Durante el siglo XVIII, se afianzo en Europa la Ilustración, cuyo principio fundamental es la defensa de la razón como fuente de conocimiento. En un principio no tuvo la misma acogida en España que en otros países. Además surge una nueva forma de gobierno, el Despotismo ilustrado, cuyo lema era: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Se crearon nuevas escuelas; se protegió el desarrollo de las ciencias; se redujo el poder de la nobleza; se fomento la agricultura, el comercio y la industria; y aumento la difusión de la prensa. Nacen la Biblioteca Nacional, la RAE y el Museo del Prado. El siglo XVIII es la época del Neoclasicismo, pero además se producen diversos fenómenos literarios: postbarroquismo, se reducía a un arte extravagante y sin contenido; neoclasicismo, los autores se someten a la autoridad preceptista, dificultando la expresión de sentimientos sinceros en la literatura; la ilustración y la critica racionalista, se instauraron los conceptos de igualdad, independencia intelectual y critica libre; y por ultimo, el prerromanticismo, los conceptos de fraternidad y humanitarismo favorecieron la idea de que el progreso y la civilización corrompen al hombre.
La prosa del siglo XVIII procede de las tendencias barrocas, especialmente en el género narrativo. La novela picaresca llega a su fin con “Vida de Don Diego Torres y Villarroel”. Sus máximos representantes son: Feijoo, Cadalso y Jovellanos.
Las obras de Feijoo fueron polémicas, pero gozaban de un enorme prestigio y la protección real. Su obra mas importante esta recogida en los ochos volúmenes del “Teatro critico universal”. Su estilo es sencillo y natural, pues su intención es más científica y docente que estética.
La obra mas importante de Cadalso son las “Cartas Marruecas”. Cadalso presenta un amplio panorama del país, justificando el fracaso de España en la ruina provocada por las continuas guerras, el carácter perezoso de sus ciudadanos, el retaso científico y las malas costumbres. A pesar de observarse cierto escepticismo, Cadalso confía en el hombre y en el progreso. Por ello cree que se debe seguir el ejemplo de las naciones mas avanzadas.
Jovellanos represento mejor que nadie la síntesis de las corrientes de pensamiento de la época. Fue un observador de la realidad española, dedico su vida a resolver de un modo práctico los problemas del momento. Su obra mas importante es: “Informe sobre la Ley agraria”. En sus obras prima la intención didáctica.
La poesía del siglo XVIII es una continuación de la barroca. Mas tarde triunfo el arte neoclásico que seguirá la poesía estética de Luzán, imponiendo un modelo de poesía basado en la razón y el buen gusto. Será una poesía equilibrada que evitara la confesión sentimental.
La confluencia entre el pensamiento del momento y la literatura, el didactismo y la crítica, se percibe en un género muy característico, es decir, la fabula. Destacan entre sus cultivadores Samaniego y Tomas de Iriarte. Samaniego fue un admirador de los autores clásicos del genero, por eso escribió las “Fabulas morales”. La ironía y el tono prosaico son los rasgos dominantes en estos textos. Las “Fabulas literarias” de Tomas de Iriarte presentan mayor variedad métrica y recogen en sus moralejas las preocupaciones estéticas de la época.
Meléndez represento la síntesis de las dos corrientes poéticas de la época: la poesía anacreóntica y la poesía filosófica y social. La poesía anacreóntica esta constituida por composiciones de tema amoroso en ambientes Pastoriles, en los que se exalta a la mujer y a los placeres de la vida. Es una poesía alegre y sentimental, en la que la naturaleza se rige en protagonismo. La “Epístola de Jovino a sus amigos de Salamanca”, llevaron a Meléndez a desarrollar una poesía filosófica y moral. Los temas pasan a ser la agricultura, la educación, etc.
Al inicio de la segunda mitad del sigo XVIII, la escuela poética salmantina ya había comenzado su labor creativa. El género mas cultivado por los poetas fue la poesía anacreóntica. Los autores más destacados son: Nicasio Álvarez y Manuel José Quintana.
A finales del siglo se funda en Sevilla “La academia de las letras humanas”, cuyo fin era restaurar la tradición de la poesía sevillana de Fernando de herrera.
Durante la primera mitad de siglo, el teatro mantiene las formas del siglo anterior, acentuándose los rasgos barrocos del leguaje y buscando ante todo el efectismo escenografito. Posteriormente cambiaron las tendencias, poniendo la mirada en el teatro clásico francés. La obra tenia que servir para propagar las ideas reformistas y educar a los espectadores. Algunas normas que debían cumplir las obras eran: respetar la regla de las tres unidades, ofrecer un argumento verosímil, mantener el decoro en los personajes, atenerse a un género y no mezclar tragedia y comedia. Dentro de los géneros cultivados, en la tragedia destacan Moratín y Vicente García de la Huerta, autor de la “Raquel”. La producción teatral de Moratín se compone exclusivamente de comedias, pues creía que era el mejore genero con el que mejor se podían representar las costumbres nacionales, los vicios, etc. Sus obras tienen una clara intención didáctica y moral, y repoden plenamente al código neoclásico. Los temas que desarrolla son dos: la libertad de elección en el matrimonio y la igualdad de los cónyuges. Algunas de sus obras mas importantes son: “El viejo y la niña”, “El si de las niñas”, etc.
Ramón de la Cruz representa la línea tradicional en el teatro del siglo XVIII. Sus sainetes recogen el costumbrismo y el sabor popular del Madrid de la época. El sainete guarda estrecha relación con el entremés del teatro tradicional. Se representaba entre acto y acto de las grandes tragedias y de obras mayores. Los sainetes de Ramón son obras dotadas de gran dinamismo, con frecuentes cambios de escena e introducción de canciones y danzas. En cuanto a las formas estrofitas, predominan el romance. Algunas de sus obras mas importantes son: “La casa de Tócame Roque”, “Manolo”, etc.