1. LA NOVELA DESDE PRINCIPIOS DEL Siglo XX HASTA 1939: TENDENCIAS, AUTORES Y
OBRAS REPRESENTATIVOS.
La narrativa anterior a 1939 se organiza en torno a tres generaciones: la Generación del 98, el
Novecentismo (Generación del 14) y la Generación del 27. Nos ocuparemos de las dos
primeras.
Generación del 98
Estamos ante una época dominada por una sensación de crisis y decadencia cultural.
El término Generación del 98 designa a un grupo de escritores caracterizados por la presencia
del tema de España, por sus preocupaciones filosóficas y, frente al exuberante esteticismo
modernista, por un estilo natural, sobrio y sencillo.
Los miembros de esa generación serían el Grupo de Los Tres (Azorín, Baroja y Maeztu),
Unamuno, Valle-Inclán y Antonio Machado. Todos inician un camino marcado por los
siguientes rasgos:
Preocupaciones filosóficas, existenciales y religiosas. Los autores del 98 se interrogarán
sobre el sentido de la existencia humana (vista como algo absurdo y sin sentido), sobre el
tiempo, sobre la muerte, sobre Dios…
El tema de España. Visión subjetiva de la realidad española, que sea capaz de captar lo
esencial, que está en los paisajes, en los pueblos y sus gentes. Esta mirada es también
crítica: les duele España.
La historia y la intrahistoria. Consideran que lo verdaderamente valioso, lo esencial, está
en la intrahistoria (“la vida callada de los millones de hombres sin historia”, que con sus
vivencias crean la historia profunda y trascendente).
Renovación estética o del estilo. Los noventayochistas quieren un lenguaje más preciso y
sobrio, y que exprese ideas, que no quede solo en lo estético.
Entre los escritores de fin de siglo, cultivan la nueva novela:
Miguel de Unamuno
Unamuno acuñó el término «nivolas»; y se sirvió de la novela para dejar testimonio de su
intimidad agónica, para la reflexión sobre sus ideas obsesivas sobre la religión, la vida, la
muerte y la propia conciencia. Algunas de sus novelas son Niebla y San Manuel Bueno,
mártir.
Pío Baroja
Su narrativa es una mezcla de pesimismo y vitalismo. Sus obras nos presentan el proceso de
aprendizaje de la vida de sus protagonistas a través de la experiencia y el diálogo. Baroja
concibe la novela como “un saco donde cabe todo”.
De su extensa producción destacan La busca, Zalacaín el aventurero o El árbol de la ciencia
José Martínez Ruiz, “Azorín”
En sus novelas se anula el movimiento y el tiempo, y la narración se fragmenta en breves
capítulos. Azorín congela el momento y capta la impresión del instante.
Sus novelas más desatacadas son: La voluntad o Castilla.
Ramón M.A del Valle-Inclán
Los años iniciales están marcados por la tendencia modernista y representados por las
cuatro “Sonatas”, protagonizadas por el Marqués de Bradomín: Sonata de otoño, Sonata de
Estío, Sonata de Primavera y Sonata de invierno. Entre las obras marcadas por el
esperpento destaca una de las mejores novelas del Siglo XX, Tirano Banderas.
Novecentismo
El novecentismo es un movimiento renovador, que pretende una estética intelectual y
racional, depurada del sentimentalismo ROMántico, del Realismo limitador, de los excesos
formales y sensoriales modernistas, y de la subjetividad irracionalista de los noventayochistas.
Las carácterísticas comunes son las siguientes:
– Se plantean el problema de España, aunque le dan un tratamiento más intelectual y
preciso.
– Desean que España se mire en el espejo de Europa para modernizarse.
– Todos son universitarios con vocación política. Se acercan al poder para intentar impulsar
un cambio real y efectivo en España.
– Comparten un estilo brillante y perfeccionista. Buscan la rigurosidad y la obra bien hecha.
– Desvinculan el arte de la vida, y lo convierten en arte deshumanizado (denominación de
Ortega y Gasset). Desarrollan una prosa de gran perfección formal.
Gabriel Miró.
Representa la novela lírica, novela de sensibilidad y sensaciones.
Destacan sus obras Las cerezas del cementerio y El obispo leproso.
Ramón Pérez de Ayala.
Es el gran representante de la novela intelectual. Lo importante de estas novelas no es la
trama sino las reflexiones diversas (filosóficas, literarias, estéticas…) que las acercan al
ensayo. Algunos títulos son Belarmino y Apolonio y El curandero de su honra.
Conclusión
Observamos, pues, cómo nos encontramos en un periodo muy prolífico desde el punto de
vista narrativo. De hecho, la proliferación de diferentes estilos, técnicas, obras y autores
convierten la primera mitad del Siglo XX en una de las épocas de mayor producción narrativa
de la historia de la literatura española.