Recursos estilísticos de la Generación del 27

Vanguardias en España

Ultraísmo y creacionismo

Vanguardia:


representada (en España) ultraísmo y creacionismo.
Surrealismo: directrices similares al resto Europa, aquí no centró en su faceta más técnica («escritura automática»). Sino motivo de reflexión, desde la libertad creadora, sobre sociedad y hombre contemporáneos (obras de poetas del 27 [Aleixandre, Alberti o Lorca]).

Ultraísmo:


1919, voluntad de ir más allá (ultra), Futurismo italiano (anti-sentimentalismo, exaltación progreso y maquinismo) y del Cubismo (tipografía semejante a  «caligramas»). Guillermo de Torre (1899-1971), destacó más como teórico que como creador. Recordar a su cuñado, Jorge Luis Borges (1899-1986), en juventud colaboró estrechamente con el proyecto ultraísta (poesía [nunca llegó a abandonar,]  cuento lo caracteriza más tarde).

Creacionismo:


vinculado a Vicente Huidobro (1893-1948), vivíó parte de su vida París y Madrid. C se instaló en España el creacionismo ya tenía su forma definitiva, dándolo a conocer en 1918. Intentaba superar la imitación de la realidad (recreación) y vivificar la poesía con un aliento que hiciese de cada poema una creación única.

Gómez de la Serna

Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) llegó a ser importante para la cultura española del primer tercio de nuestro siglo. «Ramonismo» à nueva concepción literaria.

Ramón participa de las vanguardias en su rechazo de la interpretación tradicional de la realidad; pretende eliminar el sentimentalismo en el arte, por lo que incorpora humor como pilar de su obra. Observación inusual de la realidad, pérdida de su sentido acostumbrado, descubrimiento de nuevas asociaciones. «Ramón» crea las greguerías, pretende descubrirnos distanciamiento insólito de la realidad añadiéndole humor.


Él mismo define la greguería como metáfora+humor;  unas nacen de asociaciones fónicas y visuales, otras de un cómplice guiño semántico del lenguaje con la tradición.

Novela à tono desenfadado: se enfrenta al rigor y al lirismo, revitaliza la prosa. En el teatro introdujo el «absurdo» con obras como Los medios seres (1929) o Escaleras (1935).

Poetas de la generación del 27: entre la tradición y la vanguardia

Irrumpe en el panorama literario español jóvenes poetas (la llamada «Generación del 27»). Estaba  llamado a dar los mejores frutos líricos de todo el Siglo XX en España. Todos intentaron responder honesta y apasionadamente a una época convulsa y compleja, pero también de una gran riqueza artística.

Requisitos generacionales

Los jóvenes autores nacidos entre 1892 y 1905 comparten: relaciones personales («Generación de la amistad») Coinciden en la Residencia de Estudiantes.  Participación en actos colectivos habitual; se reúnen en Sevilla para homenajear a Góngora en el Ateneo en 1927 (de ahí se adoptaría la denominación), todos se conocían  (más o menos directamente). Inclusión en los mismos órganos de difusión: colaboración en la Revista de Occidente o que fundasen revistas literarias como Mediodía (1926-29), Litoral (1926-29), La Gaceta Literaria (1927-32), Gallo (1928) es un signo evidente de la conciencia de estos jóvenes poetas, que exponen, defienden y practican en ellas los nuevos planteamientos estéticos.

Ideales estéticos muy similares, por más que su evolución poética los lleve luego por caminos muy diferentes. En su conjunto, la Generación del 27 se caracteriza por toma de conciencia de lo que debe ser el poeta y la poesía: reaccionan contra el academicismo


y el esteticismo modernista y exaltan estética basada en la libertad de la imaginación y en cierta deshumanización del arte.

En este sentido no existíó guía generacional; pero tres figuras clave para el grupo: Ortega y Gasset en la vertiente filosófica, Ramón Gómez de la Serna en la vanguardista y Juan Ramón Jiménez en la poética.

Temas poéticos

Son los propios de la lírica, tratados desde una perspectiva novedosa deudora de las vanguardias.

La ciudad es prota central: símbolo del universo. La ciudad es un cosmos moderno, es el resultado de una «cosificación» de la naturaleza que el propio ser humano ha propiciado con el desarrollo técnico. Estamos ante una ciudad vanguardista, inspirada básicamente en el tratamiento futurista; lugar problemático donde el hombre está alienado en sus relaciones con sus semejantes y donde sufre la soledad como una condena de la humanidad.

La naturaleza no desaparece totalmente, aunque cambia de signo: se «cosifica» y se liga a una percepción del mundo en la que tienen cabida los objetos cotidianos, el entorno más inmediato, el mundo particular de cada autor, pero percibido como algo fragmentario e incluso caótico. En su sentido tradicional, así pues, desaparece el paisaje; en su lugar aparece una naturaleza simbólica, asociada a evocaciones de la infancia, a antiguos amores, a la pureza…

Amor tratado de forma inusual. Antirrománticos por su formación vanguardista, los líricos del 27 le proporcionan al sentimiento amoroso una nueva perspectiva que los ha


convertido, a su vez, en los «ROMánticos del Siglo XX». Básicamente, se produce una renuncia expresa al sentimentalismo y a la sensibilidad, y el amor recupera su proyección individual y su sentido simbólico. El amor se torna nuevamente -como para los clásicos- una pasión enriquecedora, un motivo de tensión que le proporciona al ser humano los instrumentos para triunfar sobre el caos del mundo.

Tradición popular: expresión del sentir sobre las bases de lo popular, (obras de Alberti y de Lorca[cantes, romances populares… ]).

El compromiso es otro de los temas recurrentes entre los poetas del 27. Ya se trate de un compromiso con el arte, de signo vanguardista, o de un compromiso con el hombre, simplemente humanístico o claramente politizado, los líricos del 27 no permanecieron impasibles ante las exigencias de su época, respondiendo a lo que su sociedad les demandaba como intelectuales y como avanzadilla artística. Por eso, se les ha llamado también Generación de la República, ya que todos ellos contribuyeron a su triunfo y alguno a su política cultural, como es el caso de Pedro Salinas, Federico García Lorca o Luis Cernuda.

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