TEMA 3. EL NOVECENTISMO Y LAS VANGUARDIAS El novecentismo es un movimiento intelectual que surge en torno a la I Guerra Mundial (también se denomina generación del 14). No es una verdadera generación literaria, sino un grupo de autores que comparten una nueva mentalidad intelectual y literaria que rechaza todas las manifestaciones artísticas del ochocientos. Se trata de creadores con una sólida formación académica y reputada carrera profesional (filósofos, científicos, juristas…) que muestran un firme compromiso con la realidad española desde una óptica optimista y que comparten ideales reformistas y europeístas para superar el atraso cultural español. El novecentismo, coetáneo de las vanguardias europeas, comparte con ellas algunas carácterísticas: • Racionalismo y rigor intelectual, frente al subjetivismo del XIX. Antirromanticismo. Se prefiere una actitud más moderada y serena (apolínea). – Defensa de un arte puro, autosuficiente que debe ser un mero juego intelectual, ajeno al mundo real y a cualquier intención moral, política o filosófica, que se justifique a sí mismo. Su único objetivo ha de ser proporcionar placer estético. Es la máxima del «arte por el arte» • Elitismo intelectual ya que sus obras se dirigen a una minoría selecta, la única capaz de entender su arte y dirigir las reformas. • Se busca la perfección formal a través de un lenguaje pulcro y claro. Por su carácter intelectual, los novecentistas se interesan especialmente por el ensayo. En este género será José Ortega y Gasset el ensayista más importante del momento. Escribe: • Ensayos filosóficos como, El tema de nuestro tiempo. • De tema político, como España invertebrada (1921) y La rebelión de las masas (1930), donde expone las causas y posibles soluciones a las tensiones en que se debate el país. • Ensayos sobre arte y literatura: Ideas sobre la novela y La deshumanización del arte (1925). En esta última defiende un ideal de arte puro o deshumanizado propio del novecentismo. En cuanto a los novelistas cabe destacar dos nombres: • Gabriel Miró cuyas novelas (Nuestro padre San Daniel, El obispo leproso) se caracterizan por una prosa muy elaborada, donde predomina la recreación de sensaciones y de ambientes sobre la acción narrativa. • Ramón Pérez de Ayala, cuyas novelas incorporan frecuentes digresiones ensayísticas y utilizan numerosos recursos experimentales. Destacan títulos como Troteras y danzaderas o El curandero de su honra. En poesía se puede incluir a Juan Ramón Jiménez, premio Nobel de Literatura en 1956, cuyo ideal de «poesía pura» y de rigor formal se acerca al novecentismo. Su trayectoria atraviesa por varias etapas: • Primera etapa o época sensitiva, a la que pertenecen libros como Arias tristes, Jardines lejanos o La soledad sonora. En ellos practica un Modernismo intimista y simbolista, sin la exuberancia formal de Rubén Darío. • Segunda etapa (época intelectual). Persigue ahora el ideal de «poesía pura». El lenguaje se despoja de lo anecdótico para buscar lo esencial. El libro que marca este nuevo rumbo es Diario de un poeta recién casado (1917), al que siguen títulos como Eternidades o La estación total.
Etapa final (época suficiente o verdadera). Incluye los libros del exilio, como Dios deseado y deseante. Se intensifica la experiencia de la eternidad y la identificación entre Dios y el propio poeta. Durante el primer tercio del Siglo XX en todas las artes se desarrollan los movimientos de vanguardia, que afectan a todas las manifestaciones artísticas. Aunque son muy heterogéneos, comparten ciertos rasgos: • Voluntad de experimentación y rechazo de cualquier tradición. • Antisentimentalismo y afán de provocación, en consonancia con su rechazo de los valores y de la cultura burgueses. • Divulgación de sus propuestas estéticas a través de manifiestos. En la literatura europea se sucedieron diversas vanguardias. Entre ellas destacan:
• El expresionismo, que aspira a reflejar la realidad interior de las cosas, lo que conduce a una estética en que predomina lo extraño y la distorsión grotesca. • El Futurismo, fundado por el italiano F. T. Marinetti en 1909, que rechaza frontalmente el sentimentalismo y busca una nueva estética en los referentes del mundo moderno, que son sus nuevos mitos (las máquinas, el avión, el cine, el deporte….) • El Cubismo literario, creado por el francés Apollinaire, en 1913. Como el pictórico, apuesta por la fragmentación y la yuxtaposición. Es frecuente la mezcla de la palabra con elementos visuales. Destacan los célebres «caligramas» de Apollinaire, que son poemas visuales. • El dadaísmo, surgido de la mano de Tristán Tzara, en 1916, que exalta sobre todo el poder de lo absurdo y lo ilógico como forma de regresar a los orígenes (primitivismo, lo infantil…) Parte de la inutilidad del arte y propone el Nihilismo como forma de vida y el balbuceo infantil como la literatura más sublime. Se considera la antesala del Surrealismo. • El Surrealismo nace como movimiento en 1924, cuando André Bretón publica su manifiesto. Muy influido por las teorías de Freud, se caracteriza por su interés por la dimensión irracional del hombre (el subconsciente, los sueños…), con el fin de lograr su verdadera liberación. Para ello busca un lenguaje ajeno a la lógica. De ahí su interés por las imágenes visionarias, las metáforas irracionales y la escritura automática. Las vanguardias llegan pronto a España, de la mano de intelectuales como Ramón Gómez de la Serna. En la base de toda su creación, fuertemente experimental, se encuentran las greguerías que consisten en imágenes muy ingeniosas que pretenden mostrar una visión insólita de la realidad, poniendo en relación dos términos (real e imaginario) que aparentemente no tienen nada que ver. Tras la I Guerra Mundial se desarrollan en España algunas vanguardias autóctonas, entre las que hay de destacar dos: • El creacionismo, iniciado por el chileno Vicente Huidobro, que asigna a la poesía la facultad de crear una nueva realidad independiente de la Naturaleza. Para ello se recurre a la imagen poética irracional e ilógica. • El ultraísmo. Es una corriente que sintetiza rasgos de otras vanguardias: del creacionismo toma su ambición de fundar una nueva realidad a través de la imagen poética; del Futurismo, los referentes de la modernidad y el afán lúdico; del Cubismo, la fragmentación y los juegos tipográficos. El ultraísmo influyó decisivamente en la asimilación de las vanguardias por los poetas del 27. Su figura más destacada fue Guillermo de Torre. En cuanto al Surrealismo, este existe en España, pero no como un Surrealismo puro, pues nuestros poetas no llegan a usar la escritura automática. Lo que si exploran son las imágenes ilógicas. Muchos poetas de la generación del 27 escriben siguiendo esta tendencia según su poesía va evolucionando. Destacan poemarios como Poeta en Nueva York, de F. Ga Lorca, o Sobre los ángeles, de Rafael Alberti.
• El expresionismo, que aspira a reflejar la realidad interior de las cosas, lo que conduce a una estética en que predomina lo extraño y la distorsión grotesca. • El Futurismo, fundado por el italiano F. T. Marinetti en 1909, que rechaza frontalmente el sentimentalismo y busca una nueva estética en los referentes del mundo moderno, que son sus nuevos mitos (las máquinas, el avión, el cine, el deporte….) • El Cubismo literario, creado por el francés Apollinaire, en 1913. Como el pictórico, apuesta por la fragmentación y la yuxtaposición. Es frecuente la mezcla de la palabra con elementos visuales. Destacan los célebres «caligramas» de Apollinaire, que son poemas visuales. • El dadaísmo, surgido de la mano de Tristán Tzara, en 1916, que exalta sobre todo el poder de lo absurdo y lo ilógico como forma de regresar a los orígenes (primitivismo, lo infantil…) Parte de la inutilidad del arte y propone el Nihilismo como forma de vida y el balbuceo infantil como la literatura más sublime. Se considera la antesala del Surrealismo. • El Surrealismo nace como movimiento en 1924, cuando André Bretón publica su manifiesto. Muy influido por las teorías de Freud, se caracteriza por su interés por la dimensión irracional del hombre (el subconsciente, los sueños…), con el fin de lograr su verdadera liberación. Para ello busca un lenguaje ajeno a la lógica. De ahí su interés por las imágenes visionarias, las metáforas irracionales y la escritura automática. Las vanguardias llegan pronto a España, de la mano de intelectuales como Ramón Gómez de la Serna. En la base de toda su creación, fuertemente experimental, se encuentran las greguerías que consisten en imágenes muy ingeniosas que pretenden mostrar una visión insólita de la realidad, poniendo en relación dos términos (real e imaginario) que aparentemente no tienen nada que ver. Tras la I Guerra Mundial se desarrollan en España algunas vanguardias autóctonas, entre las que hay de destacar dos: • El creacionismo, iniciado por el chileno Vicente Huidobro, que asigna a la poesía la facultad de crear una nueva realidad independiente de la Naturaleza. Para ello se recurre a la imagen poética irracional e ilógica. • El ultraísmo. Es una corriente que sintetiza rasgos de otras vanguardias: del creacionismo toma su ambición de fundar una nueva realidad a través de la imagen poética; del Futurismo, los referentes de la modernidad y el afán lúdico; del Cubismo, la fragmentación y los juegos tipográficos. El ultraísmo influyó decisivamente en la asimilación de las vanguardias por los poetas del 27. Su figura más destacada fue Guillermo de Torre. En cuanto al Surrealismo, este existe en España, pero no como un Surrealismo puro, pues nuestros poetas no llegan a usar la escritura automática. Lo que si exploran son las imágenes ilógicas. Muchos poetas de la generación del 27 escriben siguiendo esta tendencia según su poesía va evolucionando. Destacan poemarios como Poeta en Nueva York, de F. Ga Lorca, o Sobre los ángeles, de Rafael Alberti.