El árbol de la ciencia, novela de Pío Baroja publicada en 1911, es
Producto y reflejo de su época, ese “fin de siglo” que comienza en la década de
1880 y que se prolonga prácticamente hasta los años de la Primera Guerra
Mundial: un “fin de siglo” que revela un mundo en plena transformación, en que
Los avances científicos y tecnológicos, así como el desarrollo de la industria
Y el capitalismo, dibujan un panorama general de crisis de valores. El
Positivismo y el materialismo habían dejado al hombre sin respuestas ante las
Grandes cuestiones de la existencia, lo que provoca una reacción irracionalista
(Schopenhauer, Nietzsche).Esta crisis universal de valores
Se entrelaza en España con una grave crisis política y social: bajo una
Apariencia de democracia, dos únicos partidos se alternan en el poder (turnismo
) valíéndose del caciquismo y de
Los amaños electorales. De ese modo, una oligarquía de nobles terratenientes y
Alta burguésía financiera controla no solo la economía sino también las
Elecciones. Los crecientes desfases sociales hacen que vayan arraigando las
Ideologías revolucionarias en el proletariado de las ciudades y, aunque en
Mucha menor medida, también en el campesinado. Comienzan los primeros
Conflictos sociales violentos, relacionados principalmente con el activismo
Anarquista.En la década de 1880 comienzan a
Aparecer en el ambiente cultural de España y también en Hispanoamérica unos
Jóvenes escritores que quieren transformar totalmente el panorama literario de
La Restauración: son los modernistas, que partiendo de un resentimiento contra
Su época, buscan nuevas formas de expresión alejadas de las habituales, esas que
Ellos asocian a la mentalidad burguesa, utilitaria y racionalista.Dentro de ese movimiento
Literario y cultural que es el Modernismo aparece el Grupo del 98: en este
Grupo se incluye a los autores que, además de utilizar un lenguaje más sobrio y
Conciso (antirretoricismo, naturalidad), manifiestan su preocupación por los
Temas religiosos y existenciales, y por la decadencia de España. Pertenecen a
Este Grupo del 98 Unamuno, Maeztu, Azorín y el propio Baroja.Los escritores modernistas
(incluidos los del Grupo del 98), aunque desde posiciones diversas (ascetismo,
Bohemia, anarquismo, esteticismo), coinciden en atacar los valores morales de
Una burguésía que había depositado todas sus esperanzas en el avance
Científico, en el Racionalismo positivista y en el desarrollo del capitalismo.
COMENTARIO DEL POEMA “CAMPO DE AMOR”:
Este poema, escrito entre 1961 y 1962, se titula “Campo de amor” y está incluido en Que
Trata de España (1964) de Blas de Otero (Bilbao, 1916- Madrid,
1979), poeta que se inscribe en la llamada literatura de posguerra.
Durante
Estos decenios cabe hablar de dos literaturas españolas: la literatura del
Exilio y la literatura del interior. Blas de Otero pertenece a la llamada literatura
Del interior, que agrupa a los escritores que, tras la guerra, no
Abandonaron España y convivieron con la
Dictadura franquista.Campo de amor” y el poemario al que pertenece (Que trata de España) se sitúan en la etapa de poesía social iniciada por Blas
De Otero en 1955. En esta etapa, el poeta aparta sus angustias, sus
Preocupaciones metafísicas. El camino que no encontró en la religión lo busca en
La solidaridad con los que sufren. Por eso utiliza un lenguaje más “sencillo”,
Aunque esa sencillez sea sólo aparente y, en realidad, encubra una considerable
Concentración. Con todo, sí se aprecia el deseo de ser más accesible y
Contribuir así a “transformar el mundo” con la poesía.“Campo
De amor” expresa el deseo del sujeto poético de ser recordado tras la muerte,
El deseo de haber sido útil a los demás, y la confianza en que las generaciones
Venideras continuarán con su labor.Desde
El punto de vista métrico, el poema no se ajusta a ningún modelo y,
Básicamente, está organizado en estrofas de cuatro versos, con rima asonante en
Los pares.El
Poema tiene un desarrollo paralelístico propiciado por la anáfora que encadena
Las cuatro estrofas (“Si me muero”).En
La primera estrofa, el sujeto expresa su deseo de ser recordado tras la muerte
(“Si me muero, que sepan…”), declara su compromiso social (“he vivido luchando
Por la vida y por la paz”) y, aunque duda de la calidad de sus versos (“Apenas
He podido con la pluma”), espera que se le reconozca su labor al servicio de la
Poesía (“apláudanme el cantar”).En
Los dos primeros versos de la segunda estrofa, se subraya el objetivo de pasar
El testigo a los poetas venideros (“he nacido para pasar el tiempo a los de
Detrás”), lo que apunta a la integración del yo en en el nosotros que
Caracteriza la poesía social de Blas de Otero. En los dos siguientes versos, el
Sujeto poético expresa, en tono esperanzador, tanto su confianza en la
Pervivencia de su legado, como su confianza en el ser humano y su capacidad
Redentora (“Confío que entre todos dejaremos al hombre en su lugar”).En
La tercera estrofa, el sujeto es consciente de que morirá sin ver la utopía
Política por la que ha luchado (“ya sé que no veré naranjas de la China, ni el
Trigal”), pero, a través de unas metáforas de inspiración agrícola, se sugiere
Que, una vez que él, al morir, deje de cultivar su poesía (“he levantado el
Rastro”), vendrán otros que la pasarán por la criba (“otros ahecharán”) y aprovecharán
Lo que haya de bueno en su labor poética y social.En
Los dos primeros versos de la cuarta estrofa, la voz poética expresa su deseo
De no morir antes de haber comunicado a los demás todo lo que necesita (“Si me
Muero, que no me mueran antes de abriros el balcón de par en par”). Destaca en
Estos versos la licencia poética de “me mueran” (por “me maten”) y la
Intertextualidad de Lorca (“Si muero / dejad el balcón abierto”), que había
Comenzado en la estrofa anterior (donde se intertextualizaba el mismo poema
Lorquiano[1]: “El niño come naranjas / […] / El segador siega el
Trigo”). Por otra parte, en los dos últimos versos, se intertextualiza a
Campoamor (“para un viejo una niña siempre tiene / el pecho de cristal”), como
Ya se había hecho en el propio título del poema (“Campo de amor” es una descomposición
De Campoamor).Con
Esa imagen del niño que se ve reflejado en el pecho del personaje poético (“Un niño, acaso un niño, está mirándome el pecho de cristal”), se sugiere que, tal vez, las generaciones venideras
Se verán reflejadas en la obra del poeta y continuarán su legado.