EL Siglo XVIII. Marco histórico y cultural. Carácterísticas de la prosa y el teatro.
Principales autores y obras.
Principales autores y obras.
1.1: Marco histórico y cultural. Carácterísticas de la prosa narrativa (Diego de Torres Villarroel y José Francisco de Isla)
Durante el siglo XVIII se produce en Europa de forma paulatina, y con más o menos intensidad según los países, el declive del Antiguo Régimen, que sigue manteniendo a grandes rasgos la estructura social de la E. Media (rey, nobleza, Iglesia, pueblo llano). El crecimiento de la burguésía, y las tensiones sociales van poniendo poco a poco en cuestión este Antiguo Régimen, lo que desemboca a final de siglo en sucesos históricos cruciales, entre los que destaca la Revolución Francesa.
Ahora el absolutismo monárquico adquiere nuevos matices: se tiende a desvincular el poder civil del religioso. A este sistema político se le denomina DESPOTISMO ILUSTRADO.
Durante este siglo hay un notable aumento de la población y cambios sociales que se ligan al desarrollo económico. Comienza la REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.
Todo esto trae grandes rivalidades entre las naciones: Francia, Inglaterra y Austria. El siglo termina con la REVOLUCIÓN FRANCESA (“libertad, igualdad y fraternidad”), que supone un cambio en la organización estamental.
ESPAÑA: En España la muerte sin descendencia de Carlos II supuso la instauración de la dinastía de los Borbones, circunstancia que facilitó la entrada de la Ilustración.
Se asentó el despotismo ilustrado: modelo político que pretendía la mejora de las condiciones de vida del pueblo pero sin contar con este a la hora de tomar decisiones .A imitación del modelo francés se impuso una monarquía centralista y se emprendieron reformas que tenían por objeto la modernización del país.
PENSAMIENTO Y CULTURA
Recibe el nombre de ILUSTRACIÓN el movimiento cultural que renueva el pensamiento europeo a lo largo del S. XVIII O Siglo de las Luces. Como principio general es básico el cuestionamiento del criterio de autoridad, y por tanto el desarrollo del método inductivo, de la observación a la experiencia. Ello hace que se desligue la ciencia y la teología. Los rasgos típicos de los ilustrados son:
– El Racionalismo: El conocimiento se fundamenta en la razón y no en Dios, la tradición, la Antigüedad, etc. Esto favorece el desarrollo científico. – Utilitarismo: Se impone una concepción materialista y burguesa del mundo. Lo importante es aquello que es práctico. – El progreso: Gracias a lo anterior el hombre cree que puede progresar y mejorar sus condiciones de vida. – Lo natural: la razón se aplica a todo, y se abandona la idea de que existen verdades absolutas. Se defienden ideas basadas en el Derecho Natural.
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– El reformismo: los ilustrados aspiran a que sus ideas se pongan en práctica.
En el campo de las ideas estéticas se vuelve la mirada al clasicismo francés y a los modelos grecolatinos. Es el NEOCLASICISMO, según el cual las obras de arte deben estar también sujetas a la razón y obedecer a unos principios de ordenación lógica. En Literatura se siguen una serie de reglas y preceptos. Se aplica la razón y la lógica a la literatura;
Así, no se escribe para entretener, sino para educar. Por ello, la literatura debe rechazar la fantasía, ser verosímil y tener siempre una intención didáctica y moralizante, como las fábulas.
Así, no se escribe para entretener, sino para educar. Por ello, la literatura debe rechazar la fantasía, ser verosímil y tener siempre una intención didáctica y moralizante, como las fábulas.
El estilo persigue la claridad y la adecuación, se rechazan los excesos de la literatura barroca.
Conforme pasan los años se extenderá una corriente sentimental derivadas de las ideas de Rousseau, que preludia ya el Romanticismo, y que se denomina Prerromanticismo.
En ESPAÑA .-Las instituciones culturales más importantes nacen de la imitación de las francesas: la Biblioteca Nacional (1712), la Real Academia Española (1713), que pretendía limpiar, fijar y dar esplendor a nuestra lengua, tarea favorecida con la publicación del Diccionario de Autoridades, una Gramática y una Ortografía. Y la Real Academia de la Historia (1735).
.-Durante el siglo aparecen abundantes periódicos y revistas literarias, así como famosas tertulias que fomentan los debates estéticos y la erudición científica.
.-A lo largo de los reinados de Fernando VI y Carlos III se acentúan las reformas iniciadas por Felipe V, y España alcanza alturas económicas y culturales notorias, que se paralizan un tanto con la llegada al trono de Carlos IV.
Carácterísticas de la prosa narrativa:
La novela del Siglo XVIII continuó la línea de imitación de modelos narrativos anteriores, especialmente del Barroco y destacó por su afán moralizador, pero a partir del último tercio de siglo aparecía una tendencia renovadora.
El fenómeno que condiciónó la evolución de la narrativa dieciochesca fue la difusión de novelas extranjeras a través de traducciones, principalmente francesas y hacia finales de siglo obras de corte ROMántico y de autores ingleses.
Las carácterísticas más sobresalientes que definen la labor de los continuadores de los modelos barrocos son:
1. Narración moralizadora. Siguen el modelo de narración moralizadora del Siglo XVII, especialmente de María Zayas.
2. Obras de referencia. Utilizan como modelo las Novelas ejemplares y el Quijote, este último es apreciado por su faceta satírica pues se consideraba la comicidad el mejor vehículo para la didáctica y la crítica.
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3. Estilo depurado .Emplean un lenguaje claro que facilita la comunicación de sus ideas, en línea con su fin moralizador.
A partir de 1700 se aprecia el nacimiento de obras que presentan como rasgos más evidentes la influencia del pensamiento ilustrado y la uníón del afán moralizador con matices sentimentales.
Atendiendo al tema central de sus argumentos se aprecia la aparición de nuevas tendencias narrativas como los relatos sobre la educación, las novelas utópicas, las sentimentales y las anticlericales.
– Novelas sobre la educación. Ofrecen una idea de formación a partir de la experiencia y una visión crítica del mundo.
– Novela utópica. Proponen sociedades utópicas en las que reina la justicia, la paz y la felicidad.
– Novela sentimental. Tienen como eje el sentimiento amoroso que vence las dificultades.
– Novela anticlerical. Critican la religión, su excesivo rigor formal y el poder social que ejercen de forma tiránica.
El afán renovador de la narrativa del Siglo XVIII se hace patente especialmente en las obras de Francisco de Isla y Diego de Torres Villarroel.
DIEGO DE TORRES VILLARROEL. Nacíó en Salamanca, en 1694. Hijo de un librero salmantino arruinado por la Guerra de Sucesión. A los 15 años ganó una beca de retórica en el Colegio Trilingüe. Después de ordenarse subdiácono en 1715, se marchó a Madrid. En 1726 ganó la cátedra de matemáticas de la Universidad de Salamanca, sin embargo, por un proceso judicial, tuvo que huir a Portugal. Regresó en 1734. En 1745 se ordenó sacerdote. Durante sus años postreros fue administrador del duque de Alba. Desde 1721 publicó, con el seudónimo de Gran Piscator Salmantino, sus augurios y predicciones de almanaque. Su obra maestra es la prosa narrativa “Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras de don Diego de Torres Villarroel”, que se anticipa en una década al clásico de Laurence Sterne. Murió en Salamanca, en 1770.
Obra: Se considera a sí mismo seguidor de Quevedo y así lo expresan los títulos de sus obras: “visiones y visitas de Torres con Quevedo por Madrid” y un conjunto de “Sueños”, en los que al igual que Quevedo, dirige sus dardos críticos hacia los médico, alguaciles, nobles, etc.
Su obra más importante es una especie de autobiografía novelada:
Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor don Diego de Torres Villarroel: Publicada en 1743, la obra contó con sucesivas ampliaciones posteriores hasta la muerte de su autor. Basándose en su propia biografía, Diego de Torres Villarroel construyó una novela picaresca, alejándose de las pautas definidas por Quevedo para mostrar un estilo más vernáculo, espontáneo y natural. La obra se dividíó en seis “trozos” o partes, cada una de las
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cuales se correspondía con una década. En este relato, más que en ningún otro de los que publicó, queda patente el carácter provocador, burlesco y despreocupado del autor. Pero también dejó constancia de las muchas y diferentes peripecias que lo llevaron a recorrer buena parte de la geografía española y a conocer un gran número de oficios, desde médico a sacerdote, pasando por escritor, dramaturgo y catedrático.
Otras obras: Anatomía de lo visible e invisible en ambas esferas
Visiones y visitas de Torres con Don Francisco de Quevedo por la Corte
JOSÉ Francisco DE ISLA.
(José Francisco Isla de la Torre y Rojo, llamado el Padre Isla; Vidanes, León, 1703 – Bolonia, 1781) Crítico, literato e historiador español, de la orden de los jesuitas. En 1719 ingresó como novicio de la Compañía de Jesús en Villagarcía de Campos (Valladolid). Estudió filosofía y teología en Salamanca y enseñó en Segovia, Santiago de Compostela y Pontevedra, hasta que fue expulsado de España junto con los demás miembros de su orden. Viajó entonces a Córcega y más tarde se instaló en Bolonia.
Su primera sátira, titulada La juventud triunfante (1727), recibíó fuertes reprimendas de sus superiores, pero continuó publicando textos críticos y humorísticos, como las Cartas de Juan de La Encina (1732), y la Carta escrita por el barbero de Corpa a don José Maymó y Ribes (1758).
Pero su obra más célebre fue la narración novelesca Historia del famoso predicador fray Gerundio de Campazas, alias Zotes (1758), cuya escasa acción da pie a una divertida burla contra los predicadores de su tiempo y a su lenguaje trasnochadamente culterano. Publicado con el seudónimo de Francisco Lobón de Salazar, el libro relata el ingreso en una orden religiosa de Gerundio, hijo de campesinos, que aprende a pronunciar farragosos sermones instruido por el ridículo fray Blas.
Como personaje, fray Gerundio es el Don Quijote del púlpito, y la intención de la obra del padre Isla no es otra que ridiculizar la charlatanería culterana de la oratoria sagrada contemporánea, igual el Quijote había sido una burla de los disparatados libros de caballería.
La acción de la novela se inicia con el nacimiento de Gerundio, hijo del aldeano Antón Zote (Zotico) y de Catania. Escuchando a los frailes predicadores de paso, que no faltan nunca a la mesa de Antón Zotico, el niño aprende precozmente a soltar sus primeras sentencias. Pronto un seglar, tenido por santo porque llamaba «serpientes a las mujeres y cordera a la Virgen», augura que Gerundio será un gran predicador. Animado por estos pronósticos y por los consejos de sus amigos, Antón Zotico pone a su hijo en la escuela con el cojo de Villaornate, que enseña al muchacho extrañísimos preceptos de gramática y de ortografía.
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Las pintorescas descripciones del ambiente rústico y su carácter de caricatura sitúan esta obra en la tradición picaresca, aunque las prolijas reflexiones teóricas sobre la oratoria sagrada merman su intensidad cómica. La primera parte del libro fue un éxito y los 1500 ejemplares impresos se agotaron en tres días.
Debido a las protestas de los que se consideraban aludidos la obra fue prohibida por la Inquisición en 1760, aunque no se pudo evitar que la segunda parte apareciera clandestinamente en 1768. El padre Isla realizó también una traducción de Las aventuras de Gil Blas de Santillana (1787), de Alain-René Lesage, creyendo que el escritor francés había robado el texto a un autor español. Poco después de su muerte se editaron sus Cartas familiares (1786) y sus Sermones (1792).
1.2. Carácterísticas de la prosa ensayística: José Cadalso y Gaspar Melchor de Jovellanos.
El ensayo fue la vía por la que numerosos intelectuales del Siglo XVIII intentaron difundir las nuevas ideas y conocimientos de la época empleando un estilo ameno y claro muy cuidadoso con el lenguaje que debía evitar el tono doctrinal y árido de los tratados al uso.
Desde estos textos se postulaban reformas sociales, económicas y culturales, al tiempo que se impulsaba un modo de reflexión racional que superase el dogmatismo del pensamiento anterior, y que impulsase el estudio basado en la observación y la experimentación.
CADALSO. José Cadalso (1741-1782) nacíó en Cádiz, frecuentó en Madrid la tertulia de la Fonda de San Sebastián y formó parte de la escuela salmantina cuando estuvo desterrado en la ciudad castellano-leonesa. Existen en la vida de Cadalso muchos elementos ROMánticos, como el gusto de visitar otros países, como Inglaterra, Italia, Alemania. A los veinte años se enrola voluntario para las campañas contra Portugal. Luego se enamoró de una actriz y, muerta ésta, intentó desenterrarla, pero fue descubierto, detenido y desterrado a Salamanca. Finalmente, siendo coronel de caballería, encontró la muerte en el sitio de Gibraltar.
Cultivó varios géneros literarios. Sus obras más representativas” Ocios de mi juventud”, “Noches lúgubres”, un diálogo entre un enterrador y un personaje de clase social más elevada, que ha acudido al cementerio a desenterrar el cadáver de su amada. Entre ambos se entabla una discusión sobre los temas que interesaron a los ilustrados: la razón y la justicia, la fortuna y la desigualdad de los hombres, etc. Esta obra se ha considerado prerromántica no sólo por la aparición y expresión de los sentimientos (el amor apasionado que lleva al amante a enfrentarse con las leyes y las normas sociales), sino también por el ambiente en que se desarrolla, un cementerio, lugar que abundará más tarde en la literatura ROMántica.
“Los eruditos a la violeta” una sátira contra la superficialidad en los intelectuales y eruditos de la época. En ella se presenta el debate entre lo «nacional» y lo «extranjero» o, lo que es lo mismo, el enfrentamiento tan del Siglo XVIII entre las tradiciones y el progreso. Pero, como en el caso de los autores anteriores, destacó en el ensayo.
“Cartas Marruecas”, que aunque recuerdan las” Lettres persannes “de Montesquieu, son originales. En ellas un moro llamado Gazel, que ha llegado a España acompañando a un embajador, relata sus impresiones de viaje al maestro y consejero Ben- Beley. El propio Cadalso adquiere voz en el personaje de Nuño Núñez, amigo de Gazel. Entre otras cosas, en
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las Cartas se alaba a los Reyes Católicos y a Felipe V, pero se censura a los Austrias. Y también a los señoritos inútiles, los títulos nobiliarios, las supersticiones religiosas, las corridas de toros, etc. En cambio, se exaltan el amor patrio, el humanitarismo, la familia y el matrimonio, se prefiere la bondad a la sabiduría y se ve la vida como milicia y ejemplo para el futuro…
Cadalso, por su espíritu crítico y su preocupación por la decadencia española, es un claro precedente de Larra y de los hombres de la Generación del 98.
GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS.
Nacíó en Gijón (1744-1811) y estudió en Oviedo, Ávila y Alcalá de Henares, donde cursó Derecho. Ocupó varios puestos jurídicos en Sevilla, Madrid y otras ciudades, así como cargos de responsabilidad en el gobierno de la corte. Tuvo contactos importantes con los círculos ilustrados y literarios de Sevilla y Salamanca. Pertenecíó a las Academias de Bellas Artes (1780), Española de la Lengua (1783) e Historia (1787).
A partir de 1790, su actividad pública sufre grandes contratiempos: en este año es desterrado a Gijón. En Asturias desplegó una gran actividad de reforma (funda el Instituto Asturiano en 1793) y viaja por el norte de España (viajes que reflejaría en sus Diarios). En 1797 es nombrado embajador en Rusia, puesto que no ocupó porque poco después fue designado ministro de Gracia y Justicia. Desde este cargo intentó reformas en la justicia y tomó parte en las intrigas palaciegas contra Godoy. Ello le acarreó la detención y un nuevo destierro (a Mallorca en 1801). En 1808 es liberado y nombrado delegado por Asturias de la Junta Central de Defensa. Murió en Navia (Asturias) en 1811.
Jovellanos exprésó sus ideas ilustradas y reformistas en distintos géneros literarios, desde el teatro hasta los informes y memorias sobre diferentes aspectos de la cultura y la política del Siglo XVIII.
Mayor importancia en cuanto a las ideas de Jovellanos tienen sus informes y memorias. En ellos trató de exponer las reformas necesarias de la vida española en distintos campos, que están claramente indicados en sus títulos: Informe sobre el libre ejercicio de las artes (1785), Memoria sobre el arreglo de la policía de espectáculos y diversiones públicas (de 1790 y publicado en 1812), Informe sobre la necesidad de unir el estudio de la literatura al de las ciencias (publicado en 1818), Informe sobre el expediente de la ley agraria (1795), etc. La enseñanza fue uno de los asuntos que más le interesaron: además de la fundación del Instituto Asturiano en Gijón, y de las obras citadas, escribíó Sobre la necesidad de cultivar en el Principado el estudio de las ciencias (1782) y un Tratado teórico práctico de enseñanza.
Después de su muerte, se publicaron las Memorias del castillo de Bellver (1813), que constituyen un excelente medio de conocimiento de su vida e ideas, al que hay que añadir sus Diarios, 1790-1801, no publicados hasta comienzos del Siglo XX (1915).
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1.3. Carácterísticas del teatro. Ramón de la Cruz y Leandro Fernández de Moratín.
Como en prosa y en poesía, durante la primera mitad del siglo perdura el teatro posbarroco. El estilo y los personajes se quedan estereotipados, y se acentúa y exagera la aparatosidad escénica (comedias de santos, de bandidos, de capa y espada, de enredo, de magia).
El teatro neoclásico hubo de combatir el popular teatro Barroco, que es el que prefería el público. Este teatro fue atacado por los ilustrados. Estos consideraban el teatro un magnífico cauce para la difusión de nuevos ideales, y desde el Poder se apoyaron las iniciativas tendentes a su reforma y se prohibíó la representación de autos sacramentales y de comedias de santos y magia. No obstante las compañías y los ayuntamientos se opónían porque el público prefería ese teatro. Poco a poco las obras ilustradas ocuparon las carteleras teatrales.
En las obras teatrales neoclásicas predominó la intención didáctica: la obra tenía que servir para educar a los espectadores. Algunas normas que debían cumplir las obras eran estas:
– Respetar la regla de las tres unidades: una única acción, un solo escenario y un tiempo cronológico coherente en el desarrollo de la acción dramática.
– Ofrecer un argumento verosímil, es decir, unos acontecimientos inventados, pero que podían haber sucedido en la realidad.
– Mantener la contención imaginativa, eliminando todo aquello que se consideraba exagerado o de mal gusto.
– Mantener el decoro en los personajes, que deben actuar de acuerdo con su posición social.
– Atenerse claramente a un género y no mezclar tragedia y comedia.
– Adoptar una finalidad educativa y moralizante, que sirviera para difundir los valores universales de la cultura y el progreso.
El sainete es una pieza teatral breve de carácter cómico que se representaba en los entreactos de las obras mayores. Es continuador del entremés. Su intención es acercarse a la realidad, y dramatiza situaciones extraídas de la vida cotidiana. El autor más destacado es Ramón de la Cruz.
La comedia sentimental es un género de origen francés que llega a España a mediados de siglo. Es un género híbrido entre la comedia y la tragedia, de carácter realista, con habitual final feliz, aceptación de las reglas de las tres unidades, y preferencia de la prosa. Sus temas preferidos son: la crítica del matrimonio desigual, la exaltación de los valores burgueses.
La tragedia es el género en el que mejor se aplican los principios neoclásicos, aunque en España se carecía de tradición y se echó mano de los modelos franceses.
La comedia neoclásica o comedia de costumbres triunfó bastante tarde, con las obras de Leandro Fernández de Moratín. Los principios básicos de la comedia son también la
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aceptación de las reglas de las tres unidades, el uso de la prosa o el verso octosilábico y el desenlace feliz.
RAMÓN DE LA CRUZ (1731-1794) nacíó en Madrid en el seno de una familia modesta. Estudió jurisprudencia y humanidades. Sin concluir ninguna carrera, ejercíó de oficial en la Secretaría de Penas de Cámara. Fue protegido por varios nobles y en especial por la condesa de Benavente, en cuya casa, finalmente, murió.
Aunque escribíó alguna tragedia, se entregó enseguida al cultivo del sainete, continuación del Paso de Lope de Rueda y del Entremés de Cervantes. Se le deben centenares de estas pequeñas piezas costumbristas en verso octosílabo y de diálogos graciosos, y en las cuales aparecían intercaladas canciones y tonadillas. En los sainetes se solían criticar ciertos oficios o se esbozaban pequeños cuadros costumbristas Destacan los siguientes títulos: El rastro por la mañana, Las castañeras picadas o La feria de los poetas.
LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN (1760-1828), el más importante dramaturgo del Siglo XVIII, nacíó en Madrid; unas viruelas que le atacaron de niño marcaron para siempre su rostro y su carácter, carácter que fue tímido y desconfiado. Cabarrús lo hizo su secretario y lo llevó con él a París. De vuelta a casa, se ordenó de Menores y fue protegido por Godoy. Viajó por Francia y otros países europeos. Después fue designado miembro de la Junta de Teatros. Se hizo afrancesado y logró el cargo de bibliotecario mayor. Pero tras el regreso de los Borbones, se vio obligado a huir a Francia, donde murió.
Escribíó poesía, un Epistolario, prosa crítica (La derrota de los pedantes), tradujo teatro de Molíère, como en el caso de El médico a palos, y compuso sus propias comedias, definidas por él mismo como «Imitación en diálogo, escrito en prosa o verso, de un suceso ocurrido en un lugar y en pocas horas entre personas particulares, por medio de la cual, y de la oportuna expresión de afectos y caracteres, resultan puestos en ridículo los vicios y errores comunes en la sociedad y recomendadas, por consiguiente, la verdad y la virtud.
Entre las comedias más importantes de Leandro Fernández de Moratín destacan “La comedia nueva o el café”, donde el autor censura fuertemente los temas y el estilo recargado de los seguidores de Calderón y postula un nuevo ideario estético teatral, y” El sí de las niñas”, que es una denuncia de los matrimonios concertados sin el consentimiento de los contrayentes, educados en la obediencia ciega a los padres. Evidentemente, la comedia adquiere una intención didáctica: enseñar a las mujeres jóvenes a ser independientes y a elegir al hombre con quien desean casarse. En la acción dramática se ha querido ver una vivencia del propio Moratín que, enamorado de Paquita Muñoz (precisamente se llama Paquita la protagonista de la comedia), no se atrevíó a casarse con ella, mientras la joven, obligada por su madre, contrajo matrimonio con un militar. En la obra pone en ridículo a los viejos y censura la educación de las mujeres de la época. Con palabras de Don Diego, el viejo de la comedia: «Esto resulta del abuso de la autoridad, de la opresión que la juventud padece; estas son las seguridades que dan los padres y los tutores, y esto es lo que debe fiar en el sí de las niñas