Estructura de las rimas


TEMAS Y ESTRUCTURAS


Las Rimas son setenta y seis poemas breves, de los que solo se publicaron 15 durante la vida del autor. Sus amigos publicaron  la primera edición en 1871 y las organizaron en cuatro grupos:


Primer grupo: Rimas I a XI en las que el poeta reflexiona sobre la propia poesía y el proceso creativo



Segundo grupo: Rimas XII a XXIX en las que el tema fundamental es el amor y sus efectos sobre el alma



Tercer grupo: Rimas XXX a LI en las que aborda temas como la decepción y el desengaño amoroso



Cuarto grupo: Rimas LII a LXXVI en las que Bécquer reflexiona sobre la soledad y la muerte



En Las Rimas encontramos cuatro temas distintos, uno en cada grupo



La poesía: rimas I a XI. Las ideas de Bécquer sobre la poesía son innovadoras y, en cierta manera, precursoras de movimientos poéticos posteriores como el Simbolismo. El poeta reflexiona sobre diferentes aspectos que tienen que ver con su consideración de la poesía y del proceso  creativo.


Lucha entre las ideas, los sentimientos y su expresión: el poeta es consciente de la dificultad de encontrar las palabras necesarias que transmitan lo que siente; es decir. Se da cuenta de la insuficiencia del lenguaje humano para aprehender la emoción y la belleza. La poesía se siente como algo inefable y misterioso, de ahí que el poeta recurra a lo que el lenguaje tiene de sugerente, de simbólico: lo inmaterial solo se puede expresar a través de lo etéreo o incorpóreo.


El sentimiento poético y el amoroso son equiparables: el ideal de poesía y el del amor se funden y confunden  en la mujer ideal. El amor es causa y efecto de la poesía.


La poesía existe: proclama la pervivencia de la poesía aunque no existieran poetas; está en el mundo de o natural sensible, en los misterios de la vida, del destino del hombre,  del universo en el sentimiento y especialmente en la mujer  y en el amor.


La dificultad de la creación poética se trata de la rima
VII donde habla de la situación del genio que aguarda un motivo que lo despierte.


El amor y la mujer ideal: rimas XII a XXIX. El tema central es el amor. El tono es optimista y el poeta alcanza en ellas la plenitud sentimental. La mayor parte de estos poemas se dirige a un “tú” que designa al ser amado. Llama la atención, sin embargo, que esa segunda persona no tenga como referente a ninguna mujer identificable. Los aspectos temáticos que presentan estas rimas son los siguientes:


El amor como ideal inalcanzable visto como una aspiración más que como una realidad. En esa concepción neoplatónica, la mujer que lo encarna es incorpórea e intangible; un imposible. Incluso cuando se canta  la uníón amorosa entre el yo del poeta y el tú de la amada, no se pierde de vista el idealismo. Ese contacto no es el de dos personas físicas: es la fusión de dos almas.


El autor dedica varias rimas a ensalzar la belleza de la amada, las cualidades de su hermosura solo pueden ser comparadas con la hermosura que se observa en la naturaleza. Son poemas galantes, admirativos, de suma delicadeza.


El dolor del amor: rimas XXX a LI. Esta serie gira en torno al desamor. Frente a los tonos evanescentes de los poemas anteriores, se aprecia una mayor concreción. Bécquer pasa de exponer una concepción idealizada del amor a constatar el fracaso de la vivencia amorosa, con sus secuelas de desengaño, sufrimiento, despecho. A las imágenes enaltecedoras, suceden expresiones descendentes. En ocasiones muestra su dolor mediante el sarcasmo. El sentir pesimista se manifiesta de diversas formas:


La consideración de la mujer amada experimenta una total transformación. La acusa de inconstancia  también al contraponer su promesa de ayer a su desapego de hoy. La tacha de hipócrita y de tener dos caras.


El desamor mismo se constituye en eje temático central  de esta serie



Bécquer indaga en las causas de la ruptura. Acusa la infidelidad de ella con amargura. Al dolor que le produce la traición, se suma la necesidad de guardar las formas ya que se sabe que no la conmoverá con su angustia. Achaca al orgullo de ambos que ella no haya sido capaz de pedir perdón, o él de perdonar, y se lamenta. Esa falta de comunicación asoma en varias de las rimas. Presenta la razón del desamor aún desde otro ángulo: la incompatibilidad de caracteres entre el tú y el yo. La antítesis  de imágenes que califican a ella y él subraya plásticamente la imposibilidad de una relación. Cuando se desmorona el mundo ideal solo le quedan la soledad y la desesperación, que son puestas de relieve con tonos de amargura y sarcasmo.


La desolación y la muerte: rimas LII a LXXVI. Bécquer prosigue en esta cuarta serie su camino hacia  la desolación más absoluta. En este tránsito, se encuentran  todavía amargas referencias al amor que fue. Lo novedoso es que el desengaño ya no es solo una frustrada experiencia afectiva, sino que se extiende a la existencia misma a la que no encuentra sentido. Aunque tal vez lo más dramático sea la conciencia del desamparo, de radical soledad, que incluso proyecta más allá de la muerte.


Vuelve la suposición de que ella sufre por el desamor e insiste en el dolor de los recuerdos,  que le acosan



En otras ocasiones afloran en sus planteamientos enfoques diferentes: por ejemplo, la evocación del amor perdido se torna melancolía en algunas rimas.


En otras el escepticismo pasa a primer plano. El poeta expone una concepción del sentimiento liviana, que excluye toda intención de compromiso duradero.


La desesperación asoma en una de las primeras rimas de este grupo, quiere no pensar, perder la memoria de lo vivido, no sufrir. Invoca a la naturaleza para que lo destruya, ya no destaca por su belleza sensorial, sino por su turbulento estado.


Abundan los poemas en los que da fe de su existencia angustiada, realiza un  breve esbozo autobiográfico en el que su pasado solo encuentra sufrimiento y el porvenir 1que lo aguarda es una tumba.


Bécquer se siente abrumado por la soledad. Se imagina muerto. Ignorado de todos, sin que nadie lo llore o lo recuerde. El tema de la muerte se hace más obsesivo, aunque en ocasiones la desea como una liberación de todos los pesares.  En otros poemas manifiesta un angustiado terror a lo que esta lleva consigo: soledad y desaparición de la memoria individual y colectiva (miedo al olvido).



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