PERSONAJES
Caracterización:
Azarías: es un señor pobre de unos 60 años, totalmente ignorante, que lo único que hace en el cortijo es abonar unos geranios, criar pájaros, y lo que el llama correr el cárabo, para espantarlo y que no se acerque al cortijo, al principio parecía un personaje plano sin sentimientos, pero con la muerte de la milana, y su posterior venganza, se demuestra que si los tenia.
Régula: otra señora también pobre, la encargada de toda la limpieza y cocina del cortijo.
Iván: el señorito, es rico y dueño del cortijo, y un apasionado cazador, capaz de todo por una cacería, y demostró ser despiadado ante su afán de llevar a Paco a una cacería o al matar la grajilla del Azarías.
Paco, es llamado el Bajo, es una persona pobre, pero experto secretario de caza por lo que era apreciado por Iván hasta que se cayó y se rompíó una pierna.
Nieves, es otra chica adolescente, pobre también, que es sirviente en el cortijo, y al final de la obra sufre un pequeño acoso por parte de Iván.
Estos son los personajes mas dignos de mención, aunque aparecen otros como el Ministro, el Quirce, el médico, la Niña Chica, Pedro el Périto, y otros.
Clasificaciones
Los principales en la historia, son Iván, Azarías, Paco el Bajo y la Régula, el resto de los mencionados son secundarios.
En cuanto a rango o nivel cultural, de alto nivel aparecen Iván, el Ministro y un francés, y el resto de invitados a las cacerías de Iván que a su vez son los opresores, de buena situación social, y los de bajo nivel son el resto de personajes, que son los oprimidos, exceptuando a Pedro el Périto, cuya posición social no esta bien definida, por lo que se le podría considerar intermedio.
En cuanto a otros rasgos, muchos de los personajes son arquetipos clásicos, como la sirvienta, el señor, o la criada, pero la mayoría de ellos poseen y expresan sus sentimientos, por lo que se les podría considerar personajes redondos.
A los personajes principales, los podemos conocer y ver sus rasgos principalmente por como actúan y por lo que dicen y la forma de decirlo, auque en ocasiones también se pueden referir a ellos por terceras personas, hablando unos de los otros, por lo que este método también es valido en esta obra para conocer a los personajes.
ESPACIO Y TIEMPO
Espacio
La localización geográfica del lugar en el que transcurre la acción es imposible ante la falta de datos, pero según se puede deducir, el cortijo estaría situado en una zona bastante próxima a Madrid, como pudiera ser Toledo o Guadalajara, o incluso en
Extremadura.
Los espacios tienen una carácterística común en esta obra, todos son rurales: los patios del cortijo, los montes, las arboledas y el interior de la Casa Grande. De estos espacios la enorme mayoría son exteriores, por los patios y los campos de los alrededores, aunque existe una pequeña parte de ellos que se desarrollan en el interior de la casa. Esto no influye directamente en los personajes, a mi modo de ver, aunque tiene que ver que toda su vida hayan vivido en ese lugar para conocer su bajo nivel cultural y social.
Tiempo
El tiempo histórico de la obra también nos es desconocido, ya que no se dan demasiados datos para ello auque se puede hacer un cálculo aproximado, entre finales de los 70 y principios de los 80. La duración de la obra también es algo difusa, haciéndose difícil su cálculo, aunque muy a grandes rasgos se podría decir que entre 3 semanas y un mes o quizás algo mas.
La obra esta contada desde dos perspectivas: en los primeros capítulos se usa una perspectiva en pasado, y mas adelante se pasa a el presente, y no es una narración lineal, ya que se producen varios cambios en el tiempo: vueltas al pasado y avances al futuro, lo que da apariencia no lineal.
ESTRUCTURA Y COMPOSICIÓN
La historia esta dividida en 6 capítulos, que el autor llama libros, en los primeros propiamente no se cuenta ninguna historia, mas bien es un intento de descripción de la forma de ser de varios personajes, aunque contada en forma de narración. Es a partir de el tercer libro donde la historia se transforma casi completamente en una narración. Los capítulos son: Azarías, Paco el Bajo, La Milana, El secretario, El accidente y El crimen.
Las unidades están conectadas mas o menos lógicamente, aunque por los cambios de tiempo ( flashback) producidos, admitiría otro orden sin alterar para nada el desarrollo de la historia.
Los momentos de mayor tensión se producen principalmente en la segunda parte del libro, ya que la primera es fundamentalmente narrativa, y son principalmente antes del accidente de Paco, el señorito intenta un tímido acoso a Nieves y cuando Iván mata a la milana del Azarías, y cuando este asesina lo asesina, aunque de todas maneras la obra no goza de un ritmo de acción grande, la verdad es que es bastante lento.
El resto de momentos son de bastante distensión, describiendo sucesos y personas sin variar el ritmo de la obra.
Técnicas significativas en la novela son:
La existencia de un narrador omnisciente que se “desdobla” en un narrador subjetivo y otro objetivo. El narrador objetivo refiere hechos y transmite acciones, entre ellas la muerte del señorito Iván, mientras que el narrador subjetivo, además de contar, juzga y valora la historia, pero sin emplear la primera persona, que delataría al propio Delibes, sino que es incluso más omnisciente que el objetivo: conoce los pensamientos de Régula sobre su hermano, las alucinaciones de Azarías, la fatiga de Paco tras una jornada de caza…, es el encargado de poner de manifiesto la denuncia social. Otra de las funciones de este narrador subjetivo es medir el tiempo, y existe cierta tendencia a que utilice un estilo más literario que el narrador objetivo, aunque en ambos predomina un registro coloquial. Este narrador omnisciente es uno de los grandes hallazgos de la novela, pues aparenta un testigo de los hechos, próximo a los inocentes, que logra impregnar el texto de una natural compasión por los mismos.
A ambos narradores habría que añadir la voz directa de los personajes, que comparten ese registro oral y coloquial.
Reproducción de los diálogos prescindiendo de las reglas ortográficas tradicionales
En el estilo indirecto desaparecen guiones y comillas y es el narrador quien introduce los diálogos de los personajes a través de verbos dicendi o mediante la presentación de una acción del personaje al que se le concede la palabra (..Y el Azarías le sonreía,/no estuviste cobarde, milana,/le decía). El empleo de la conjunción “que” como introductora no existe prácticamente en el relato. Es habitual también la supresión de verbos dicendi y de signos ortográficos (estilo directo libre), lo que provoca una impresión de viveza y cercanía al lector: “y la Régula,/¿el señorito/y el Azarías,/dice que ya estoy viejo”.
Los parlamentos se separan por comas, solo utiliza la mayúscula para nombres propios y distingue los parlamentos mediante un cambio de línea y una sangría, a la par que mantiene el discurso del narrador en el margen izquierdo.
La enumeración iterativa:
Para provocar un efecto de afectividad en el lector.
El polisíndeton y la yuxtaposición:
Producen una impresión de agilidad en la narración.
La ausencia de puntos:
Solo existen seis, uno al final de cada libro. Responde a un afán experimentalista.
La brevedad de los parlamentos:
Resultado de la plasmación del estilo coloquial.
En cuanto al habla popular decimos que es un registro que no solo emplean todos los personajes para relacionarse entre sí (Iván en sus diálogos con Paco, la Régula, Azarías. …) sino que también es la marca más significativa de la narración, unida a un lenguaje preciso que deja traslucir el mundo rural en el que sucede la acción. El narrador reúne a la vez las carácterísticas del narrador oral, en su proximidad al lector, y del narrador literario, en el lirismo o dramatismo de determinadas situaciones. Recursos propios de la oralidad son la yuxtaposición, el polisíndeton, la comparación mediante símiles de claro matiz popular, la onomatopeya, la enumeración, el uso de pronombres pleonásticos (¿de dónde te vienes?), el hipérbaton, la elipsis y los vocativos (milana bonita), y el resultado último de los mismos es que la obra parece que está contada oralmente.
Dentro de ese registro coloquial, destaca la extremada precisión de un léxico relacionado con la caza, con la naturaleza y con el entorno rural humano: “secretario, ojeo, templar, tamujo, jaral, pitorras, azulones, rabilargos, tabuco, corralada,…”, lo que da al texto una cualidad añadida de yacimiento dialectológico. El léxico y la fraseología rurales se organizan en una sintaxis fundada en la adición ininterrumpida de unidades de sentido que contribuye al efecto de oralidad.
La obra plantea como tema principal la situación de injusticia social que sufren unos sirvientes por parte de sus señores. Los primeros son unos humildes y pobres campesinos, inocentes y humillados, que acatan con total sumisión los abusos de la clase caciquil. Éstos, los dueños de la tierra, los señores (representados por el señorito de La Jara y, sobre todo, por el señorito Iván), aprovechándose de la incultura generalizada de las clases bajas y un sistema socioeconómico basado en el latifundismo, ejercen de modo aberrante un caciquismo extremo, explotador y egoísta.
El libro muestra la miserable vida de esos “inocentes”, que son Azarías, Paco el Bajo y los suyos. Son degradados día a día por los opresores que los someten y carecen de todo: no poseen la propiedad de la tierra ni de la casa donde habitan. Los sirvientes aceptan la caridad de sus amos (la limosna de la señora Marquesa, o de Iván tras cada cacería) y se sienten orgullosos de ser objeto de sus preferencias (caso de Paco, como secretario de Iván cuando caza). Lo curioso es que la conciencia de propiedad y vasallaje, residuo de un antiguo y atroz feudalismo, es asumida con toda naturalidad por los personajes. Así, frente a la arrogancia, la chulería y el egoísmo del señorito Iván, que sólo tiene interés por la caza y su propia satisfacción, los trabajadores del cortijo le ofrecen una lealtad sin límites y una obediencia ciega. La sumisión de los humildes parece favorecida por la estructura cerrada del latifundio, poco permeable a las influencias exteriores, y por la ignorancia en que, conscientemente, se mantiene a los humildes.
Ante la perpetuación de la injusticia, la rebelión trágica se abre paso como reacción inevitable. Pero no se trata de una rebelión «política», sino de una venganza individual. Un retrasado mental comete un crimen, por algo que a él le han hecho y que le afecta a él solo. El Azarías llega al crimen sólo porque una pasión (la cinegética) ha chocado con otra pasión (su amor por la milana). Pero al lector este crimen se le aparece como un acto de «justicia natural» que posee, dos carácterísticas: estar exento de culpabilidad -porque lo comete un retrasado mental-, y constituir un resarcimiento de todos los humildes por las injusticias y oprobios sufridos.