en un mundo convencional y gris, en el que va a instalarse definitivamente mediante su matrimonio. Pero, una noche insólita, surge lo imprevisto: de la mano de Paula, descubre otro mundo.
Se enfrentan así dos mundos y dos concepciones de la vida: una vida prosaica y ridícula, frente a una vida poética y hermosa. Ante el protagonista surgirá la posibilidad de cambiar de vida, pero no acertará a hacerlo.
El arma que esgrime MIHURA es el ridículo, de forma que, una temática que podría ser la de un drama, se convierte en una inmensa farsa.
En cuanto a los personajes destaca Dionisio, que se caracteriza por ser inmaduro, un muchacho sin voluntad. Es un anti-héroe, un pobre pelele digno de compasión por ser víctima de lo convencional.
También es interesante el personaje de Paula ya que es la única que se salva de todo lo ridículo que le rodea. Es la alegría, la belleza, la imaginación, el rechazo de los convencionalismos.
Los demás personajes son los muñecos, a menudo grotescos, que necesita la historia para tomar cuerpo dramático de farsa. El autor los traza como figuras de guiñol, reducidos siempre a unos trazos característicos, a ello responden muchos de sus nombres y sus funciones están claras.
La estructura de Tres sombreros de copa se compone de tres actos que corresponden, aproximadamente, al tradicional esquema: planteamiento, nudo y desenlace. La obra responde asimismo a las tres unidades clásicas: una sola acción, un mismo escenario, una noche.
En Tres sombreros de copa encontramos un humor basado en la suspensión o trasgresión de lo establecido por la lógica o por la experiencia. Así, el lenguaje conducirá a lo imposible o a lo absurdo que, además, provocarán risa. Otras veces se tratará de desviaciones con respecto a comportamientos o reacciones normales y el efecto será grotesco.