Férula Trueba
Hermana de Esteban, su nombre significa rama seca. Es el arquetipo de la solterona latina, que no ha podido casarse porque ha dedicado su juventud a cuidar de su madre enferma y, una vez que la madre muere, es ya muy mayor para que la pretendan. Una mujer que se debate entre la tristeza, la frustración, la amargura y la depresión, pues no puede ser madre y cumplir con el papel tradicional que la sociedad patriarcal otorga a la mujer. Cuando Esteban abandona la casa familiar para ir a trabajar a la mina, ella le dice: Desearía ser hombre, para poder irme como tú. En el entierro de su madre propone a Esteban que vivan juntos: ¿Recuerdas, cuando éramos niños, cómo cocinaba para ti y te arreglaba para ir a la escuela? Ahora podría cuidar de ti, ¿sabes? Después intenta que Esteban no se case con Clara y él le dice: Estás celosa, porque nunca has estado enamorada. Acabarás en un asilo para viejas solteronas. Cuando comprueba que Clara no es como ella pensaba y que ha decidido llevarla a vivir con ellos, agradecida, estalla en llanto: Perdona, lo siento, yo no suelo llorar, pero es que no estoy acostumbrada a que nadie me toque, no estoy acostumbrada a que nadie sea amable conmigo, nadie me ha demostrado nunca ninguna ternura, perdona, es sólo que estoy tan confusa y tan aliviada.
Férula se siente feliz por primera vez en su vida y ese sentimiento se lo debe a la bondad de Clara, a la que ahora considera como un ángel. Siempre está pendiente de ella, para que nada le falte o la perturbe. La relación especial que las dos mujeres han establecido libremente empieza a molestar a Esteban, que quiere a Clara exclusivamente para él. Un día Férula va a confesarse ante el padre Antonio: Usted no sabe, padre, los pensamientos que atormentan la mente de una mujer madura, una virgen que no ha conocido varón… Antes creía que Clara era estúpida e incompetente, pero ahora sé que ella es de otro mundo. Quizás su vida en la tierra no sea más que una pequeña parte de ella, y esté más cerca de Dios que nosotros dos, padre Antonio. Parece el Ángel de la luz… Cuando duerme con mi hermano es mucho peor. Una noche no podía dormir, los oí y me acerqué a su habitación y entonces los vi, porque la puerta había quedado entreabierta: y lo que vi es un pecado terrible, padre. Pero no es culpa de Clara, ella es inocente como un niño; es mi hermano quien la induce. Él quiere mucho más que su cuerpo; quiere apoderarse de lo más secreto que ella guarda en su interior. Está condenado para siempre.
Férula es víctima de una educación sexual represora hacia la mujer y, a pesar de su fuerte carácter, acepta sin rebelarse el papel de sirvienta que le han asignado. Pero ahora lo hace a gusto, pues se ocupa del embarazo y el parto de Clara, y a través de ella puede vivir su maternidad frustrada.
Cuando Esteban la expulsa, apartándola de Clara y de Blanca, lo que ella más ama, Férula lo maldice: Yo te maldigo, Esteban, siempre estarás solo, morirás solo, asustado y lleno de remordimientos. Pero, por el bien de Clara, quiero que sepas que nunca ha habido entre nosotras nada de lo que has imaginado. ¡Nunca!
Blanca Trueba
Hija de Clara y Esteban. Ha heredado de su padre el aspecto físico y de su madre la delicadeza. De niña es tímida y melancólica, con tendencia a la soledad. Pero cuando está en el campo cambia por completo, allí es feliz y se divierte con Pedro tercero, el que será el gran amor de su vida. Para poder estar en las Tres Marías y ver a Pedro finge enfermedades. El único hombre de su vida era Pedro Tercero, pues tenía vocación para un solo amor. La fuerza de ese inconmovible sentimiento la salvó de la mediocridad y la tristeza de su destino. Al quedar embarazada, su padre la obliga a casarse con el conde de Satigny y los envía lejos de la casa familiar. Blanca decidirá no consumar nunca el matrimonio y ser fiel a Pedro, y el conde aceptará encantado. Pero cuando está apunto de dar a luz a su hija
Alba, descubre escandalizada que el conde hace orgías con los criados y se vuelve a Santiago a la casa de sus padres, para proteger a su hija. Cuando Pedro Tercero le pide vivir juntos, ella no acepta, según Alba porque tenía miedo a que la convivencia desgastase ese amor que había vencido tantos obstáculos. Finalmente podrán vivir juntos ese amor cuando, después del golpe militar, Esteban lo perdona y consigue la salida del país para ambos.
Alba
La niña Alba era hija de Blanca y Pedro Tercero García, nacíó después de un largo viaje que hizo su madre escapando de su marido el conde. Cuando nacíó, su abuela, la inspecciónó. En su espalda encontró una mancha en forma de estrella, su abuela decía que esa mancha caracterizaba a los seres que nacen capacitados para encontrar la felicidad. Su abuela también dijo que tendría buena suerte y sería feliz. Alba heredó el pelo de su tía abuela, Rosa, la bella. Al igual que su madre las dos heredarían también de Rosa una gran fantasía e imaginación para dibujar bestias inventadas. Alba heredó de su padre esa expresión en los ojos de ancianidad, sus ojos eran negros y relucientes. Alba no fue a la escuela durante el primer periodo de su vida porque su abuela, Clara decía que alguien tan favorecido por los astros como ella no necesitaba más que saber leer y escribir. Se esforzaron tanto en alfabetizarla que a los cinco años leía el periódico a la hora del desayuno para comentar las noticias con su abuelo, a los seis años Alba devoraba los libros mágicos de su tío bisabuelo Marcos. Cuando crecíó, su abuelo ordenó meterla en un colegio británico, más tarde llegaría a la universidad para estudiar filosofía y allí conocería a Miguel, el hombre de su vida, un izquierdista radical que era partidario de la revolución y la resistencia armada contra los ricos. Alba, a pesar de que no se interesaba mucho por la política, pero sí que era una mujer comprometida que ayudaba cuanto podía a los perseguidos por la dictadura, pagó muy caro ese amor y todos los errores que cometíó su abuelo en su juventud, pues fruto de algunas violaciones nacieron hijos bastardos, uno de cuyos descendientes, Esteban García, celoso de no ser reconocido, se vengó con Alba cuando en el Golpe de Estado, durante el toque de queda, se la llevaron presa por tener relaciones con un revolucionario y la sometieron a todo tipo de vejaciones, violaciones y torturas.
Alba rescatará la historia familiar del olvido mediante la reconstrucción de la misma, tomando el mismo hábito de la abuela de escribir las cosas importantes.
Finalmente, embarazada por las violaciones que padecíó en prisión, y a pesar de que su abuelo le dice que salga del país, ella prefiere quedarse a cumplir su misión junto a Miguel. Alba empieza a escribir la historia de su familia ayudada por su abuelo y los cuadernos de escribir la vida de su abuela.
Alba comprende finalmente que debe olvidar el odio y la idea de venganza, perdonar, dedicarse a los que ama y ayudar a los necesitados para hacer de este mundo un lugar mejor para vivir, erigíéndose en el símbolo de la esperanza de un futuro de reconciliación y paz para los chilenos:
Mi abuela escribíó que la memoria es frágil y el transcurso de una vida es muy breve, y que todo sucede tan deprisa que no alcanzamos a ver la relación entre los acontecimientos y no podemos medir las consecuencias de nuestros actos. Por eso mi abuela Clara escribía en sus cuadernos de anotar la vida, para ver las cosas en su dimensión real y para burlar a la mala memoria… Y ahora yo busco mi odio y no puedo encontrarlo. Siento que se apaga en la medida en que me explico la existencia del coronel García y de otros como él, que comprendo a mi abuelo y me entero de las cosas a través de los cuadernos de Clara, las cartas de mi madre, los libros de administración de las Tres Marías… Y hoy me pregunto si también yo quiero formar parte de esa larga cadena de odio, sangre y venganza, que genera, a su vez, más odio, más sangre y más venganza, la larga cadena del mal humano. Me será muy difícil vengar a todos los que tienen que ser vengados, porque mi venganza no sería más que otra parte del mismo rito inexorable. Debo romper esa terrible cadena. Quiero pensar que mi oficio es la vida y que mi misión no es prolongar el odio, sino sólo llenar estas páginas mientras espero el regreso de Miguel, mientras entierro a mi abuelo que ahora descansa a mi lado en este cuarto, mientras aguardo a que lleguen tiempos mejores, gestando a la criatura que tengo en el vientre, hija de tantas violaciones, o tal vez hija de Miguel pero sobre todo hija mía. Clara escribíó durante cincuenta años sus cuadernos de anotar la vida para que me sirvieran ahora para rescatar las cosas del pasado y sobrevivir a mi propio espanto.