Miguel Hernández nacíó en una familia modesta en Orihuela. Esta era una población agrícola y de presencia católica. Hernández leía a escondidas a su padre, que no tolero que permaneciera en el colegio. Fue pastor de cabras lo que le permitíó conocer los secretos de la naturaleza. A los 14 abandona el colegio, pero a los 15 decide pasar de pastor a poeta por lo que empieza a conocer gente como Carlos Fenoll, el cual le presentará a Ramón Sijé que le introducirá en ambientes culturales y sociales.
Miguel
Hernández posee una variedad temática y estilística. La evolución poética de Hernández experimenta un proceso de interiorización del sentimiento humano, que nos permite trazar su trayectoria biográfica cuatro etapas:
El Mundo Externo (1910-1934)
Refleja la naturaleza como vivencia y objeto de observación
Hernández copia literalmente, memoriza e imita a los clásicos españoles en esta primera etapa. Se asocia con R. Sijé y C. Fenoll para formar una revista literaria. Miguel se marcha a Madrid porque piensa que Orihuela se le queda pequeña, pero esta aventura no le dura mucho, ya que durante los seis meses que está en la capital, sus publicaciones no tienen éxito. De camino a Orihuela, es detenido en el tren por llevar un billete a nombre de otra persona.
Su estancia de seis meses en la capital, se ve recompensada porque le permite conocer el libro neogongorino de Perito en lunas. En Orihuela continua con sus intensas lecturas y sigue escribiendo poesía. Sus amigos le preparan algunas actuaciones en público dónde se propone recitar y explicar su Elegía del toro.
El Encuentro con los Otros: Amistad y Amor (1934-1936)
El joven Hernández crece y se enamora de una vecina a la que dedica sus primeros poemas amorosos. Un día al salir de su trabajo en Orihuela conoce a Josefina y se enamora de ella. Sus vivencias con esta mujer y de otras dos (Maruja Mallo y María Cegarra) se van hallando en una serie de sonetos que desembocaran en: “El rayo que no cesa” que incluye temas como la inaccesibilidad de la amada, la queja del enamorado por no poder gozar carnalmente, etc.
Calderón le inspira en su auto sacramental “Quien te ha visto y quién te ve”, el cual le abrirá las puertas a Madrid. Allí se mantiene con un empleo para recoger datos y redactar historias de toreros. La gran ciudad le hace sentir nostalgia por la paz e intimidad de su Orihuela. Cuanto le es posible vuelve a su pueblo para charlar con los amigos, aunque va creándose en Madrid su círculo de amigos: Aleixandre, Alberti, Neruda. Neruda y Aleixandre lo iniciaron al Surrealismo y le influyeron en la política y social del joven poeta.
Durante la II república destaca la creación de misiones pedagógicas. Así mismo M.H. Tuvo un contacto directo con el campesinado Español. Hernández recibe la noticia que R. Sijé ha muerto y este retoma la elegía como homenaje, creando “Elegía a Ramón Sijé”.
La Poesía de la Guerra: El Poeta-Soldado (1936-1938)
Tras el Golpe de Estado, Hernández consolida su postura social y la convierte en política: Se afilia al Partido Comunista y se alista como voluntario en el quinto regimiento del Bando Republicano. Participa en cuatro frentes de defensa:
Frente de Madrid:
Su poesía se hace bélica durante este periodo y crea “Viento del pueblo” dedicado a V. Aleixandre lo que hace fortalecer su relevancia popular. Esta obra es un arte que junto al Guernica de Picasso es lo más reconocido durante el periodo de guerra, de echo sus poemas fueron cantados por toda España.
Frente de Andalucía:
Miguel y Josefina contraen matrimonio en Orihuela durante este período. Su poesía ahora mezcla el dolor compartido y de denuncia contra la injusticia con el amor entre balas y cañones. Que se pueden ver cuando su mujer le comunica que está embarazada. Sus mejores obras en este momento: El niño Yuntero, El sudor y Canción al esposo soldado.
Frete de Extremadura:
Con el tiempo la figura de Miguel Hernández se asocia con la II República. El autor posee tal fama y prestigio que la URSS le llama para ir en representación cultural.
Durante este periodo se dedica a escribir teatro, para animar a los soldados, al cual incorpora técnicas de renovación de influencia rusa. Pastor de la muerte obra más destacado por la que le dan el premio Lope de Vega.
Frente de Aragón:
Durante la guerra sus obras se publican en numerosas revistas y continua animando a los combatientes republicanos. Se consolida como el poeta de la revolución, por lo que marca el modelo de la lírica española de posguerra impregnada de dolor e ira.