En la España del primer tercio del Siglo XX, se conocían renovación teatral europeos, ni empresarios, ni críticos ni el público burgués apostaban por estas novedades. Había teatro, y de éxito, pero de escasa calidad y nada original. El auge de la narrativa o la lírica no encuentra correlato hasta los años 20-30 con Valle-Inclán y Lorca.
El teatro tradicional, tres corrientes:
El teatro modernista, continuación del teatro decimonónico, no alcanza la altura poética de la poesía modernista. Un Romanticismo decadente mezclado con los efectos coloristas y la sonoridad del Modernismo. Abordó temas históricos o fantásticos. Destaca el pasado glorioso español.
La comedia burguesa o benaventina. Jacinto Benavente es su máximo cultivador. Describe ambientes de alta burguésía o campesinado. Trata con cierta moralina e ironía. Los intereses creados de 1907, comedia con influencias de la commedia dell’arte italiana, dos pícaros fingen ser amo y criado para ascender en la escala social. Tuvo mucho éxito porque optó por el teatro de éxito.
El teatro cómico con música, canto y baile o sin
Carlos Arniches: cultiva el sainete de costumbres populares madrileñas y la tragedia grotesca que aúna el sainete con la tragedia para denunciar injusticias sociales, el inmovilismo (La señorita de Trevélez, 1916).
Pedro Muñoz Seca: creador del astracán, género basado en el disparate cómico, con gusto por el chiste verbal y las situaciones rocambolescas. Destaca La venganza de don Mendo..
Los Álvarez Quintero: imagen estereotipada de Andalucía, gozaron de mucho éxito con sus diálogos graciosos (El patio).
El teatro renovador es minoritario.
Unamuno crea un teatro desnudo de toda retórica y ornamentación escénica, esquemático en la forma, de pocos personajes, con densos diálogos y conflictos que en sus novelas (el cainismo, la lucha entre sentimiento y razón) Fedra.
Azorín hizo un teatro antirrealista subconsciente, onírico y fantástico. Empleó un diálogo natural y trató los temas de la felicidad, el tiempo y la muerte. Destaca Lo invisible.
Valle-Inclán empieza con dramas decadentes próximos al Modernismo para continuar con el “teatro en libertad”, más para ser leído que representado, por las audaces puestas en escena y las acotaciones literarias. Sus obras se agrupan en:
Dramas del ciclo mítico: obras de ambiente gallego, regido por fuerzas primarias. En las Comedias bárbaras rapiña de los hijos de un aristócrata por la herencia y en Divinas palabras, a la historia de la familia de un enano hidrocéfalo que gana dinero mostrándolo en ferias hasta que muere por el alcohol en una broma. El ambiente es sórdido y cruel.
Farsas: Rompe con la realidad incluyendo personajes fantoches y haciendo una sátira caricaturesca de la corte de Isabel II en La Reina castiza.
Los esperpentos: deformación sistemática de la realidad caricaturas cómicas y macabras producto de una visión ácida y disconforme de la realidad. Comprende:
Luces de bohemia (1920) y otras tres publicadas bajo el título de Martes de carnaval.
En Luces de bohemia se cuenta el dantesco viaje de Max Estrella, poeta ciego guiado por Latino, a través de la noche madrileña hasta su muerte en el portal. Parábola trágica y grotesca de la imposibilidad de vivir en una España deforme, injusta, absurda. La degradación de los personajes está en las animalizaciones.
Federico GARCÍA Lorca impulsa el teatro total en el cual importa tanto la poetización del lenguaje como los recursos escénicos visuales, acústicos y escenográficos. Pretendía popularizar el espectáculo teatral; creó una compañía de teatro universitario, La Barraca, con la que viajó por España. Teatro está presidido por la lucha entre el principio de autoridad y el principio de libertad, resulta una frustración que casi siempre encarna en mujeres cuyos deseos son irrealizables.
Las farsas: teatro de guiñol y dos para actores. Problemas derivados de los matrimonios de conveniencia entre un viejo y una joven.
El teatro surrealista: Así que pasen cinco años es una obra irrepresentable para su época y que anticipa la ruptura de la lógica espacio-temporal. La más “subversiva” es El público, defiende la realización del deseo homosexual.
Las tragedias de ambiente rural: Tienen como protagonistas a mujeres que deben reprimir su amor y sexualidad por imposición de la sociedad.
En Bodas de sangre la pasión frustra una boda y trae la muerte de dos amantes; Yerma; y en La casa de Bernarda Alba la sexualidad negada por el luto. Drama de mujeres que denuncia todas las tiranías que coartan la libertad individual. Las tragedias lorquianas convierten las realidades humanas concretas en símbolos de la lucha entre libertad individual y autoridad impuesta.