CAPÍTULO PRIMERO
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-Título: Las últimas horas de Santiago Ánsar.
-Resumen: Santiago Ánsar era un joven como cualquier otro, de origen musulmán y al que le gustaban las armas y la caza. Su madre, Plácida Linero, posee la capacidad de interpretar los sueños, siempre que se lo cuenten en ayunas. La última noche de su vida, Santiago se acostó a las 5:30 de la mañana, después de una despedida de soltero fastuosa. Se acostó vestido, y se levantó una hora después, ya que ese día el barco del obispo pasaba por la ciudad y quería saludarle. Cuando se levantó le contó a su madre un raro sueño de árboles, pero ella no supo el significado funesto que guardaba. Bajó a la tienda de Clotilde Armenta a tomar un café con aspirinas. Cuando salió fue al puerto, para ver si el obispo bajaba del barco (nunca bajaba) y poder saludarle. En la puerta de la tienda estaban los asesinos, Pedro y Pablo Vicario. Pero no pasó nada, ya que esperaron a que pasara el obispo. El obispo pasó, y no se bajó. Como siempre, pensaría todo el pueblo. Santiago se quedó especialmente defraudado, ya que él ayudó mucho para decorar la ciudad ante la venida del obispo. Después de ese chasco, Margot, la hermana del narrador invitó a Santiago a desayunar, comprometiéndole en un cuarto de hora. En el paseo le vio mucha gente, y pensaron que era un infundio. Pero no. La hermana de los hermanos Vicario, Ángela, que era la mujer que se casó y cuya boda produjo tanto alboroto en el pueblo, fue devuelta por el marido, ya que no era virgen. La madre del narrador, madrina de Santiago, fue a buscar a Santiago para evitar la tragedia, pero parece que llegó tarde, pues ya mataron a Santiago.
CAPÍTULO SEGUNDO
-Título:
El motivo de la muerte: la boda
-Resumen: Los gemelos Vicario eran hermanos de Ángela, que se casó el día antes con Bayardo San Román. Este hombre llegó en un barco lleno de lujos. Todos decían que era un hombre encantador, y muy guapo. Enseguida le rodearon de mitos. Después el pueblo entero supo que Bayardo se quería casar con Ángela Vicario. La intentó conquistar con algún mérito de tipo económico, pues hay que reseñar que Bayardo tenía mucho dinero. Cuando Bayardo pidió la mano de Ángela a sus padres, estuvieron de acuerdo, pero pidieron que Bayardo acreditara su identidad. Lo hizo, y trajo a su familia. Llegaron en un Ford T. La madre, el padre y las dos hermanas. La madre era una mulata grande; las hermanas ya estaban maduras, y se comportaban: parecían dos potrancas sin sosiego [Pág. 40] El padre era un general, el general Petronio San Román, gloria militar del siglo anterior y jefe conservador. Ya estaba todo resuelto, pero quedaba el problema más grande: Ángela no se quería casar. La convenció su madre con una frase rotunda y que rompía todos los esquemas: También el amor se aprende [Pág. 41] Antes de la boda, Bayardo compró, después de muchos diálogos y de 10.000 pesos (al contado) la casa más bonita del pueblo: la casa del viudo de Xius. La boda fue un acontecimiento con un gran montón de regalos, pero sin la bendición del ya conocido obispo. La fiesta se realizó en el cuchitril donde vivía la familia Vicario. Vaciaron la pocilga y Bayardo se encargó de alquilar una cerca para comer todos juntos. En esa noche Bayardo y Santiago Ánsar se hicieron muy amigos esa noche, incluso Santiago le calculó los costes aproximados de la boda a Bayardo. Hasta aquí, todo normal. Pero había algo en la mente de Ángela que se supo mucho después: no era virgen. Eso era una ofensa muy grande para el novio, si se enteraba. La virginidad la había perdido con Santiago Ánsar. Por eso sucedieron los hechos. Por la noche se presentó Bayardo con Ángela a casa de Pura Vicario y la dijo: Gracias por todo, madre […] Usted es una santa [Pág.54] Cuando Bayardo se fue, Pura Vicario dio una fuerte, pero silenciosa paliza a Ángela Vicario. Por la mañana, cuando llegaron los hermanos Vicario, Ángela les dijo quién la hizo perder la virginidad, y así deshonrar a la familia: SANTIAGO NASSAR. Después de eso, todos ya sabemos las consecuencias posteriores.
CAPÍTULO TERCERO
-Título: La agridulce venganza.
-Resumen: En el juicio se dijo que los hermanos Vicario mataron a Santiago Ánsar como acto de defensa del honor. Pero los hermanos no se arrepintieron. El día del asesinato, después de que Santiago hubiera muerto, fueron perseguidos por una manada de musulmanes hasta que llegaron a la Casa Rural, donde estaba el padre Antón. Allí capitularon y dejaron las armas, pero dijeron que siempre serían inocentes, ante Dios y ante los hombres. En la cárcel dijeron que fueron presos modélicos, pero que nunca se arrepintieron. Durante el juicio, unos años después, casi todos los detalles de la muerte fueron aclarados, incluso se reconstruyeron los últimos pasos de Santiago Ánsar y de sus asesinos, que paso a revelar a continuación: Cuando Ángela dijo a sus hermanos el nombre, éstos salieron de la casa y se fueron a la pocilga a por unos cuchillos de matar cerdos. Después acudieron a la casquería de un amigo suyo, donde afilaron los cuchillos. Fueron a la tienda de Clotilde Armenta, donde se bebieron unas botellas de aguardiente de caña. Allí fueron Leandro Pornoy, agente de la ley, y Lázaro Aponte, coronel, quién quitó los cuchillos a los hermanos. Ya todo el pueblo sabía que Ángela Vicario había sido devuelta, pero nadie sabía el porqué. Los hermanos Vicario, antes de ir a por otros cuchillos, divulgaron por todo el pueblo que iban a matar a Santiago Ánsar. Los hermanos Vicario eran gemelos, y Pedro fue al servicio militar, en beneficio de Pablo, que se quedó para cuidar la familia. Pedro decidió en un principio matar a Santiago, pero Pablo cargó después con la responsabilidad del asesinato, tal vez porque era mayor que su hermano (6 minutos, para ser exactos) y porque su hermano tenía problemas de orina, y se le quitaban las ganas de matar a nadie. Yendo a casa de Plácida Linero, donde vivía Santiago, se detuvieron en casa de Prudencia Cotes, novia de Pablo, a tomar café. Al ver que todavía no había café dijeron que tenían prisa, a lo que la madre de Prudencia contestó: Me lo imagino, hijos […] el honor no espera [Pág. 72] Pero esperaron. La propia Prudencia Cotes dijo que no se hubiera casado con Pablo si no hubieran matado a Santiago. Volvieron a casa de Clotilde Armenta, quién les dio gordolobo de vaporino. Ellos la pidieron los utensilios de afeitar de su marido, y se afeitaron cada uno a su modo. Después el narrador habla de que estuvo con María Alejandrina Cervantes, una especie de prostituta que enseñó muchas cosas (sobre amor, sexo y mujeres) a la generación de Santiago y del narrador. Además, arrasó con la virginidad de esa misma generación, y curiosamente enamoró a Santiago Ánsar hasta que su padre se encargó de que se olvidara de ella. Volvamos a los hechos. Todo el grupo de Santiago fue a cantar a los recién casados, aunque la casa estaba vacía (no lo sabían) Después el narrador fue a casa de María Alejandrina Cervantes. Clotilde Armenta le dijo al párroco que avisara a Plácida Linero, pero éste no se acordó. Cuando el narrador volvió a casa, se encontró a su hermano dormido en el inodoro. Su hermana Margot le llevó a la habitación y todo pasó normal hasta que la hermana monja del narrador entró en casa y dijo que Santiago Ánsar había muerto.
CAPÍTULO CUARTO
-Título: Después de la muerte
-Resumen: Carmen Amador, el cura del pueblo, se encargó de realizar la autopsia de Santiago Ánsar, por orden del alcalde y porque faltaba el médico. El alcalde decidió que le hicieran la autopsia porque no podían mantenerlo en ninguna cámara frigorífica y porque le salían manchas y líquidos raros de las heridas. Además, los perros que había en la casa de Plácida Flor querían comerse las tripas del difunto. Posteriormente les tiraron un tiro. En la autopsia, que carecía de valor legal, se detectaron más de veinte (20) cuchilladas, además de una medalla digerida por Santiago de niño. También detectaron que tenía un porvenir brillante, pero que se moriría joven. Cuando devolvieron el cuerpo, no les devolvieron a Santiago, sino los restos de Santiago. El narrador intentó olvidarse de la tragedia visitando a María Alejandrina Cervantes, pero ella no pudo: No puedo […] hueles a él [Pág. 90] Los hermanos Vicario no podían olvidarse de lo que habían hecho, y en el calabozo estuvieron varios días sin dormir. El peso moral hizo que Pedro sintiera un cansancio crónico que impidió su sueño durante varios meses. Pablo, por su parte, vomitó todo lo que comió aquel día, y también todo lo que bebió toda la semana anterior. Cuando fueron a visitar a los árabes, para disuadirles de posibles actos vengativos, los árabes dijeron que la persecución de los hermanos Vicario después de la muerte de Santiago era sentimiento de impotencia, y que no iban a hacer ninguna venganza. Aún más, la matriarca de los árabes dio un ungüento al coronel Aponte para ayudar a los hermanos. Les ayudó dé tal forma que Pablo dejó de vomitar y Pedro durmió plácidamente. La familia completa se fue del pueblo, de día y dando la cara. Los hermanos no se confesaron, afirmando que no tenían nada de lo que confesarse. Se instalaron en un pueblo que estaba a un día de camino de su ciudad original. Pablo se convirtió en un orfebre bastante bueno, y Pedro volvió al ejército. Un día se metieron en un campo de guerrillas y nunca más salieron. Dijeron que la víctima fue Bayardo San Román. Cuando fueron, le encontraron borracho perdido, y cuando se recuperó el alcalde llamó a su padre, y se lo llevaron. La casa de Xius se fue quedando poco a poco sin cosas, que se llevaba la gente del pueblo. Veintitrés (23) años después Ángela Vicario contó lo que pasó su noche de bodas. Dijo que nunca se olvidaba de Bayardo. Un día le vio en un hotel y se puso a escribirle cartas. Llegó a escribirle más de dos mil (2000) cartas. Un día le escribió una carta donde explicaba todos sus ardientes deseos. Días después apareció Bayardo, desgastado por los años pero con ganas de empezar de nuevo desde cero.
CAPÍTULO QUINTO
-Título: La reconstrucción de los hechos: el juicio.
-Resumen: La muerte de Santiago Ánsar trastocó la rutina del pueblo. Durante muchos años, el pueblo estuvo hablando del suceso, pero con muchas dudas existenciales sobre el crimen. La novia de Santiago Ánsar se fue con un militar y terminó de prostituta; el marido de Clotilde Armenta, que tenía una buena salud, murió de un infarto a ver a Santiago Ánsar muerto al lado de su tienda; y la madre de Santiago cerró la puerta por donde entró por última vez Santiago. El juez que llegó a investigar el suceso estaba recién salido de la facultad. El narrador buscó y encontró trescientos veintidós (322) folios sobre la causa, de quinientos (500) folios existentes. Algunas notas marginales que había escritas se escribieron con tinta roja de color sangre. En el juicio nunca se supo si Santiago Ánsar fue el auténtico autor del agravio. Siquiera las amigas de Ángela lo sabían. El día de la muerte mucha gente le vio, y la mayoría se alegró. Pero otra gente se sintió defraudada, por odio o por simples ideas racistas infundadas. Cristo Bedoya, amigo y cirujano, cuando se enteró de que iban a matar a Santiago, fue a su casa a buscarle. Cuando se dio cuenta de que no estaba en su casa, cogió la pistola de Santiago (que estaba descargada) y fue a buscarle e intentar defenderle. Durante el camino le dijeron los hermanos Vicario que le dijeran a Santiago que le iban a matar. Clotilde Armenta dijo que él era el único que iba poder salvar a Santiago. Fue al club social, y le dijo al alcalde que los hermanos Vicario estaban esperando con cuchillos a Santiago Ánsar. Fue otra vez a casa de Santiago, pero la interrumpió una señora que le pidió ayuda para su padre. Estuvo con ella siete (7) minutos, tiempo suficiente para llegar tarde. Le preguntó a Luisa Santiaga que pasó con Santiago Ánsar y ésta respondió que ya estaba muerto. Antes de morir pasó por casa de Flora Miguel, su novia, cuya boda sería en Navidad. Ese día Flora, que ya sabía que Santiago había perdido la virginidad con Ángela, se enfadó con Santiago y le dio todas las cartas que Santiago la envió. El padre de Flora dijo a Santiago que los hermanos Vicario le buscaban para matarlo. Santiago se fue a la calle, para enfrentarse a ellos. En ese momento Victoria Guzmán le dijo a Plácida Linero que iban a matar a Santiago Ánsar. Entonces Santiago Ánsar se puso enfrente de los hermanos Vicario y se pusieron a darle cuchilladas, y más cuchilladas… Cuando acabaron Santiago se fue andando, con las tripas en las manos, entró en la casa de Poncho Lanao y le dijo a su ti Wene que le habían matado. Antes de morir se tropezó y al levantarse se limpió el polvo de sus tripas. Después entró en su casa y se cayó en la puerta de entrada a la cocina, donde murió.