La lírica desde la Guerra Civil: principales orientaciones poéticas
El período que abarca desde el fin de la Guerra Civil hasta hoy se reconocen diferentes corrientes poéticas, muchas coincidentes en el tiempo.En los años treinta la poesía se centra en la situación social, las injusticias y el dolor del ser humano, en este período destaca Miguel Hernández, que alcanza su mayor esplendor al final de la década.Durante la Guerra Civil se cultiva, por parte de los dos bandos, poesía que exalta la ideología y el combate, como se precia en Romancera de la Guerra Civil.En la posguerra, la lírica estaba marcada por la contienda, que dio lugar al exilio de muchos artistas, por la política franquista, dominada por la censura, y por el dirigismo.En la década de los cuarenta, la creación artística está dominada por el neoclasicismo y el existencialismo. Los garcilasistas cultivan poesía evasiva en la que prima la perfección formal, luego evolucionarán a otras propuestas. A mediados de la década, surge una poesía preocupada por el ser humano, y, por otro lado, se cultiva una poesía ligada con las vanguardias: la del grupo Cántico, el postismo y el Surrealismo.En los cincuenta predomina la poesía social, caracterizada por ser crítica, sencilla, en la que predomina lo narrativo y la intención apelativa.En los sesenta prosigue el Realismo social, y la promoción de los sesenta produce obras con una concepción diferente, más individualista.En los setenta triunfa la experimentación lingüística y la estética culturista y plural.Desde 1975 hasta 1995 continúa la producción de poetas anteriores y el surgimiento de nuevos poetas. En los ochenta y noventa triunfa la poesía de la experiencia.A partir de 1995 destaca la pluralidad de propuestas y la ausencia de una estética dominante.
La poesía desde 1975 hasta la actualidad
Desde 1975 hasta los ochenta prevalece la estética de los 70 y los poetas de los 60 viven una etapa de plenitud. Además destaca la poesía realista y en los 80 recobra importancia del yo poético y del compromiso, aparece el humor y los asuntos de la vida cotidiana.
Poesía figurativa o de la experiencia
Es la poesía predominate hasta mediados de los 90, se caracteriza por la insistencia en el carácter ficticio del poema y las experiencias individuales, su estética es verosímil y realista centrada en la ciudad y la cotidianidad, tiene rasgos convencionales y prosaicos y un léxico propio de la cultura urbana.
Otras tendencias poéticas
La poesía del silencio, en algunos autores enlaza el simbolismo y la poesía pura con la obra de Guillén, en otros, con la de, por ejemplo, Álvaro Valverde (una oculta razón). La poesía neoimpresionismo y elegíaca destaca el simbolismo y predomina el paso del tiempo, la descripción de paisajes y pueblos y una visión nostálgica de la realidad, Andrés Trapiello (la vida fácil). La poesía épica engloba distintas actitudes como la historia, los mitos y los valores el pasado, José Luis Puerto (un jardín al olvido). La poesía neosurrealista es muy minoritaria y destaca por su oscuridad y el irracionalismo de sus imágenes, Amalia Iglesias (un lugar para el fuego).A partir de los 90 la poesía destaca por la pluralidad de poéticas e intereses aunque sin tener una corriente dominante. Sus rasgos principales son la influencia de distintas tradiciones literarias, la disminución de la presencia del yo poético, el vitalismo, la búsqueda de trascendencia, la presencia de motivos de nuestro tiempo y la renovación del yo poético.
4. La narrativa anterior a la Guerra Civil: carácterísticas de la nueva novela
En las primeras décadas del Siglo XX surge una nueva novela centrada en las emociones personales e íntimas de los personajes, este género recibe el nombre de novela lírica. Esta novela se caracteriza por la pérdida de relieve de la historia, es decir, lo que se cuenta en la historia pierde importancia en comparación con cómo se cuenta, las acciones son mínimas y el tiempo cronológico se sustituye por uno subjetivo. Esta novela se centra en los conflictos del protagonista, más concretamente en su mundo interior cuya representación se diluye en favor del retrato interior del personaje. El protagonista de estas novelas es un artista bohemio, inadaptado, es un antiburgués y degradado que busca valores en una sociedad envilecida, además, sus actos provocan rebeldía y escándalos, en muy frecuente el fracaso que lleva a su destrucción física y moral. Esta narración suele fragmentarse en estampas, las causas de los acontecimientos dejan paso a unos momentos significativos del protagonista, esto provocará la indeterminación de los hechos narrados.La novela dramatizada ya había sido practicada por Galdós, pero resurge en el Siglo XX, en ella el narrador se diluye cediendo protagonismo a los personajes. La presencia del protagonista es constante y se ve, no solo en los diálogos, sino también en monólogos y discursos indirectos. En los novelistas de fin de siglo resulta significativo el pesimismo derivado de Schopenhauer; los novelistas de los 90 son más optimistas y se afanan por modernizarse, finalmente se produce una narrativa vinculada a las vanguardias que manifiesta el progreso, el hedonismo y lo lúdico.
5. La narrativa desde la Guerra Civil: panorama general
El período desde la posguerra hasta la actualidad presenta diversas etapas en la narrativa, algunas coincidentes en el tiempo, y todas con el Realismo como tendencia estética dominante.Durante la Guerra Civil se produjo una novela caracterizada por el maniqueísmo, la actitud combativa y el ataque al bando contrario. Entre los republicanos destaca César M. Arconada con Río Tajo y en el bando nacional Concha Espina con Retaguardia.En los 40 se abandonan las novelas de guerra para predominar el Realismo tradicional, además del surgimiento del tremendismo. En esta etapa destaca Camilo José Cela con obras como La Familia de Pascual Duarte, esta y otras están inscritas en el llamado Realismo existencial por el relato de las vivencias del protagonista en lucha contra un incierto destino. La Colmena de Cela inaugurará una nueva forma de novela que marcará las décadas siguientes.En los 50 prosigue el Realismo, pero con otros géneros, como el crítico, que refleja la sociedad de la época, con dos vertientes: el neorrealismo y el Realismo social. Otras corrientes fueron la novela de la fantasía y la novela metafísica, que se desarrollará en los años siguientes.En los 60 y principios de los 70 se produce la renovación estructura y lingüística de la narrativa, que inaugura Luis Martín Santos con Tiempo de Silencio. Hasta 1975 hay un auge del experimentalismo que incorporar elementos fantásticos y paródicos en algunos casos.A partir de 1975 y hasta hoy la narrativa avanza por la pluralidad de tendencias, géneros, modelos y estilos, y por la recuperación de la importancia de la historia narrada por parte de los escritores jóvenes. Primero destaca la tendencia realista, con orientaciones a lo psicológico, lo mítico y lo fantástico, el Realismo impresionista, el crítico y social… Por otro lado se cultivan las novelas de distintos géneros, además de la novela experimentalista y la metanovela.
La narrativa desde 1975 a la actualidad
1975 es considerado como año de comienzo de una nueva etapa narrativa en España pues las nuevas condicione sociales, políticas y culturales marcarán la producción literaria. Esta etapa estará marcada por la ausencia de propuestas colectivas y la diversidad de estéticas. A finales de los 60 decae el experimentalismo para recuperar la importancia de los elementos tradicionales del relato, como el argumento, y entre sus temas destacarán la intimidad, la memoria, la identidad personal y los sentimientos.
Principales tendencia estéticas
La novela experimentalista y discursiva, centrada en el discurso y marcada por la complejidad lingüística y estructural y la variedad de estilos y contenidos. Algunas novelas son Saúl ante Samuel de J. Benet o Fragmenta de Javier Pastor.La metanovela alcanza su madurez en los 80 y trata sobre el proceso de creación literaria. Algunas obras son Fragmentos de Apocalipsis de G. Torrente Ballester o La orilla oscura de José María Merino.La novela histórica como Extramuros de Jesús Fernández Santos o Urraca de Lourdes Ortiz.La novela erótica con obras como La dama del viento sur de Javier García Sánchez.La novela de acción, en la que se incluye la policíaca, la de aventuras o la novela negra, con obras como El misterio de la cripta embrujada de Eduardo Mendoza.La novela crónica que son crónicas del pasado o del presente, con obras como La noche que llegué al café Gijón de Francisca Umbral.
La novela realista
A partir de 1975 resurge el Realismo pero con una estética renovada que incorpora elementos fantásticos, míticos y oníricos. Esta etapa manifiesta diferentes orientaciones novelísticas:La novela del Realismo crítico y social, que plasma el conflicto entre los personajes y el mundo y le ofrece una visión crítica. Además de obras de Delibes, Marsé y Muñoz Molina destacan Letra muerta de J.J. Millán o Una prudente distancia de Mercedes Soriano.La novela de la memoria que presenta una gran subjetividad y autobiografía que evoca al pasado, con obras como Luz de la memoria de L. Ortiz o El cuarto de atrás de C. Martín Gaite.La novela psicológica que une el recuerdo con el análisis interior de los personajes, entre sus obras destacan Lejos de Veracruz de E. Vila-Matas.La novela alegórica, mítica y fantástica que incorpora lo irracional, lo fantástico, lo soñado y lo simbólico con obras como En el estado de J. Benet o La lluvia amarilla de J. Llamazares.La novela expresionista incluye elementos deformadores y grotescos cercanos al esperpento en obras como Amado monstruo de Javier Tomeo.
Luis Mateo Díez
Sus obras se centran en la recuperación del pasado por medio de la memoria. En la narrativa destaca su afición a la tradición oral. Sus obras presentan una visión critica a la vida provinciana y ofrecen una realidad social en la que sobresalen la degradación o el egoísmo. El discurso se caracteriza por artificios retóricos con rasgos esperpénticos. Entre sus títulos destacan El expediente del náufrago o La ruina del cielo.
Javier Marías
Sus primeras novelas contienen materiales de los medios de comunicación y las novelas de intriga, como en Travésía del horizonte. El hombre sentimental y Todas las almas reflejan sus experiencias en Oxford y estos elementos se mantendrán en las siguientes novelas. Sus novelas tienden a las descripciones minuciosas y a las digresiones e incluyen extensos enunciados en los que es frecuente la intertextualidad, sus temas más frecuentes son la muerte, el paso del tiempo o la búsqueda de la verdad.
Antonio Muñoz Molina
En sus novelas se propone “salvar e inventar la memoria”, en sus primeras obras se aprecian rasgos de la novela policíaca y la novela negra (Beatus ille). En El jinete polaco se reconstruye el pasado de los personajes y con Plenilunio regresa a la novela policíaca. Su prosa se distingue por el uso de enunciados extensos, comparaciones, enumeraciones y por la continua adjetivación.
7. La narrativa hispanoamericana en el Siglo XX
El desarrollo de la narrativa hispanoamericana en el Siglo XX estuvo condicionado por el modo de entender y narrar los hechos históricos y las realidades sociales, políticas y culturales.
Panorama general
Se distinguen dos grandes orientaciones: la realista y la innovadora, cuyo mayor esplendor llegó con las obras de la nueva narrativa.
El Realismo
En los primeros 30 años continúa el interés por los rasgos específicos políticos y sociales. En esta etapa prevalece el Realismo, fundado en la creencia de que se puede representar la realidad percibida como objetiva.
La nueva narrativa
La ruptura con el Realismo tradicional implicó cuestionarse sobre el si el mundo percibido es real y sobre la idea de verosimilitud, la obra de Borges y la influencia del Surrealismo fueron determinantes en la transformación. El cambio definitivo no llegó hasta los 60, pero ya se habían escritos textos que anticipaban esta orientación como El juguete rabioso de Roberto Arlt. En esta narrativa predominan dos tendencias, una cultiva el Realismo renovado y otra la fantasía, cuyas principales manifestaciones son el Realismo mágico y el Realismo fantástico.
Últimas tendencias
En los últimos años del Siglo XX se aprecia el distanciamiento de la complejidad estructural y lingüística del cuestionamiento de la realidad. Se regresa al Realismo y se hace presente el humor y la parodia, aunque el tema principal continúa siendo el amor. Pero también se aprecia una corriente que continúa con el experimentalismo y el antirracismo, con obras como Como me hice monja de César Aíra. Aunque no es posible fijar carácterísticas distintivas se pueden diferenciar tres líneas, la novela testimonial, con obras como La novela de Perón de Tomás Eloy Martínez, la novela histórica, con Noticias del Imperio de Fernando del Paso, y la novela detectivescas como Luna caliente.
Rasgos de la nueva narrativa
Entre sus rasgos temáticos destaca la fantasía, lo irracional que proviene de creencias populares o de mitos, es propio del Realismo mágico. Lo fantástico, que percibe una realidad compleja que queda bien reflejada en la irrupción de lo misterioso o lo inexplicable en lo cotidiano, es propia del Realismo mágico. La condición humana, que plantea los grandes problemas del ser humano en las sociedades latinoamericanas, destacan los temas e la angustia existencial, la incomunicación, la soledad y el tiempo. La literatura y e lenguaje, que pasan a ser uno de los principales temas y se polemiza sobre ellos. El humor que presenta diversas expresiones; la burla divertida, la sátira, y el humor metafísico. El erotismo, que forma parte de la condición humana y se relaciona con las circunstancias sociales y culturales de los personajes.
Rasgos formales
En las primeras obras se complica la estructura, el narrador es omnisciente y se combina con otras voces narrativas o con el monólogo interior, esto lleva a la superposición y a multiplicar los puntos de vista. Además se aprecia una búsqueda de un nuevo lenguaje literario.