Rubén Darío y la Generación del 98

El Modernismo es conocido como el movimiento artístico que se inició a finales del S. XIX impulsado por Rubén Darío. Esta tendencia tuvo mucha influencia en las artes, pero en lo que especialmente destacó fue en la literatura.

Dentro de la literatura, el poema fue la base de esta corriente, el cual adquiríó diversos cambios estéticos para lograr una sensación de exquisitez y elegancia. Estos cambios presentan un refinamiento verbal que busca un lenguaje sonoro y brillante, acompañado de la reutilización de versos de otras épocas, como el endecasílabo, el dodecasílabo y el alejandrino; la implementación de un ritmo musical aplicado a los versos; y la utilización de un lenguaje cargado de palabras cultas, de metáforas y diversos recursos estilísticos. Entre otros aspectos cabe destacar el empleo de objetos que aportan elegancia y la integración del sensualismo presente en dichos poemas.

El impulsor y autor más relevante del Modernismo fue el nicaragüense Rubén Darío cuyas obras se caracterizaban por el exaltamiento estético que trasmitían. Obtuvo gran éxito con sus escritos Azul y Prosas profanas.

En la Península destacaron los hermanos Machado y Juan Ramón Jiménez. Por un lado Manuel Machado con su obra
Alma, y por otro su hermano Antonio con Soledades y Campos de Castilla.
Ambos presentaron sus poesías con una originalidad modernista propia. Pero el español más representativo del Modernismo fue Juan Ramón Jiménez. En su poesía solo le interesa la impresión que produce buscando la emoción lírica y el ansia de la belleza. Estos aspectos los refleja en sus obras Diario de un poeta recién casado, Eternidades y Piedra de Cielo.

Por otro lado concorde con la época tiene lugar la Generación del 98, un grupo de escritores, ensayistas y poetas españoles que se vieron afectados por la crisis moral, política y social de España por la derrota militar contra los EEUU. Entre los escritores  destacan Pío Baroja, Miguel de Unamuno, José Martínez Ruiz (Azorín), Ramón María del Valle Inclán y Antonio Machado.

Así pues para representar esta preocupación usan el paisaje de Castilla para recrear la España a principios del Siglo XIX volviendo atraer los valores de España, para así poder resolver los problemas del presente. Los temas principales están relacionados con los problemas de España eran la vida y la muerte, el paso del tiempo, el sentido de la vida y  la religión. Estos temas se encuentran en casi todos los géneros: la lírica de Antonio Machado, la novela de Pío Baroja, el Teatro de Valle-Inclán y en el ensayo de Ganivet.  Estos autores estilísticamente se caracterizaban por tener un lenguaje sencillo y un vocabulario apropiado dentro de sus escritos.


Entre las obras de cada escritor destacan Castilla y La voluntad de Azorín, La lucha por la vida, Las ciudades, El árbol de la ciencia y Zalacaín el aventurero de Baroja; La niebla y San Manuel bueno, mártir de Unamuno; y los poemas de Antonio Machado Campos de Castilla.

El sí de las niñas es la obra más popular que escribíó Leandro Fernández de Moratín. Este escrito es considerado como el máximo exponente del teatro neoclásico español del S. XVIII.

La obra de Moratín tiene una finalidad educativa que trata de reformar las costumbre a partir de la verdad del bien, frente a las conductas equivocadas que defienden las ideas tradicionales.

En esta obra se reflexiona principalmente sobre el casamiento desigual que existe entre las muchachas jóvenes y los señores de mayor edad. Por decirlo de otra manera, Moratín hace una crítica a la imposición que tienen los padres sobre sus hijos en este tipo de ceremonias.

La trama que se desarrolla en este escrito es apoyada a partir de la utilización de personajes realistas, propios de una sociedad moderada y burguesa, los cuales presentan la vida cotidiana de dicha época.


Este movimiento literario aparece en la segunda mitad del Siglo XIX, como consecuencia de las circunstancias sociales de la época: la consolidación de la burguésía como clase dominante, la industrialización, el crecimiento urbano y la aparición del proletariado.

Las carácterísticas básicas del Realismo literario son:

Eliminación de todo aspecto subjetivo, hechos fantásticos o sentimientos que se alejen de lo real.

Análisis riguroso de la realidad. El escritor nos ofrece un retrato riguroso de lo que observa.

Los problemas de la existencia humana, componen el tema fundamental de la novela realista; ésa es la consecuencia del sumo interés por la descripción del carácter, temperamento y conducta de los personajes.

Surge un tipo de novela en la que se analizan minuciosamente las motivaciones de los personajes y las costumbres.

El novelista denuncia los defectos y males que afectan a la sociedad y ofrece al lector soluciones para detenerlos. Cada autor, según sus ideas, muestra lo que para él es un mal de la sociedad.

Nos encontramos ante un término excesivamente amplio para estudiar”Realismo”, ya que observamos “pinceladas” del mismo tanto en pintura, arquitectura, etc como en filosofía o literatura, sin embargo nos centraremos en un aspecto únicamente, el literario, principalmente en lo referente al drama (teatro) basándonos en dos figuras encuadradas dentro del llamado Realismo psicológico, el sueco Strindberg y el noruego Ibsen, prestando especial atención a las dos obras correspondientes a los módulos de representación teatral: “La señorita Julia”(Strindberg) y “Hedda Gabler”(Ibsen).

Para empezar, daremos una definición general del concepto “Realismo” en cuanto a literatura se refiere:”Este movimiento literario aparece en la segunda mitad del Siglo XIX, como consecuencia de las circunstancias sociales de la época, la consolidación de la burguésía como clase dominante, la industrialización, el crecimiento urbano y la aparición del proletariado”. En este punto cabe resaltar la importancia que tiene el contexto histórico para que se produzca una nueva corriente literaria, normalmente un movimiento surge como rechazo, protesta o denuncia hacia una sociedad corrupta, o hacia otro movimiento, en este caso, el Romanticismo que apoya la subjetividad como medio de expresión, mientras que el Realismo lo que propugna es la ruptura con esas “fantasías” y esos hechos inverosímiles y sustituirlos por una visión fidedigna de la realidad, centrándose en personajes de “carne y hueso” no en héroes imaginarios como el Romanticismo. En definitiva que el Realismo propone un análisis riguroso de la realidad y la sociedad denunciando sus problemas. Otro aspecto a destacar es el profundo estudio que se realiza de los personajes (lo observaremos en el posterior análisis de “Hedda Gabler” y “La señorita Julia”) sobre todo desde el punto de vista psicológico, por ello ha derivado del “Realismo” el llamado “Realismo Psicológico” en el cual encontramos figuras como: el irlandés Shaw(1856-1950), el ruso Stanislavsky(1863-1938), el noruego Ibsen y el sueco Strindberg(1849-1912).

El sí de las niñas es la obra más popular que escribíó Leandro Fernández de Moratín. Este escrito es considerado como el máximo exponente del teatro neoclásico español del S. XVIII.

La obra de Moratín tiene una finalidad educativa que trata de reformar las costumbre a partir de la verdad del bien, frente a las conductas equivocadas que defienden las ideas tradicionales.

En esta obra se reflexiona principalmente sobre el casamiento desigual que existe entre las muchachas jóvenes y los señores de mayor edad. Por decirlo de otra manera, Moratín hace una crítica a la imposición que tienen los padres sobre sus hijos en este tipo de ceremonias.

La trama que se desarrolla en este escrito es apoyada a partir de la utilización de personajes realistas, propios de una sociedad moderada y burguesa, los cuales presentan la vida cotidiana de dicha época.

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