El Teatro Tradicional
El teatro tradicional español de principios del siglo XX se caracterizó por su escasa originalidad y calidad. Se difundió a través de tres corrientes:
El Drama Romántico
Abordaba temas históricos con un estilo decadente y modernista. Destacaron autores como Marquina, Villaespesa y los hermanos Machado.
La Comedia Burguesa
Representada por Jacinto Benavente, se centraba en ambientes de alta burguesía o campesinado acomodado, sin profundizar en preocupaciones o prejuicios burgueses.
El Teatro Cómico
Cultivado por Arniches, Pedro Muñoz Seca y los hermanos Álvarez Quintero, presentaba sainetes de costumbres populares madrileñas y tragedias grotescas.
El Teatro Renovador
El teatro renovador surgió como una minoría frente al teatro tradicional. Autores del 98 como Unamuno y Azorín innovaron con un teatro desnudo de retórica y antirrealista, respectivamente.
Ramón Mª del Valle-Inclán
Valle-Inclán evolucionó desde dramas decadentes hasta su innovador»teatro en liberta», que incluía puestas en escena imposibles y acotaciones literarias. Su obra cumbre fue el esperpento, una deformación sistemática de la realidad a través de caricaturas cómicas y macabras.
Federico García Lorca
Lorca impulsó el»teatro tota», que combinaba la poetización del lenguaje con recursos escénicos visuales, acústicos y escenográficos. Su teatro se centró en la lucha entre el principio de autoridad y el principio de libertad, encarnado en mujeres cuyas aspiraciones eran frustradas.
Durante la Guerra Civil
Durante la Guerra Civil, continuaron los sainetes, la comedia burguesa y la comedia poética. También surgieron el drama testimonial y el teatro de circunstancias o de urgencia.
Tras la Guerra Civil
Tras la Guerra Civil, los autores innovadores habían muerto o se habían exiliado. La censura y el exilio interior sofocaron las expectativas de cambio hasta la posguerra, cuando surgió una corriente existencial y social.