PERSONAJES
Aunque para el propio Lorca, el único personaje real de esta obra es “la pena que se filtra”, resulta evidente la recreación de un mundo que surge de figuras antropomórficas caracterizadas física, sicológica, sociológica y espiritualmente. Cada figura se sitúa en un entorno organizado en círculos concéntricos: el cosmos, la naturaleza próxima, el ámbito rural y el urbano.
I. Los personajes del Romancero gitano tienen importancia como factor estructurante de todo el poemario:
1. Existe un primer bloque de romances en los que Lorca crea tipos y mitos gitano- Andaluces propios:
- La primera parte de la obra consta de siete poemas con protagonista femenina: la luna del romance prólogo, Preciosa, la mujer anónima que quizá desencadena la pelea de “Reyerta”, la suicida de “Romance sonámbulo”, la monja, la casada infiel y Soledad Montoya.
- Los tres poemas siguientes están dedicados a las tres grandes ciudades que definen el territorio de la Andalucía lorquiana (Granada, Córdoba y Sevilla), simbolizadas en las figuras de los arcángeles S. Miguel, S. Rafael y S. Gabriel, respectivamente, caracterizados a través de su relación con el mundo gitano-andaluz.
- A continuación hay cuatro romances con protagonista masculino: Antoñito el Camborio, apresado en el número 11 y asesinado en el 12, el anónimo muerto de amor y el Amargo.
- El “Romance de la Guardia Civil española” sirve de epílogo en el que se muestra la destrucción del mundo mítico-gitano contemporáneo.
2. Los “Tres romances históricos” conforman un segundo bloque donde el autor parte de una figura religiosa y dos literarias del pasado remoto (la época paleocristiana, la Edad Media, la época del rey David bíblico) para convertirlas en mitos gitanos.
II. El adjetivo “gitano” del título alude, en primer lugar una aportación que el autor hace a la clasificación tradicional de los romances por su asunto (caballerescos, moriscos, bíblicos…). De hecho, las
primeras ediciones de la obra llevaron el título de Primer romancero gitano, donde el ordinal aludía a esa originalidad temática. Con la excepción de los tres romances “históricos” y la trilogía de los arcángeles, sólo el “Romance del emplazado” no muestra su gitanidad de forma expresa, aunque ciertas alusiones (luna, yunque, el caballo, los naipes) iguales a otras del libro y su misma inclusión en el conjunto permite considerarlo también como de asunto gitano. A todos los restantes personajes se les llama gitanos, ya directamente, ya por sus características, ya por el ambiente. La crítica desorbitó el gitanismo del libro con interpretaciones folclóricas, por lo que Lorca aseguró que lo gitano debe entenderse como una esencia de lo andaluz general e incluso de lo universal:«El libro en conjunto, aunque se llama gitano, es el poema de Andalucía, y lo llamo gitano porque el gitano es lo más elevado, lo más profundo, lo más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza y universal.[…]Un libro donde apenas si está expresada la Andalucía que se ve, pero donde está temblando la que no se ve. Y ahora lo voy a decir. Un libro antipintoresco, antifolklórico, antiflamenco, donde no hay ni una chaquetilla corta, ni un traje de torero, ni un sombrero plano, ni una pandereta; donde las figuras sirven a fondos milenarios y donde no hay más que un solo personaje, grande y oscuro como un cielo de estío, un solo personaje que es la Pena […]; pena andaluza, que es una lucha de la inteligencia amorosa con el misterio que la rodea y no puede comprender». El gitano del Romancero –ya más urbano que rural- vive cerca de las fuerzas de la historia y del progreso, pero unido hondamente a una cultura primitiva y natural, con unas leyes y código propio, que no son las del mundo occidental. Como tal es un marginado de la civilización y de la historia, que lo aprisionan y procuran asimilarlo, como sucede con el negro en Poeta en N. York. Salvando las distancias geográficas y sociales, el gitano y el negro son equivalentes, ya que son el elemento que permite presentar una dialéctica entre naturaleza e historia, entre una cultura primitiva marginada y una civilización triunfante. El conflicto entre el afán del gitano por vivir sin trabas y su forzoso sedentarismo simboliza, en un
ámbito reducido, el conflicto entre el primitivismo y la civilización. El elemento gitano representa la libertad, la fantasía y la ensoñación; lo transgresor, lo que está fuera de la ley desde una valoración positiva, por lo que Lorca defiende una postura antisocial: desprecio a la autoridad, instinto sexual desatado, ruptura de las reglas, violencia y muerte.El gitano se rige por creencias enraizadas en lo primitivo y natural y también por el código de su etnia. Choca con dos realidades inmediatas: el amor, que desemboca con frecuencia en el sexo, y “los otros”, que invaden lo que el gitano cree su derecho, o su prestigio, lo que desemboca en sangre derramada, ya que él debe actuar según su código de leyes tradicionales. Los “otros”, los agresores, pueden ser gentes de su propia raza y, especialmente, la civilización paya que los margina y oprime, por ejemplo con su brazo armado (la Guardia Civil). En cualquier circunstancia los personajes se dirigen sin miedo hacia un destino adverso, y en la asunción de su “fatum” (ese destino trágico que late en toda la obra lorquiana) reside buena parte de la admiración con que son tratados en el libro. El código gitano –con sus arreglos de cuentas personales- se observa en “Reyerta”, donde Juan Antonio el de Montilla muere por los navajazos de sus antagonistas, en los dos romances del Camborio, donde Antonio Torres Heredia es vituperado en el primero por no seguir ese código y muere en el segundo romance en pelea contra sus cuatro primos. En el “Romance del emplazado”, son las creencias, la superstición, las fuerzas oscuras las que traen el fatal desenlace.
La monja gitana es prisionera de creencias ajenas a su cultura, por lo que sufre por la nostalgia de amor y libertad. Si la casada infiel es gitana, como su amante, puede acabar castigada según el código de su raza.Si la monja sufre un cautiverio personal, todo el pueblo gitano sufre el cautiverio de la marginación.
Los guardias civiles, personaje colectivo, aparecen fugazmente en cinco romances, caracterizados de modo antiheroico: se llevan al Camborio al calabozo, quien pide en el romance siguiente a Lorca que los avise; aparecen con el juez tras la reyerta, vigilan las casas de los ingleses; persiguen al compadre del “Romance sonámbulo”; están borrachos. El extenso y duro “Romance de la Guardia Civil española” actúa de
cierre del mundo gitano, presentando un asunto nuevo en la poesía culta española: la épica del gitano frente al opresor. EL gitano nómada, hecho sedentario e incluso urbano (va a los toros, viste bien, trabaja en la fragua) está encerrado en sus creencias y en sus leyes, y externamente está aprisionado por la sociedad dominante, cuyo brazo armado en la Guardia Civil. La mayoría de los romances tienen un componente idealizado, mítico –del que nace una nueva realidad- y otro real, anecdótico:. Del “Romance de la luna, luna” dijo Lorca que expresaba el “mito de la luna sobre tierras de danza dramática. Andalucía interior concentrad y religiosa”. El mito de la luna personificada en una mujer que baila una danza ritual de muerte se superpone a la anécdota de un niño que muere en una fragua, en una atmósfera gitana sugerida por el bronce, la fragua, el yunque, los caballos, los collares y los anillos, los llantos, los gritos.. En “Preciosa y el aire” se crea, a partir de la figura mitológica griega de Boreas, el mito del viento sexual y violento que desea a la inocente y atractiva Preciosa, recuerdo del personaje cervantino.. La monja gitana simboliza el ansia no asumida de libertad, asociada al amor y a la maternidad, de una gitana que borda las flores de un mantel y se evade con su fantasía por un momento del enclaustramiento en que vive.. En “La casada infiel” se mitifica el sexo mediante imágenes explícitas, al tiempo que la anécdota nos sitúa en la noche de Santiago, en la ribera del río, en un encuentro placentero desde la perspectiva del gitano.. Soledad Montoya es en “Romance de la pena negra” un personaje simbólico, empezando por su nombre y apellido, que encarna la frustración individual y colectiva del pueblo gitano, su “pena negra”.. También la mujer del “Romance sonámbulo” personifica la frustración por amor y la muerte, al tiempo que los compadres evocan el tema social de los gitanos perseguidos por la sociedad dominante. . La Anunciación de “San Gabriel” simboliza el gozo por la maternidad y el sentido familiar de los gitanos al recibir la noticia de su embarazo de un arcángel que es paradigma de la belleza del hombre gitano. Tras esa alegría aparece la mirada triste de la madre por el aviso de que el niño será el primero de una estirpe condenada a un destino adverso y de que morirá violentamente.
En los cuatro romances posteriores aparecen tres personajes masculinos que demuestran la veracidad de la premonición: Antoñito el Camborio, emblema del gitano auténtico, orgullo de la raza, atractivo, señorial, incapaz e hacer el mal, que sucumbe a manos de “los otros”, en este caso de su propia raza, sus primos de Benamejí, quienes le envidian. El muerto de amor es un hombre joven que se corresponde en su frustración con la gitana del “Romance sonámbulo”. El Emplazado, como Soledad Montoya, simboliza la soledad ante un destino trágico que asume estoicamente.. En “Reyerta” se simboliza el tema de la defensa del honor a través del derramamiento necesario de la sangre contraria, las luchas seculares en el mundo gitano. Juan Antonio el de Montilla muere al atardecer con evocaciones de la muerte de Cristo. III. La obra no acaba en la cuestión gitana, sino que se abre a toda “la Andalucía del llanto”.
En el libro están mitificados, simbolizados o expresados en bellas imágenes el mar, la montaña, las higueras, las pitas, el mirto, las toronjas, los olivos, el caballo, etc. EL mundo andaluz está omnipresente. Existen, además, los tres romances de los arcángeles, situados en el centro del libro, que muestran las tres andalucías clásicas: Sevilla, Cordoba y Granada. El hábitat para las tensiones de los personajes humanos es un cosmos mágicamente activo, acorde con las creencias primitivas de aquellos: el viento, el agua, el mar, la luna, la vegetación, los animales. IV: Los tres romances históricos son un conjunto nacido de los conocimientos culturales de Lorca, aunque tal vez reforzados por la tradaición oral (la leyenda de Santa Olalla, El caballero de Olmedo y La venganza de Thamar). En el primero se presenta agitanada la figura del martirologio cristiano del siglo IV, mostrando el detalle de la tortura que se avanza en la mutilación de Rosa en el “Romance de la Guardia Civil española”, que comparte con éste la demostración de los mecanismos represivos y de exterminio contra la minoría.En “Burla de don Pedro a caballo” el personaje comparte, aunque siglos antes, con el de “Muerto de amor”, con el mocito del “Romance sonámbulo” o con el Amargo la fatalidad de llegar tarde al encuentro amoroso y de encontrar la muerte.“Thamar y Amnón” nos sitúa cronológicamente en el momento más remoto de la historia gitano-andaluza a través de un argumento equivalente por la sexualidad explícita y desbordante al de “La casada infiel”. Es un cierre circular del libro por la presencia maléfica y vivificante de la luna en un mundo espacial y temporalmente remoto de la Andalucía gitana (el lejano oriente).