Carácterísticas del género de teatro: drama y comedia
El teatro es el género literario dialogado por excelencia. Unos personajes, sin intervención del narrador, desarrollan la acción mediante el diálogo en un lugar y en un tiempo determinados. Antes de determinar las carácterísticas que definen al teatro, conviene establecer la distinción entre los subgéneros dramáticos más importantes:
Tragedia
Pone en escena personajes víctimas de grandes pasiones (amor, odio, celos, venganza…) que las conducen a un final funesto.
Comedia
Presenta conflictos o costumbres de la vida cotidiana de forma amable y su final es siempre feliz.
Drama:
Presenta conflictos entre los personajes, pero, a diferencia de la tragedia, la lucha no tiene un carácter heroico; suele mezclar momentos trágicos y cómicos. Los elementos estructurales de la obra dramática se relacionan con los existentes en la narración puesto que una obra teatral es la recreación de una serie de hechos reales o ficticios.
Los personajes
Llevan a cabo la acción dramática, actuando y hablando en escena.Según la función que desempeñen pueden ser:
Principales, aquéllos en relación con los cuales se desarrolla la acción narrativa y secundarios, menos significativos dentro de la trama general pero que adquieren cierta relevancia en algunas escenas. Dentro de los principales podemos diferenciar al protagonista, personaje principal de una obra en torno al cual gira todo el interés y al antagonista, personaje o personajes que están en conflicto con el protagonista.
El personaje coro es aquel que aparece esporádicamente y que contribuye a la ambientación de la narración. En el teatro griego, representaban a la comunidad, al pueblo.Atendiendo a su caracterización pueden ser: planos o redondos. Los personajes planos aparecen caracterizados a grandes rasgos. Son identificados con un determinado rasgo humano o con un modo de proceder que explique todos sus actos. No evolucionan a lo largo de la obra.Los personajes redondos no pueden definirse en pocas palabras, ya que su mundo interno es muy complejo y contradictorio. Evolucionan a lo largo de la obra.
La acción
Es la recreación narrativa en una secuencia lineal de los hechos sucedidos o imaginados. Un resumen de los hechos más importantes se llama argumento.
La estructura
En la obra dramática, la estructura interna de la acción está definida siempre por un conflicto (entre personajes, entre un personaje y el mundo, entre ideas…), un choque de fuerzas contrarias. La estructura básica de la acción sería la siguiente:
Presentación, Intensificación, Clímax, Declinación y Desenlace
En cuando a la estructura externa, es habitual la separación en actos, grandes apartados -generalmente tres- que se establecen en función del tiempo y del desarrollo de la acción. La distinción entre los actos y el paso de uno a otro se suele señalar de diversas maneras: caída del telón, intervención del coro, cambio de luces, etc. La acción puede organizarse también en cuadros, que se establecen en función de los cambios de espacio, ambiente o época. A cada cuadro le corresponde, por lo general, un cambio de decorado. Las escenas son cada una de las partes en que se divide un acto o cuadro y que corresponden al período de tiempo y al lugar en que intervienen los mismos personajes. El paso de una escena a otra viene determinado por la entrada o salida de alguno de ellos.
El espacio
Hay que distinguir entre el espacio dramático que son los distintos lugares donde se desarrollan las situaciones que componen la acción y el espacio escénico que es el lugar que ocupan y por el que se mueven los actores en una representación teatral.
El tiempo:
La obra teatral refleja el tiempo, principalmente, de tres modos: –
La época histórica en que se desarrollan los hechos relatados.
El tiempo dramático que está constituido por los distintos momentos en que suceden las situaciones y las relaciones que se establecen entre ellos y la realidad. Atendiendo a éstas podemos diferenciar: las analepsis o narración de hechos que sucedieron anteriormente; las prolepsis, avance de hechos que sucederán más tarde;
acciones simultáneas, narraciones que suceden al mismo tiempo en diferentes lugares;
elipsis o omisión de determinados pasajes, etc.-
El tiempo escénico que se refiere a la duración de la representación.La perceptiva teatral clasicista impónía fuertes restricciones en la estructura de la acción, del espacio y del tiempo dramáticos. Es conocida la llamada regla de las tres unidades, según la cual las obras debían contener una sola acción, que se desarrollara en un espacio único y en un tiempo único que no había de exceder de un día. De todas formas, tales limitaciones a la creatividad han sido raramente aceptadas por los autores dramáticos. Sólo en épocas y tradiciones teatrales muy determinadas se han seguido con fidelidad.
El discurso dramático:
Está compuesto por dos variedades de discurso bien diferenciadas, incluso gráficamente, y que cumplen funciones muy diferentes: el diálogo de los personajes y las acotaciones.
El diálogo teatral tiene una disposición tipográfica determinada: cada intervención aparece precedida por el nombre del personaje correspondiente. Lo fundamental es que el diálogo permite la presencia de diferentes “voces” en la obra, tantas como personajes intervienen. Por ello, la acción se desarrolla, supuestamente, de manera objetiva y autónoma ya que son los propios personajes quienes la hacen avanzar a través del diálogo, y no un narrador externo. Ésta es, pues, la principal función del diálogo, crear la acción dramática, ser el vehículo que hace explícitos los conflictos de la obra. Además, a través del diálogo los personajes manifiestan también sus estados de ánimo, sus sentimientos, sus deseos… con lo que se convierte en el principal instrumento que el autor utiliza para su caracterización.También forman parte del discurso del personaje los llamados monólogos, intervenciones verbales en las que éste no se dirige específicamente a otros personajes. Pueden ser de dos tipos: el soliloquio, en el que se dirige a sí mismo en una especie de monólogo interior, expresado en voz alta y el monólogo apelativo en el que el personaje se dirige directamente a los espectadores.Un carácter especial tienen los llamados apartes, intervenciones de un personaje que éste pronuncia pero que otros presentes en la escena no pueden oír. Suelen ser breves y contener comentarios sobre la acción o el diálogo que el personaje dirige a sí mismo (como una reflexión interior) o al espectador. Las acotaciones son partes secundarias del texto dramático (generalmente entre paréntesis y en cursiva) en las que el autor hace indicaciones sobre los elementos escénicos. Son comentarios de carácter narrativo y descriptivo, casi siempre breves, sobre los personajes, sobre el espacio, el ambiente, etc. Con ellas, el autor trata de controlar desde el texto algunos aspectos de la puesta en escena. En algunas obras –por ejemplo, en todo el teatro de Valle-Inclán-, pueden llegar a adquirir carácter literario y convertirse en parte fundamental del texto.
Carácterísticas del género de la novela
La novela es el género literario narrativo por excelencia. Puede definirse como un relato extenso, en prosa, en el que un narrador relata en un determinado orden una serie de hechos que le sucede a un personaje/s en un lugar y en un tiempo determinados.Antes de determinar las carácterísticas que definen a la novela, conviene realizar una tipología de la novela atendiendo a sus elementos esenciales (acontecimientos, personajes y espacio). Según éstos podemos diferenciar:
Novela de acontecimientos
Es la más antigua. El autor pone en primer plano los avatares por los que pasa el héroe, sin prestar atención a lo psicológico o descriptivo.
Novela de personaje
Tendremos a un personaje central, eje de la novela. Es frecuente que ésta derive en una novela lírica o subjetiva.
Novela de espacio
Tiene como rasgo esencial la descripción de la sociedad de su tiempo.Lo que caracteriza a la novela es la presencia de las técnicas narrativas, es decir, una serie de procedimientos empleados para desarrollar los hechos narrados. Éstas se relacionan con los elementos que intervienen en la narración: narrador, acontecimientos, espacio, tiempo, estructura, lenguaje…
El narrador
Es el supuesto emisor de la información narrativa, que cuenta la historia desde un determinado punto de vista.Según su participación en la historia, podemos distinguir entre un narrador extradiegético e intradiegético.
El primero es un narrador cuya voz no se corresponde con ningún personaje de la historia. Puede ser:
omnisciente si conoce todo lo que piensan y sienten los personajes o objetivista si reproduce, como una cámara cinematográfica, los hechos y comportamientos de los personajes, sus intercambios verbales, sin hacer referencia a la interioridad de éstos. Un buen ejemplo del primer tipo lo constituye los grandes relatos del Realismo y del Naturalismo, y del segundo tipo la novela experimental, y dentro de ella, El Jarama, de Sánchez Ferlosio.El narrador intradiegético es aquel que participa en la historia que relata. Puede ser:
protagonista, si actúa en calidad de personaje principal (ej. La narración autobiográfica de la picaresca) o testigo si es un personaje más de la nómina. Atendiendo a la intervención del narrador en el relato, podemos diferenciar: un narrador objetivo que se limita a contar lo que los personajes hacen o dicen, de forma que el sentido de la historia queda a juicio del lector o subjetivo si el narrador interviene en el relato para valorar y juzgar los hechos y dar su opinión.Un concepto significativo es el narratario, el destinatario explícito del relato, una segunda persona introducida en la narración a modo de receptor de la misma. Una categoría que se puede ilustrar perfectamente con los apelativos de “vuesa merced” o “señor” a quienes se dirigen Lázaro de Tormes o el protagonista de El Buscón.
La acción
Es la recreación narrativa en una secuencia lineal de los hechos sucedidos o imaginados. Un resumen de los hechos más importantes se llama argumento.
La estructura
Es la organización de la narración. Podemos distinguir una estructura externa y una interna. La externa dividía tradicionalmente el relato en capítulos. Actualmente, es también común la división por secuencias, fragmentos narrativos de extensión variable separados por espacios en blanco o determinadas marcas tipográficas (por ej. Asteriscos).La estructura interna organiza la materia narrativa. El esquema clásico organiza los episodios en:
Planteamiento (se cuenta quiénes son los personajes, dónde y cuándo sucede la historia y cuál es el problema o conflicto que afecta), Nudo (se desarrolla el conflicto) y Desenlace (se resuelve el conflicto). Es frecuente que, partiendo de este esquema básico, el autor introduzca alteraciones que transforman la estructura. En algunos casos, no hay presentación, y entonces el relato comienza directamente “en mitad del asunto” (in media res
). En otros, en cambio, se comienza por la situación final, para contar más tarde qué es lo que ha llevado a ese desenlace (in extrema res
). En otras ocasiones el autor prefiere no contarnos cuál es el desenlace de la historia, dejando que sea el lector el que se imagine cómo termina (narración de final abierto)
.Además del esquema clásico, que tiene un carácter cerrado, existen otras formas de organizar la acción, que dan lugar a narraciones abiertas (narraciones con múltiples episodios que pueden no guardar relación entre sí y en las que, al no tener un argumento cerrado, sería admisible la inclusión de nuevos episodios).
En la novela moderna es frecuente el empleo de la técnica del contrapunto que consiste en la yuxtaposición de diversas situaciones que no están conectadas entre sí ni espacial ni temporalmente y que se desarrollan en secuencias que se van sucediendo alternativamente
.Los personajes:
Son las figuras en una obra literaria. Quedan caracterizados por lo que dicen de sí mismos, por lo que otros personajes dicen de ellos, por lo que dice el narrador y por lo que hacen o dejan de hacer. Según la función que desempeñen pueden ser:
Principales, aquéllos en relación con los cuales se desarrolla la acción narrativa y secundarios, menos significativos dentro de la trama general pero que adquieren cierta relevancia en algunos episodios particulares. Dentro de los principales podemos diferenciar al protagonista, personaje principal de una obra en torno al cual gira todo el interés y al antagonista, personaje o personajes que están en conflicto con el protagonista. El personaje coro es aquel que aparece esporádicamente y que contribuye a la ambientación de la narración.Atendiendo a su caracterización pueden ser: planos o redondos. Los personajes planos aparecen caracterizados a grandes rasgos. Son identificados con un determinado rasgo humano o con un modo de proceder que explique todos sus actos. No evolucionan a lo largo de la obra.Los personajes redondos no pueden definirse en pocas palabras, ya que su mundo interno es muy complejo y contradictorio. Evolucionan a lo largo de la obra. La complejidad de estos personajes aumenta cuando el narrador los describe desde varias perspectivas distintas.Para introducir en el relato el habla y el pensamiento de los personajes se emplean diversos procedimientos: diálogo en estilo directo, en estilo indirecto, monólogo o soliloquio, monólogo interior…El estilo directo reproduce literalmente las palabras de los personajes (Es un camión-dijo Salvador).El estilo indirecto:
El narrador transcribe lo que ha dicho el personaje utilizando habitualmente un verbo dicendi (decir, comentar, asegurar…) o de pensamiento (pensar, imaginar, creer…) seguido de la conjunción “que” (Salvador dijo que era un camión).El estilo indirecto libre:
El narrador introduce los pensamientos de los personajes imitando su forma de expresarse. Tiene la misma formulación lingüística que el estilo indirecto pero sin el sujeto, sin el verbo introductor y sin la conjunción “que” (Ana regresaba hacia casa pensativa. Sería mejor no decirle a nadie lo que había visto. De momento guardaría el secreto).
Monólogo o soliloquio
El personaje habla para sí mismo. Implica una relación de diálogo con uno mismo o con un supuesto receptor.
Monólogo interior
Se representa el fluir continuo de los pensamientos del personaje a medida que van surgiendo. A diferencia del soliloquio reproduce los pensamientos del personaje tal como llegan a su mente, sin ningún orden lógico.
El espacio
Es el lugar o lugares en que ocurren los hechos. Puede ser concebido de una manera objetiva o subjetiva. El espacio objetivo aparece como un reflejo fiel del mundo real (o del mundo imaginado por el narrador). El subjetivo está determinado por la percepción del personaje desde su subjetividad y estado de ánimo, con lo que se convierte en un reflejo de la interioridad del personaje.En la narración es fundamental el ambiente, que entendemos como el conjunto de circunstancias de todo tipo (espaciales, sociales, psicológicas) que envuelven a los personajes y que los condicionan. Así podemos hablar de narraciones de ambiente urbano o rural, realista, fantástico o simbólico, exótico, terrorífico, etc.
El tiempo
Los acontecimientos suceden en una sucesión temporal. Una narración refleja el tiempo, principalmente, de tres modos:
La época histórica en que se desarrollan los hechos relatados.
El tiempo de la historia, que es el tiempo, ordenado cronológicamente, que duran los acontecimientos evocados en un relato.
El tiempo de la narración que se refiere a lo que duran los sucesos seleccionados por el narrador y el orden que este les da en su relato.Cuando el narrador no cambia el orden cronológico de los acontecimientos, nos encontramos ante una narración lineal. Pero el narrador también puede alterar ese orden mediante diferentes técnicas. Puede comenzar la narración por la mitad del asunto (in media res) o incluso por el final (in extrema res). Además, si lo considera oportuno, puede insertar en un determinado momento de la historia hechos que sucedieron antes (analepsis)
, que sucederán más tarde (prolepsis)
O que están sucediendo en otro lugar (acciones simultáneas)
.