ETAPAS
En general, la obra de Carmen Marín Gaite establece un diálogo con la realidad, bien desde la mirada del testigo que ve o escucha, bien desde la evocación y la reconstrucción de la memoria. La mayor parte de su producción gira en torno a preocupaciones como la rutina, la comunicación, la soledad, el recuerdo o la construcción de las relaciones personales.
Primera etapa (hasta 1970)
Realismo e introspección. La tendencia realista dominante de la década de los 50 muestra el contexto circundante a través de un narrador que se sitúa como testigo de lo que ve sin que medie la denuncia o juzgue esta realidad ante el lector. Este último debe ser quien termine extrapolando sus propias conclusiones a partir de la descripción de pobreza, vacío y esterilidad de la sociedad contemporánea. Ej: El balneario
Segunda etapa (1979-1990)
La búsqueda del interlocutor. En esta etapa se refleja la búsqueda interior de la propia experiencia de los novelistas, recurriendo a la memoria personal o a la histórica para revisar el pasado inmediato. Las obras de este periodo reivindican la importancia del lenguaje como medio de comunicación que salva al individuo de sus terrores y aislamiento. Ej: Retahílas y El cuarto de atrás.
Tercera etapa (a partir de 1990)
Del cuento maravilloso a la escritura del yo. Son novelas de aprendizaje, que reivindican el poder de la fantasía y lo maravilloso en el ser humano. En esta línea escribe La reina de las nieves.
PROPÓSITO DE LA OBRA
Tras décadas de silencio, la muerte del general Franco es el detonante de la publicación de libros de memorias, crónicas y relatos autobiográficos por parte de numerosos autores. Son los niños de la Guerra que quieren dar testimonio de la Historia. Pero Martín Gaite no pretende reconstruir el pasado, sino construirlo. Se propone llevar a cabo una evocación sobre todo sentimental, libre y desordenada, que le permita recuperar un tiempo que creía perdido, siendo consciente de que la memoria se recupera a veces solo a través de lo fantástico y que la imaginación es la única capaz de rellenar las lagunas que el paso del tiempo había formado. Como la autora propia dice, la vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla: “Si no se perdiera nada, la literatura no tendría razón de ser… lo importante es saber contar la historia de lo que se ha perdido”
EL GÉNERO
El cuarto de atrás presenta rasgos de diferentes tipologías narrativas y textuales, lo que dificulta su clasificación.
Novela de memorias
Rememora hechos autobiográficos de su pasado que proyecta sobre un trasfondo social, cultural y político que da a la obra un aire de memoria colectiva.
Testimonio personal y fabulación fantástica
Se amalgaman recuerdos, sensaciones y ficción. Es una novela realista y fantástica a la vez. Realidad y ficción cruzan sus fronteras y al final de la lectura se puede tener la sensación de que todo ha sido un sueño.
Relato de misterio
Alimenta la intriga con ingredientes como la presencia de la simbólica cucaracha o la visita del intrigante hombre de negro.
Ensayo
Las divagaciones suelen desplazar a las anécdotas. Además, la obra en su conjunto es una divagación sobre el oficio de escribir.
Espacio intertextual
En esta se reúnen otras novelas como Ritmo Lento, ensayos como El Proceso de Macanaz, artículos que la autora había escrito y abundantes referencias literarias.
Metanovela
El texto va construyéndose mientras se lee. Se convierte en una reflexión constante sobre la propia escritura.
EL TÍTULO
El cuarto de atrás es, en su origen, un espacio físico. Se trata de la habitación de juegos de la niñez, donde no había más reglas que las marcadas por la libertad, el caos, la fantasía y la diversión.
ESTRUCTURA
Hay dos estructuras una interna y otra externa. La primera trata la articulación de los hechos del relato y la segunda consiste en la presentación y la organización del mismo, en este caso en capítulos.
Espacio
La doble dimensión temporal, presente y pasado, se puede aplicar al espacio, con los lugares en que se desarrolla la acción y los espacios evocados en los recuerdos.
TEMAS
● La ficción como refugio de la realidad. Usa la literatura como lugar donde refugiarse de los momentos duros. La narradora-protagonista construye un mundo alternativo regido por leyes propias, que no son racionales, ni cronológicas, ni físicas. Crea un universo en el que los sueños pueden ser posibles y donde es correcto sumergirse en el azar.
TIEMPO
Combina dos planos temporales: el presente y el pasado, que tienden a mezclarse y a ser confusos.
PERSONAJES
➔ Narradora-escritora: la protagonista, que revela su identidad progresivamente. Primero con la letra C, después gracias a los recuerdos autobiográficos, para finalmente mostrar explícitamente sus apellidos al recordar una clase de religión.
SÍMBOLOS
● Espejo. Punto de fuga para recuperar los recuerdos del pasado, el reflejo devuelve a la protagonista las personas que ha sido en diferentes momentos de su vida y los lugares en los que ha estado.