Calma
Resaltamos una vez mas los deseos del protagonista de morir y acabar así con sus penurias. Acepta el final de su vida como liberación y único modo de aliviar el dolor existencial.
Ryno
El destino se acaba finalmente por medio de la liberación de la perturbación que le tormenta. Ese sinsentido de su vida quedaría resuelto.
Alpin
Llanto por la muerte de un ser querido, se exaltan los sentimientos.
“¿Por qué estas solo en la colina silencioso?”
Armin
Rompe con el mundo cotidiano .Un gusto exceso por lo sobrenatural. Todo aquello que la mente no lo puede explicar.
Después de las once
El protagonista suicidándose a encontrado esa liberación que el necesitaba provocada por el fracaso del amor y por ser imposible. Se suicida el día de Nochebuena, lo que lo hace aún más dramático. Detalles morbosos de la muerte: salen los sesos de la cabeza). Agoniza lentamente. Se le niega el entierro en sagrado y no acude ningún sacerdote (castigado al infierno): es una muerte muy típica de los ROMánticos.PERSPECTIVA Y ESTRUCTURA
Estamos ante una novela epistolar, por lo que el perspectivismo está limitado, ya que se reduce, única y exclusivamente al punto de vista de Werther.
La doble perspectiva, es decir, las respuestas del destinatario de las cartas del protagonista, la deducimos de las respuestas proporcionadas por las cartas de Werther. Este hecho convierte a la novela en un sutil juego de perspectivas deducidas y que otorgan una grandeza a la misma, así como un hábil juego que hacen que el lector conozca las respuestas de Wilhelm a través de la perspectiva de Werther. El protagonista podría engañar al lector, o manipular la información tal y como él quisiera, pero la sinceridad del mismo se hace patente en todas y cada una de las respuestas proporcionadas por las cartas de Werther.
Este hecho convierte a la novela en un sutil juego de perspectivas deducidas y que otorgan una grandeza a la misma, así como un hábil juego que hacen que el lector conozca las respuestas de Wilhelm a través de la perspectiva de Werther. El protagonista podría engañar al lector, o manipular la información tal y como él quisiera, pero la sinceridad del mismo se hace patente en todas y cada una de las respuestas. Al final de la misma, nos encontramos con un tópico cervantino, el del manuscrito encontrado. Wilhelm decide publicar los últimos momentos de su amigo a través de una serie de escritos encontrados. En cuanto a la estructura la obra se encuentra dividida en dos libros. En el primero de ellos se nos narra las emociones que suponen la llegada a la aldea, así como los sentimientos desbordados al conocer a Charlotte. En la segunda, en su traslado a la ciudad, el tono cambia y aparece la tristeza como principal motor de la narración, tristeza, que irá en aumento al producirse el distanciamiento emocional de Charlotte. Todo ello irá en aumento hasta producir el trágico final de la misma, que no es sino una suma de desesperanza, tristeza y abandono emocional del protagonista.
Lengua y estilo
En la obra encontramos perfiladas las carácterísticas propias del Romanticismo y que conformarán tanto la lengua como el estilo de la novela de Goethe.
A través de un lenguaje sencillo y plagado de elementos ROMánticos el autor construye su obra. Es destacable el tono cercano y familiar propio de la epístola y que está presente en toda la novela. En todas y cada una de la cartas comprobamos esa cercanía y familiaridad, ese tono distendido que se establece entre dos interlocutores que se conocen y comparten un mundo. En ellas sustituye el diálogo por el monólogo, no encontramos ninguna respuesta a las cartas enviadas a Wilhelm. Quizá sea ese monólogo el que proporcione esa frescura, cercanía y familiaridad presentes en ellas y que hacen que el lector se identifique con las vivencias del protagonista. Monólogo que en ocasiones muestra ese desorden ordenado propio del mismo, para ello nos puede servir como ejemplo la carta del 16 de Junio en la que el protagonista narra cómo conocíó a Lotte. Wilhelm se convertirá en editor para narrarnos los últimos acontecimientos de Werther y de nuevo nos encontramos con un magistral juego de perspectivas. En lo concerniente al uso del léxico ROMántico basta con acercarnos a la carta del 18 de Agosto (páginas 102-104), o la del 12 de Diciembre (páginas 154 y 155), cartas en las que despliega un uso propio del léxico del Romanticismo y que se convertirán, posteriormente, en los tópicos de la lengua ROMántica. El subjetivismo, propio del Romanticismo, alcanzará su punto máximo en la obra de Goethe, tomando como vía de expresión la carta, herramienta de comunicación de noticias, sentimientos, vivencia, en definitiva, vehículo de confidencias. Perteneciente también al Romanticismo son el deseo de libertad, manifestado de manera sublime en esa libertad individual del protagonista que elige cuándo morir; o la evasión de la realidad, reflejada en la carta del 22 de Mayo y que trata el tema del sueño. Otras carácterísticas que configuran el estilo de la obra del escritor alemán serían el idealismo y, a la vez, el pesimismo, empeñado el joven Werther en alcanzar el imposible del amor de Lotte. Interés por las leyendas, en este caso por los clásicos, Homero será el lector preferido por el protagonista, autor que será cambiado por los poemas de Ossian. Por último el culto a la naturaleza se ve reflejado en la elección del espacio en que se desarrollará la acción, Goethe elige el campo para situar a sus personajes. La vida en el campo será enfrentada a la vida en la ciudad, recordemos el tono diferente que emplea en sus cartas el protagonista cuando pasa de vivir del campo a la ciudad. Y aquí encontramos un tópico propio de la literatura anterior, el menosprecio de corte y alabanza de aldea. En definitiva, todos estos elementos, perfectamente tratados configuran el estilo de la obra del escritor alemán y que se convertirán en los ejes de la literatura ROMántica que con él comenzó a nacer.